¿Mamá primeriza? el vínculo afectivo, lo primordial

Ser mamá primeriza plantea ciertas demandas; sin embargo, la recompensa es enorme.
Ser mamá primeriza plantea ciertas demandas; sin embargo, la recompensa es enorme.

Psic. Gabriela Silva* 

Descubrir que tu primer bebé está en camino es motivo de alegría pero también puede ser el origen de ciertos miedos. “No estoy preparada”, “¿cómo le doy el pecho?”, “¿seré una buena madre?” son algunos de los temores más comunes entre las mamás primerizas.

Como futura mamá, lo primero que hay que tener bien claro es que eres totalmente capaz de cuidar a tu hijo y no dejarte llevar por los nervios. Tu bebé te irá indicando, poco a poco sus deseos y, con el tiempo, irás conociendo sus necesidades conforme aprendas a comunicarte con él o ella.

Recuerda que al convertirte en madre,  comienza una nueva etapa de cambios y mucho trabajo. Debes organizarte muy bien para poder relacionarte de la mejor manera con tu bebé. En este sentido, cabe señalar que los primeros meses de un bebé son fundamentales para el desarrollo del pequeño y para el establecimiento del vínculo entre ambos, pues ésta es la base para el desarrollo de su personalidad.

El ser madre primeriza puede causar angustia y miedo, sobre todo porque nunca has vivido la experiencia de tener un bebé. Sin embargo, es necesario guardar la calma y tener paciencia para comprender las señales que el bebé manda a su cuidador. Para entender mejor sus necesidades, debes tener la capacidad de sensibilizarte frente a estas señales que transmite el pequeño. Recuerda que aprender a relacionarse con un recién nacido no es algo espontáneo, más bien, se trata de un proceso.

Durante los primeros meses de vida, tu bebé tiene enormes necesidades de cercanía física, por lo que es necesario que te acerques a él para acariciarlo con suavidad, mirarlo, permitirle que reconozca los olores de tu piel, sostenerlo en los brazos y hablarle. Es muy importante mantener esta cercanía con tu pequeño, pues estuvo dentro de tu cuerpo 9 meses y, al salir, necesita seguir sintiéndote cerca, lo que le genera seguridad y confianza.

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El nacimiento de un ser humano lleva consigo un cúmulo de emociones y, en ocasiones, te sentirás llena de entusiasmo y felicidad o, por el contrario, agotada, agobiada y sin saber qué hacer. Todo esto forma parte del proceso; te estás adaptando a tu nueva condición de madre. No debes sentirte mal por ello. Compartir tus sentimientos con tu pareja o alguien cercano podría reconfortarte. Tu serenidad y plenitud son elementos esenciales para la felicidad de tus hijos.

Procura mantenerte relajada y tranquila, ya que tus emociones influyen enormemente en tu bebé. Si llegarás a presentar  algunos síntomas como tristeza, falta de ilusión, agobio, dificultad a la hora de afrontar tareas, incapacidad de cuidar al pequeño, culpa, insomnio, pérdida del deseo sexual o cambios drásticos de estado de ánimo, es recomendable buscar ayuda psicológica, ya que es algo que podría afectar el vínculo entre tu bebé y tú.

Por otro lado, es importante mencionar que cada bebé que nace es único. Su desarrollo y expresión personal van a tener características y ritmos propios, por lo que en lugar de recurrir a teorías generales sobre los cuidados de los recién nacidos, tendrás que estar atenta a cada necesidad y respuesta de tu bebé. Busca momentos en los que tu pequeño esté tranquilo pero alerta; estos son los momentos ideales para interactuar con él.

Para saber si tu pequeño está tranquilo observa estos aspectos:

  • Tenga una expresión facial suave y relajada.
  • Mantenga sus piernas y brazos relajados (pero no flácidos).
  • Sea capaz de quedarse tranquilo cuando lo tocas, te mira a la cara y escucha tu voz.

Aprende a leer las señales que transmite tu bebé mientras juega e interactúa. Estimúlalo y, en cuanto a los juguetes y las actividades, busca cosas adecuadas para mirar, escuchar y tocar.

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Los padres son las personas más importantes para un bebé; son su principal referente respecto al mundo que lo rodea, y son con quienes establecerá su primera relación, que será su modelo para establecer otras relaciones. Si la vinculación con los padres es satisfactoria y hay un buen apego afectivo, el pequeño crecerá emocionalmente sano.

Al convertirte en madre, tendrás que enfrentarte a nuevas tareas y nuevos roles. La maternidad se va construyendo en la medida en que se pueda ir formando al bebé con las características, los sueños, las historias y los deseos de cada progenitor. Adentrarse en este camino plantea ciertas demandas; sin embargo, la recompensa es enorme.


Psic. Gabriela Silva

Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM).

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Redacción, Plenilunia Sociedad Civil Fundada en el año de 2004, Plenilunia es una Sociedad Civil cuyo objetivo es fomentar el bienestar y la salud integral de la mujer.

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