“Porque las que mueren son pobres y son mujeres”
Dr. Halfdan Mahler, director de la OMS sobre
el por qué siguen ocurriendo muertes maternas.
“Una mujer muere cada media hora tratando de dar a luz”
Informe de Avance sobre los Objetivos de
Desarrollo del Milenio 2005, Afghanistan.
Del medio millón de mujeres que mueren anualmente en el mundo por causas relacionadas con el embarazo, 99% pertenecen a los países en desarrollo. En México, alrededor de cuatro mujeres mueren cada día por estas causas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la muerte materna se define como “La muerte de una mujer durante el embarazo o durante los 42 días siguientes a la terminación de éste, independientemente de la duración y el sitio del embarazo, debida a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo o su atención, pero no por causas accidentales o incidentales”.
Si bien es cierto que existen causas médicas de la muerte materna, cabe destacar que las causas socioeconómicas y culturales son las que verdaderamente inciden en la prevalencia de este fenómeno. Muestra de ello es que, en la mayoría de los países desarrollados, la muerte de las mujeres por las causas antes mencionadas está casi erradicada.
No obstante, en los países menos desarrollados, las políticas de gobierno para reducir este problema mencionan apenas de soslayo las características culturales que impiden su erradicación.
Principales causas médicas de muerte materna :
-Presión alta (32%)
-Hemorragias (26%)
-Complicaciones del aborto (6%)
Otras causas :
-Causas obstétricas directas (19%)
-Infecciones del aparato genito urinario (1%)
-Parto obstruido (0%)
-Complicaciones post parto (7%)
-Causas obstétricas indirectas (9%)
Principales causas socioeconómicas y culturales de la muerte materna :
-Inequidad de género
-Persistentes condiciones sociales de marginación
-Falta de acceso y de calidad de los servicios de salud
La inequidad de género se manifiesta en prácticas tales como :
-El control de la sexualidad femenina por parte de la sociedad por conceptos tales como pureza, honor o virginidad.
-La alta incidencia de desnutrición, anemia y mala salud en general que sufren las mujeres marginadas en nuestros países. Lo anterior, aunado al hecho de que pese a esa condición, se considera que la maternidad es su destino manifiesto con lo que se les presiona para tener “todos los hijos que Dios les mande”, sin importar el riesgo que pueda representar para su salud o, incluso, para su vida.
-La ignorancia de las mujeres sobre su cuerpo, que aumenta su vulnerabilidad durante el embarazo y la crianza de los hijos, y dificulta la toma de decisiones (informada) sobre su cuerpo y su salud.
-Doble o triple jornada. Las mujeres suelen tener bajo su responsabilidad toda la carga del trabajo doméstico y del cuidado de sus hijos y sus mayores, a veces combinado con algún trabajo remunerado fuera de casa. La sobrecarga de trabajo durante el embarazo y el puerperio tiene un impacto negativo en su salud.
-La subordinación de la mujer la coloca en una posición vulnerable hacia la violencia, el abuso y el sexo no seguro, con consecuencias físicas y emocionales, embarazos no deseados y alto riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual, todo lo cual contribuye a incrementar la mortalidad materna.
-La falta de información y dificultades para acceder a métodos confiables y seguros de anticoncepción, así como la práctica de abortos inseguros en países en donde éstos son ilegales, ponen en constante riesgo la vida de las mujeres en edad reproductiva.
-El sexo visto como tabú tiene consecuencias como la falta de madurez para abordar la sexualidad, aumentando el riesgo de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
Pero el enfoque técnico-médico es el que prevalece en el análisis de la mortalidad materna. Este enfoque es limitado porque deja fuera del panorama los Derechos Humanos y con ello se niega la posibilidad de abordar el asunto de fondo y erradicar las causas estructurales de esta desafortunada situación de salud pública.
La mortalidad materna puede evitarse
Su prevención depende de múltiples factores técnicos, médicos y culturales perfectamente alcanzables, tales como:
-Promover una educación sexual con enfoque de género.
-Promover los derechos reproductivos de las mujeres (acceso a métodos anticonceptivos, información sobre salud, servicios y prevención de violencia accesible para adolescentes, y derecho al aborto legal y seguro, entre otros).
-Exigir a nuestros legisladores asignen mayor presupuesto a la salud materno-infantil.
-Traslado efectivo y oportuno de las mujeres al segundo nivel de atención.
-Acceso real de las mujeres a los servicios de emergencia.
-Promover métodos sencillos y prácticas basadas en el seguimiento médico continuo.
-Tener bancos de sangre y personal disponible las 24 horas.
Cierro esta reflexión retomando una cita de Kofi Annan, exsecretario general de la ONU, quien afirma:
No hay ninguna herramienta para el desarrollo más efectiva que el empoderamiento de las mujeres. Ninguna otra política puede elevar mejor la productividad económica o reducir la mortalidad materno-infantil. Ninguna otra política puede mejorar con mayor seguridad la nutrición y promover la salud… Ninguna otra política es tan poderosa para el incremento de oportunidades de educación para la próxima generación. Y me aventuraría a decir que ninguna otra política es más importante para prevenir el conflicto, o para lograr la reconciliación tras el término de un conflicto.