La autoestima es el valor personal que se tiene uno mismo. Por lo general, tiene que ver con lo que racionalmente pensamos de nuestra persona, pero también tiene que ver con aquello que no es muy consiente pero que repercute en esa valoración.
La autoestima no es algo rígido e inflexible, se transforma y se fortalece o debilita con las diversas experiencias. En la etapa de la edad escolar, niñas y niños se ven fuertemente influenciados por todo lo que les rodea y su autoestima se encuentra en proceso de formación y consolidación.
Por ello es importante que la autoestima se fortalezca para percibirla como la capacidad de conocernos, aceptarnos, valorarnos y amarnos. Ello significa que todos tenemos el derecho de estar sanos, ser felices y vivir bien. Significa también que tenemos la capacidad, la habilidad y el poder para lograrlo.
La valoración que niñas y niños tienen de su persona está directamente relacionada con todo aquello de lo que se sienten dignos y merecedores. También tiene estrecha relación con el reconocimiento de sus posibilidades y limitaciones.
Promover entre las niñas y niños una posición digna frente al respeto de sus derechos fortalece su autoestima; los coloca también como personas que reconocen no sólo sus derechos, sino también los derechos de los demás, y los hace partícipes activos de los que sucede en su entorno familiar, educativo y comunitario. De esta manera contarán con herramientas para expresar sus opiniones, acuerdos y desacuerdos en condiciones apropiadas para ello.
Para que niñas y niños puedan saberse con derechos es necesario que se promuevan tres procesos básicos:
- Descubrir que son personas con derechos. La mayoría de los niños y niñas deben saber que son sujetos de derecho, al igual que las personas adultas, por el simple hecho de existir. El que los niños tomen conciencia de esto es responsabilidad de los adultos en la familia, en la escuela y en la comunidad. Es importante subrayar que también sus hermanos, padres, abuelos, tienen derechos al igual que ellos.
- Reconocer socialmente esos derechos para sí y para los demás. El fortalecimiento de un respaldo legal para el respeto de los Derechos de niños niñas permite que socialmente se reconozca que tanto niñas y niños, como todas las demás personas, cuentan con derechos y que por lo tanto todos somos sujetos de derecho y garantes de los derechos de los demás en cuanto al trato que damos y recibimos.
- Respetarlos y cumplirlos. El respeto de los derechos de niñas y niños es responsabilidad del Estado.
Cabe destacar que uno de los aspectos centrales de los Derechos radica en que el ejercicio de los Derechos implica una responsabilidad importante. El que una persona ejerza sus derechos lleva consigo que ésta misma persona respete los derechos de las otras personas. Éste es un principio de convivencia básico que nos habla de que los derechos implican compromisos y reciprocidades.
No se puede entender un derecho sin esta contraparte de convivencia. Sin embargo, el Estado y los adultos con derechos de provisión hacia los niños y niñas y no a la inversa. Es decir, no se vale que niños y niñas pidan limosna o que tengan que trabajar para alimentar a sus padres, menos aún que trabajen en condiciones que dañan su salud, ponen en riesgo su educación o lastimen su dignidad.
Referencias
- Cuadernillo informativo del Instituto Pfizer. Un manual para la acción: Prevención del abuso sexual de Niñas y Niños: Una perspectiva con enfoque de Derechos.