La copa menstrual ha ido ganando popularidad entre las mujeres que buscan alternativas a los productos desechables; permite recolectar la sangre y los residuos celulares expulsados desde el útero, a través del cuello uterino durante la menstruación.
Existen diferentes tamaños de copas, dependiendo de la edad de la mujer, las características del suelo pélvico y la cantidad de flujo.
Este dispositivo médico, representa una opción económica y ecológica.
Diversos temas que conciernen a las mujeres se han visibilizado y no es para menos, si tomamos en cuenta que representan el 51.2% de la población de este país donde la violencia y la desigualdad que les afectan, se ha exacerbado durante la contingencia sanitaria por COVID-19.
Sin embargo, otro tema que deberíamos voltear a ver es el referente a la salud e higiene menstrual, ya que son más de 19 millones de mujeres en México las que se encuentran en edad reproductiva, explica Sally Santiago de ProFemme.
Esto refleja que muchas de estas mujeres están menstruando y, por lo tanto, requieren de productos, acceso a agua potable, infraestructura sanitaria, educación e incluso medicamentos para mitigar los dolores menstruales.
Aunado a la carga de prejuicios y tabúes que siguen existiendo alrededor de este tema, actualmente hay cerca de 500 millones de mujeres y niñas en el mundo que enfrentan a algún tipo de limitación para el manejo de su menstruación, expresa Santiago.
Por ello, tras la aprobación de la Ley de Menstruación Digna en Michoacán, a fin de que las estudiantes de escuelas públicas cuenten con productos de gestión menstrual de manera gratuita, resulta necesario abrir las posibilidades a alternativas como la copa menstrual, la cual se produce en México y está elaborada con: TPE (elastómero termoplástico) que es 100% reciclable.
El uso de una copa menstrual puede significar 144 kg menos de desechos al año, que tardan hasta 500 años en degradarse. Con un tiempo de vida de al menos cinco años, el impacto económico que tiene la copa menstrual a mediano plazo, puede representar un ahorro en el gasto de hasta $15,000 pesos en una familia con al menos dos mujeres en edad reproductiva.
En términos de seguridad y confianza, recordemos que en 2017 la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) emitió una alerta sanitaria hacia la copa menstrual.
Para que la copa pueda comercializarse en México, debe contar con el registro sanitario que otorga esta entidad a los fabricantes que cumplan con las normas correspondientes, mismas que garanticen la calidad y seguridad de sus productos.
En este sentido, la copa menstrual ProFemme cuenta con el registro 1066C2019SSA y puede ser consultado por el público vía telefónica o en la página web del organismo. Además, es visible en la publicidad y el empaque del producto y está compuesto por letras y números.
Respecto al tema de acceso a la copa menstrual, este constituye uno de los esfuerzos conjuntos que se deben trabajar desde múltiples frentes en la búsqueda de llegar a un mayor número de mujeres.
Por ello, enfatiza Santiago: “Como fabricantes estamos comprometidos con establecer alianzas estratégicas y participar en políticas públicas que desencadenen en un mayor acceso a la copa menstrual para que sea una opción viable al momento de elegir un método de gestión menstrual.
Por eso también, ofrecemos un precio competitivo que de ninguna manera compromete nuestra calidad y estamos presentes en canales on y offline para que las mujeres puedan tener opciones de compra sencillas sin comprometer su seguridad y salud.”
Es bien sabido que hay un camino por recorrer para garantizar una buena salud e higiene menstrual, las cuales contribuyen al bienestar de mujeres y niñas, y promueven la igualdad de género.
Además de que el acceso a la información, a productos menstruales, a infraestructuras y servicios de agua, saneamiento e higiene, favorece la asistencia escolar de las niñas y fomenta su participación en las actividades escolares y extracurriculares.
Es por eso que buscamos promover estos temas en la agenda pública y construir redes con entidades públicas, privadas y organizaciones de la sociedad civil.
“Queremos apelar al derecho de las mujeres a tomar decisiones informadas sobre su propio cuerpo, esto claro que incluye su sexualidad, pero también a tener una menstruación digna bajo el llamado: Mi cuerpo, mis reglas”, finaliza Sally Santiago.