Un estudio en donde participaron 7,771 niños por cuarenta años, encontró las repercusiones de largo plazo en la vida que el bulling -intimidación infantil- tiene. Lo que obliga a reflexionar en la inmediata necesidad de detener cualquier acto de «bulling» con toda firmeza.
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Los efectos sociales de salud, físicos y mentales negativos del acoso infantil son evidentes mas de 40 años después, según una nueva investigación por el Colegio del Rey Londres (King’s College London). El estudio es el primero en examinar los efectos de la intimidación más allá de la edad adulta, y se publica en la revista American Journal of Psychiatry.
Con la información que provienen del Estudio Nacional de Desarrollo Infantil Británico, que incluye datos de todos los niños nacidos en Inglaterra, Escocia y Gales durante una semana en el año de 1958. El estudio que sera publicado en el American Journal of Psychiatry incluye información de 7,771 niños cuyos padres proporcionaron datos sobre la exposición de sus hijos a la intimidación cuando tenían 7 y 11 años de edad . A los niños se les hizo un seguimiento hasta 50 años de edad.
Dr. Ryu Takizawa, co-autor principal del trabajo, del Instituto de Psiquiatría del King College de Londres, explica «Nuestro estudio muestra que los efectos de la intimidación son evidentes casi cuatro décadas más tarde. El impacto de la intimidación es persistente y generalizado con consecuencias que duran hasta bien entrada la edad adulta en la salud, condición social y económica«.
Poco más de una cuarta parte de los niños en el estudio (28%) habían sido intimidados ocasionalmente, y 15% intimidado con frecuencia, lo que son cifras similares a las tasas en el Reino Unido actualmente.
Las personas que fueron intimidados en la infancia eran más propensas a tener una peor salud física, psicológica y en su funcionamiento cognitivo a los 50 años de edad. Las personas que fueron intimidados con frecuencia durante su niñez tenían un mayor riesgo de sufrir depresión, trastornos de ansiedad y pensamientos suicidas.
Quienes fueron intimidados en la niñez también eran más propensos a tener niveles educativos más bajos, los hombres que fueron intimidados tenían más probabilidades de estar desempleados y ganar menos. También se vieron afectados en sus relaciones sociales y bienestar. Las personas que habían sido víctimas de acoso tenían menos probabilidades de estar en una relación, tener un buen apoyo social, y eran más propensos a reportar una menor calidad de vida y la satisfacción con la vida.
La profesora Louise Arsenault, co-autor principal, también del Instituto de Psiquiatría del King agrega «Tenemos que alejarnos de cualquier percepción de que la intimidación es sólo una parte inevitable del crecimiento. Los profesores, padres y responsables políticos deben ser conscientes de que lo que ocurre en el patio de la escuela puede tener repercusiones a largo plazo para los niños. Los programas para detener la intimidación son muy importantes, pero también tenemos que centrar nuestros esfuerzos en la intervención temprana para prevenir posibles problemas que persisten en la adolescencia y en la edad adulta«.
La intimidación se caracteriza por acciones hirientes reiteradas niños de una edad similar, cuando la víctima tiene dificultades para defenderse. El efecto nocivo de la intimidación se mantuvo incluso cuando otros factores, incluyendo coeficiente intelectual infantil, problemas emocionales y de comportamiento, el nivel socioeconómico de los padres y la baja participación de los padres, se tomaron en cuenta.
La profesora Arseneault agrega que «40 años es mucho tiempo, sin duda deben existir experiencias adicionales durante el transcurso de la vida de estos jóvenes que podrá protegerlos contra los efectos de la intimidación, o hacer las cosas peores. Nuestro siguiente paso es investigar ¿cuáles son?«.
Referencias
- Takizawa R, Maughan B, Arseneault L. «Adult health outcomes of childhood bullying victimization: Evidence from a 5-decade longitudinal British cohort», American Journal of Psychiatry