diciembre 20, 2024

Comentarios del libro «Futbol, entre balones y valores»

Ilustración de Cancha de fútbol
Nazaret Estrada
Nazaret Estrada

¿Alguna vez te has preguntado para que sirven los valores? Porque últimamente de lo que se escucha hablar es de los antivalores. Y, unos y otros, ¿qué son? ¿se viven o son pura teoría? ¿se estudian? Todas las preguntas tienen un si como respuesta y si empezamos a contestar la última podemos decir que es la Axiología, rama de la Filosofía, la ciencia que estudia los valores y que nos dice qué son, para qué sirven, si son universales, si son temporales, si cambian y cosas así. La Axiología además ha demostrado que los valores existen y están en todas partes. Incluso en el futbol. Leíste bien fut-bol.

Ilustración de Cancha de fútbol

[/media-credit] ¿Tú, qué piensas del futbol? ¿Qué valores “del futbol” aplicas a tu vida?

Para hablar con más claridad de este tema, habría que ver primero qué es un valor. Un valor según el Diccionario de Filosofía de Nicolas Abbagnano, es todo objeto de nuestra preferencia. Un valor también es una guía, una norma que nos lleva elegir o rechazar algo. Es algo que nosotros escogemos por nuestra propia voluntad. Es algo que se relaciona con nuestras actitudes. Y también, nos guste o no, con nuestro entorno familiar, pues son nuestros padres, quienes con su manera de ser, nos enseñan los valores, aunque ya dependerá de nosotros, años más tarde, que valores queremos aplicar a nuestra vida o cuales queremos seleccionar, buscar o eliminar.

Microcosmos futbolístico: De la obscuridad a la luz

Los antivalores: los reyes del juego

El futbol está inmerso en su microcosmos, pero al mismo tiempo, en un macrocosmos que se base en un montón de valores morales y éticos. La Moral es un conjunto de normas que se transmiten de generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo, son temporales, cambian de sociedad en sociedad y ayudan a la conducta humana La Ética se caracteriza por ser un conjunto de normas, principios y razones que una persona ha establecido para dirigir su propia conducta. Podríamos decir entonces que los valores morales los aprendemos de la familia y la sociedad y que muchas veces son impuestos, en tanto que los valores éticos los elegimos nosotros conforme vamos creciendo y viviendo diferentes experiencias .Los aplicamos a nuestra vida por propia elección. Son internos. Tienen que ver más con nuestra vocación o proyecto de vida.

Luego entonces, el futbol que no puede escapar a la sociedad económica, política y cultural donde se encuentra tiene estos valores en su haber. No obstante, si partimos de que está en una “sociedad enferma de un capitalismo voraz” estos serán los “valores” que tendrá el futbol en su interior. Si queremos comprobar esto basta con que veamos un Mundial de Futbol. Lo que nos llevará a la conclusión que más que un deporte, el futbol es un negocio feroz y destructivo.

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Desde este punto de vista, podemos decir que los “valores” que imperan en el mundo obscuro del fútbol son la competitividad cruel y despiadada, el fraude deportivo, el egoísmo, la indiferencia, la corrupción, la deshonestidad y la riqueza (obtenida como sea). En tanto el futbol se convierte en un espectáculo “moderno” donde el futbolista hace de todo, menos futbol. Y ni hablar de los futbolistas famosos, esos “ídolos de papel” que salen donde quiera. Tienen fama, fortuna, éxito, gloria…Valores máximos de la sociedad actual, pero, ¿cuánto deber “pagar” un futbolista por una vida de este tipo?

En primer lugar, debe pagar con su libertad, pues, así como los antiguos caballeros cumplían fidelidad y lealtad a su rey, este futblosita (con valores o antivalores, famoso o no, pero profesionista) lo tiene que hacer a los directivos y propietarios de los partidos, quienes tienen todos los derechos, en tanto él, todas las obligaciones. “A éstos se le enseña que son un instrumento técnico al servicio del Club y que su independencia tiene condiciones pues, aunque mantienen una relación contractual, guardan una relación de pertenencia con los directivos” [1] No tiene derecho a equivocarse ni a cansarse, en cambio tiene la obligación de ganar siempre. Los empresarios lo compran, lo venden, lo prestan, y él (olvidándose de la Axiología) se deja llevar a cambio de mucho dinero y éxito rotundo. Pero entre más pesos tiene y más fama alcanza más preso está. Está sometido a una disciplina militar y gira alrededor de canchas, entrenamientos, trabajos forzados y soledad. A los 30 años es un anciano.

Los muchos yo de un futbolista común
¿En busca de la felicidad?

Si estuviéramos en la antigua Grecia, seguramente el futbol sería una escuela para el aprendizaje del bien, de la verdad, la belleza y la virtud y si fuera en una época más reciente diríamos que giraría en torno a la solidaridad y el compañerismo que buscan un bien común. Es el bien común lo que hace que todos los integrantes de un equipo se unan y se conviertan en uno. “En el futbol son siempre más importantes que uno y uno sin los otros es ninguno” [2] Y todos estos integrantes, que son a la vez uno, unen sus valores personales que a veces coinciden con los de los demás entre estos se pueden encontrar dos virtudes fundamentales como la fe y la justicias y valores como salud, bondad, paz, equilibrio, compañerismo, honestidad, lealtad y esfuerzo. Y esto es válido tanto en la victoria como en la derrota.

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Pero estos “dones” son muy difíciles de equilibrar, porque si el equipo gana, es premiado y aplaudido, si pierde, es objeto de vituperios, burlas y escarnio. Y como en la “vida real” el futbolista según su “desempeño” puede subir o bajar de nivel, unos podrán crear la fortaleza necesaria para estar “donde les toque” y otros se derrumbarán irremediablemente.

Atrás de cada uno de ellos, como nosotros, hay una historia personal, muchas veces de sacrificio. Otras, “los que están arriba” tendrán que lidiar con la prensa, enfrentarse a los detractores y a los aduladores. Amen de batallar con jugadores, directivos, técnicos y sus propias heridas físicas y emocionales. Enfrentarse a una férrea disciplina, a una dura competividad y en cada partido a sus fantasmas personales y a un sistema de valores que lo orillan y presionan al éxito como lo único importante y válido.

Asimismo, los futbolistas deben aprender a lidiar, con sus miedos y temores. ¿Fácil? Falta todavía decir que un futbolista necesita tener voluntad, pasión, inteligencia y coraje. Elementos que le permitirán autorrealizarse, y con ello, según Aristóteles, ser felices. “Para Aristoteles la felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano adquirido mediante el ejercicio de la virtud (libertad)” [3].

En el inter, el futbolista aprenderá a conocer su cuerpo, a trabajar en equipo, a respetar acuerdos, a pensar en el bienestar común y a fomentar su autoestima. También a conocer sus debilidades y sus habilidades, tanto personales como las de su equipo así como a respetar reglas. Porque las reglas no sólo están en el deporte, sino asimismo, en la vida. Este mundo de valores es válido para niños, adolescentes, jóvenes y adultos amantes del futbol, pues su fin, al practicarlos es lograr una vida más plena, dentro y fuera de la cancha.

Ya habíamos mencionado líneas atrás, que la felicidad se logra cuando, según Aristóteles, uno se autorealiza. Pero, ¿qué es en si la felicidad? “La felicidad es, en consecuencia, el estado emocional que se produce en una persona cuando alcanza una meta·. [3] No obstante, la felicidad no se logra solita, es necesario practicar una serie de valores que conllevara tanto en el juego de pelota como fuera de éste, tales como tenacidad, honestidad, perseverancia, respeto, responsabilidad, compromiso, lealtad, tolerancia, disciplina, cooperación, equilibrio y generosidad. (Algunos de estos valores se pueden ver cada vez que los niños juegan un partido de futbol con todos sus sueños e ilusiones).

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El fútbol es un deporte, es un espectáculo y es una especie de escuela que va enseñando valores éticos y morales a sus alumnos. Aunque también hay muchos antivalores que reinan en el mundo del futbol, los valores no mueren. Están de pie, fuertes, erguidos, esperando ser poseídos y desarrollados por quienes los buscan y los aplican a sus vida. Se ha demostrado que lo que se trata en esta vida es de vivir bien haciendo el bien (como diría Aristóteles). Que es fundamental inyectar los valores no solo en la cancha, (para quienes pertenecen a ese mundo) sino también en la vida. Y esto se logra solamente con nuestras actitudes que son las mejores maestras de nuestros hijos, jóvenes y todos los que nos rodean. Y enseñarles que el futbol es un juego limpio donde impera la cordialidad, la solidaridad, el apoyo mutuo y el respeto. Emilio Butragueño, (España, 1963), considerado un “caballero” por su ejemplar comportamiento y su lealtad, elegido Balón de Bronce en 1986 y 1987 dice que el futbol le enseño el afán de superación. Enrique Borja (ex futbolista, directivo, “ídolo de las masas”, México, 1945) asegura que se puede triunfar sin necesidad de hacer trampa y Enrique Meza (entrenador de futbol y ex futbolista, México, 1948) que el fútbol le ayudó a vivir en orden y a mejorara su vida.

¿Tú, qué piensas del futbol? ¿Qué valores “del futbol” aplicas a tu vida?

Referencias

  • Fernandez Christlieb, Futbol, entre balones y valores De la moral con los pies a las patadas con la cabeza, Editores Urano, México, 2014 p. 50
  • (2)Idem p.86
  • (3)(Fernandez Christlieb, Futbol, entre balones y valores De la moral con los pies a las patadas con la cabeza, Editores Urano, México, 2014, p. 89
  • (4) Ibid. 113

Para saber más

  • Fútbol, entre balones y valores. De la moral con los pies a las patadas con la cabeza
    de Felix Ferandez Christlieb, Editores Urano, México, 2014
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