Alimentación, entorno, estado de salud, medicamentos son muchos los factores que, para bien o para mal, influyen en la composición de la microbiota intestinal. Sobre algunos puede que no tengamos control alguno, pero sobre otros tal vez sí, como es el caso del ejercicio.
Mediante la comparación de la microbiota de 14 maratonistas y 11 esquiadores de fondo con la de 46 personas sedentarias, un equipo de investigadores polacos exploró una posible asociación entre la intensidad del entrenamiento y la composición de la comunidad de bacterias que se aloja en nuestro intestino.
Deporte y la microbiota
De acuerdo con este estudio –recuperado por el Biocodex Microbiota Institute–, la microbiota de los deportistas de alto nivel era globalmente más rica y más diversa, lo cual supondría una mayor capacidad de resistencia a diferentes enfermedades.
Grandes consumidores de verduras y alimentos ricos en almidón –como los cereales, la papa o el plátano–, esta investigación reveló que los deportistas albergan en el tubo digestivo más bacterias implicadas en la degradación de la fibra.
Composición de la microbiota en los deportistas
Otro detalle a considerar en la composición de la microbiota de estos individuos fue la abundancia de las bacterias pertenecientes a la familia Firmicutes y la escasez de Bacteroidetes, relación que se asociaría a un alto consumo de oxígeno, elemento clave para su desempeño.
Igualmente interesante fue el hecho de hallar en la microbiota de los deportistas una sobreproducción de ciertas moléculas que facilitan la degradación de los azúcares y las grasas y que mejoran el rendimiento en los ejercicios de alta intensidad.
¿La microbiota se puede moldear?
La conclusión de los investigadores apunta en el sentido de que el deporte de alto nivel contribuiría a modelar una microbiota de mejor calidad, la cual, a su vez, ayudaría a mejorar el rendimiento deportivo de los atletas.
Rumbo a 2021, los resultados de este estudio podrían ser considerados como evidencia de los beneficios que la adopción de hábitos de vida saludables –como una dieta variada, equilibrada y rica en fibra y el desarrollo de actividad física– podrían traer, en la proporción correspondiente, para la población en general.