Cuando se habla de reciclaje generalmente pensamos en los residuos sólidos, sin embargo, este concepto también se puede aplicar a la conservación de otros recursos como el agua, la electricidad e, incluso, los alimentos.
Existe una práctica gastronómica conocida como cocina de aprovechamiento, o trash-cooking, que emplea tanto las sobras de comida, como las partes de los alimentos que normalmente no se utilizan para crear platos exquisitos aprovechando todos los ingredientes a fin de generar cero desperdicios. Unilever te comparte algunas ideas para lograrlo:
- CARNES: utiliza los restos de pollo, carne o pescado para la elaboración de croquetas, canelones o empanadas, y aprovecha las distintas partes de los animales para dar sabor y enriquecer los caldos y sopas. Por ejemplo: croquetas de pollo con espinaca.
- VEGETALES: los restos de verduras, hortalizas y legumbres pueden transformarse en un puré o aprovecharse en ensaladas; también puedes aprovechar todas las partes como las cáscaras de las papas y la piel de la calabaza, así como los tallos de acelgas y hojas verdes. Por ejemplo: puré de coliflor.
- FRUTAS: la fruta a punto de pasarse puede convertirse en múltiples postres como un coctel de frutas, un licuado, una compota, una tarta o una mermelada casera. Procura utilizar la mayor cantidad de la fruta, incluyendo las cáscaras e incluso el centro de la piña. Por ejemplo: tarta de guayaba con crocante de cocoa.
- HUEVOS: cuando los huevos están a punto de caducar, una buena idea consiste en cocerlos y preparar unos huevos rellenos, o picarlos para emplearlos en ensaladas, sopas, cremas de verduras o hacerlos revueltos. Por ejemplo: sopa de huevo con nopales.
- ARROZ & PASTA: si cocinas demasiado arroz o pasta, aparta lo que no vayas a comer (antes de mezclarlo con la salsa o los condimentos) y guárdalo en un recipiente en el congelador. Posteriormente, puedes preparar una ensalada con ellos o combinarlos como guarnición de una carne o pescado. Por ejemplo: salpicón con arroz.
- PAN & GALLETAS: el pan del día anterior se puede convertir en unas tostadas para el puré o la crema, o en un clásico budín de pan duro. En el caso de las galletas sobrantes, se pueden triturar en trozos y utilizarlos como topping de helados o yogures. Por ejemplo: budín de cajeta y frutos rojos.
- QUESO: el queso se puede rallar para utilizar en algunos guisados o para hacer un fondue casero para acompañar con un poco de vino y especias.
- YOGURES: los yogures próximos a caducar se pueden utilizar para comer como postre en una gelatina o paleta helada, o como aderezo para ensaladas. Por ejemplo: gelatina de yogurt con zarzamora.
Recuerda que, para evitar el desperdicio, así como cualquier riesgo a nuestra salud, es fundamental llevar a cabo algunas acciones para garantizar la conservación, seguridad e higiene de los alimentos.
En este sentido, aunque la congelación aumenta la vida útil de muchos productos frescos y sobras, es necesario tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
- No introduzcas alimentos calientes en el congelador, espera hasta que estén a temperatura ambiente.
- Guarda las sobras en recipientes herméticos apropiados.
- Las sobras de comida guardadas en el refrigerador se deben consumir dentro de los dos días siguientes.
- Las sobras congeladas se pueden consumir antes de los tres meses.
- Nunca vuelvas a congelar las sobras descongeladas.
Finalmente, evalúa cuál es la proporción adecuada para cada comida, es preferible moderar las raciones y que, si tienes más hambre, puedas servirte más. Anímate a utilizar tu creatividad y crear deliciosos platillos; visita Recepedia para más ideas.