Tiempo de calidad para tus hijos

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Desarrollo emocional

Hace poco escuchaba una discusión entre un matrimonio con dos hijos, en donde los dos trabajaban y la mujer le reclamaba a su esposo “es que no te pido nada más… sólo que les des tiempo de calidad a tus hijos, no cantidad”.

Como sabemos, esta es una frase que oímos frecuentemente en la calle, en el trabajo y con la familia, pero ¿a qué se refieren con esta frase?, ¿de dónde viene?, ¿por qué ahora se escucha tanto? y ¿tiene realmente relevancia para los hijos?

Desde hace algunos años, el término “tiempo de calidad” se ha utilizado para hacer referencia a las relaciones interpersonales, debido a que la vida acelerada que llevamos actualmente no nos permite pasar grandes cantidades de tiempo con las personas que queremos. Lo mismo ocurre con los hijos, ya que cada día se observa un incremento en el número de hogares en donde ambos padres trabajan durante largas jornadas, lo que ocasiona que los niños pasen mayor tiempo en la escuela, en actividades extraescolares o, incluso, solos, llevando una vida llena de diferentes actividades que reduce el tiempo que pueden convivir en familia. Sin embargo, a pesar de que exista un tiempo para compartir con los niños, se ha observado que, aunque una mamá esté físicamente todo el día con sus hijos, regañándolos o pegándoles y sin darles la atención que necesitan, es menos favorable que cuando una mamá platica con ellos, juega y disfrutan juntos, aunque sea por 3 horas.

Ambas situaciones no sólo tienen riesgos en la seguridad física de los pequeños, sino también en su desarrollo emocional y social; ya que los niños necesitan de los cuidados, atención y cariño de las personas que le son significativas, especialmente de sus padres, para así poder tener seguridad y confianza en sí mismos, lo que les ayudará a enfrentar de una mejor manera los desafíos en su vida adulta.

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Por otra parte, resulta necesario aclarar que también la cantidad adquiere importancia en este proceso de desarrollo infantil, pues no sólo por pasar 20 minutos al día con los hijos es suficiente, ya que la calidad requiere su tiempo y esfuerzo necesarios. Esto tal vez, parece incompatible con la vida moderna, pero para ello existen algunas tácticas que actualmente pueden ayudar a incrementar la cantidad y la calidad del tiempo con los hijos.

De esta forma, los padres pueden ir observando sus actividades diarias y descartar o modificar la cantidad de tiempo para aquellas labores que no son de gran relevancia, de tal forma que se pueda economizar el tiempo y utilizarlo para la convivencia familiar. También, pueden establecerse horarios y actividades específicas en donde se puedan relacionar como, por ejemplo, salir a caminar o al parque el fin de semana o ir a comer todos juntos un día en particular. Sin embargo, es importante que se tomen en cuenta las opiniones de todos y que la comunicación afectiva y verbal pueda favorecerse en estos momentos, ya que de nada serviría tener la cantidad de tiempo que tanto buscamos sin realmente tener calidad en la convivencia.

Finalmente, regresamos a la “calidad”. Y ahora la pregunta sería: ¿cómo construimos esa “calidad de tiempo” con los hijos? En realidad no es algo tan complicado, ya que consiste en no sólo estar presente en el lugar, sino en conectarse con los niños y escuchar sus propias necesidades, sus emociones, sus gustos, las anécdotas del día, etc., pero lo esencial consiste en escucharlos atentamente, con empatía y con aceptación de la otra persona, entendiendo que es un niño y sus intereses pueden ser diferentes a los de un adulto.

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El mejor “tiempo de calidad” será en el que ambas partes, padres e hijos, puedan disfrutar de la espontaneidad, alegría y diversión del momento, logrando con esto construir una relación con los niños más agradable y cercana, lo cual seguramente traerá consecuencias positivas como una mejor y mayor comunicación, un desarrollo personal más sano y también una mayor fortaleza familiar, para así poder enfrentar los desafíos que se presentan en la vida.

Para concluir, existen algunas películas y libros como: “La vida es bella”, “Un sueño posible”, “Más barato por docena”, que pueden mostrar un poco la esencia del concepto; sin embargo, el “tiempo de calidad” se construye a partir de las propias necesidades de cada niño, de cada padre y de cada familia en particular.

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