El empoderamiento económico de las mujeres, es una herramienta clave para salir de la pobreza y de la espiral de discriminación y violencia en la que se encuentran inmersas muchas de ellas. Cuando las mujeres alcanzan la autonomía económica no sólo se benefician ellas mismas, sus familias o comunidades, sino el propio Estado y el país entero.
Lo anterior lo señaló Pablo Navarrete Gutiérrez, Coordinador de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de las Mujeres durante su participación en el Seminario Buenas prácticas para prevenir la violencia hacia la mujeres, organizado por el Gobierno del Estado de México.
Ante cerca de tres mil mujeres mexiquenses, el funcionario federal declaró que la falta de autonomía económica de las mujeres es un indicador básico de la desigualdad de género y un factor que perpetua la pobreza, discriminación y violencia en su contra. Por ello, señaló, la urgencia de empoderarlas económicamente mediante la obtención de un ingreso, que les permita no solo mejorar su calidad de vida, fortalecer su autonomía, también sacarlas de la espiral de la violencia en la que se encuentran inmersas.
Señaló que para ello, primeramente se debe reconocer el contexto de relaciones históricas desiguales de poder entre mujeres y hombres, que ha sido un caldo de cultivo para reproducir la vejación a sus derechos. Frente a las causas estructurales que generan la discriminación y violencia, tanto en el ámbito público como privado, el empoderamiento económico de las mujeres, puede constituirse en una palanca de transformación social, en la medida en que les permite romper con la dependencia económica con sus agresores, que por este motivo las mantienen permanentemente bajo el yugo de la violencia y dominación.
Navarrete Gutiérrez concluyó que el empoderamiento económico de las mujeres y terminar con la espiral de violencia en su contra, son los grandes desafíos que enfrenta la democracia mexicana. Es momento de hacer efectivo el derecho de las mujeres a vivir sin discriminación ni violencia.