La productividad no se puede seguir midiendo e incentivando monetariamente, es algo que aún no comprenden las grandes empresas. Para que un negocio sea exitoso y fructífero los índices de productividad deben de mantenerse a raya e incluso superarse. Las estrategias y técnicas que utiliza cada empresa para sobrevivir a la economía mundial deben empezar siempre por darle importancia a su equipo de trabajo.
[media-credit name=»SEA» align=»alignright» width=»410″][/media-credit]Fernando Rosales Collignon, experto en Actitud, nos recomienda estimular determinados valores en los empleados de las empresas que pretenden hacer un verdadero cambio interno para que sea proyectado exteriormente:- Integridad: ser coherentes entre lo que piensa, siente, dice y hace.
- Responsabilidad: actuar y responder de acuerdo a lo que se espera de nosotros.
- Excelencia: hacer las cosas siempre buscando la perfección.
- Actitud: estar motivado para actuar correctamente en todas las situaciones que se presenten.
Una actitud compulsiva puede ser una situación perfecta para ejemplificar que la asociación al término no siempre es positivo, pues una persona adicta al trabajo no siempre resulta ser productiva, al contrario puede traer otras consecuencias psicológicas y de salud, desembocando incluso en depresión.
La baja motivación puede ser el primer síntoma de una enfermedad silenciosa entre cubículos, la motivación es más que un estado de ánimo, es el resultado de saber hacia dónde vas y tomar la decisión diaria para poder caminar hacia ella.
Es momento de pensar en socios y no únicamente en empleados, dejan de ser departamentos para convertirse en equipos; ya no se hacen juntas de alineación poco productivas ahora se integran dinámicas nuevas donde se refuerzan los valores de la empresa y se escucha mutuamente. Todo esto con el fin de conservar el talento humano y tener una productividad alta. Hoy en día difícilmente sobreviven empresas que no desean crecer a la par de sus colaboradores y que poco interés ponen en su opinión.