Se trata de un tema muy “machacado” pero que vale la pena repensar desde lugares distintos, en los que el trabajo de los padres sea desnudar sus propias inhibiciones para lograr ser mejores compañeros en la búsqueda del placer de sus hijos adolescentes. ¿Suena fuerte no? Pero se puede, y es una manera más inteligente de protegerlos.
“El paso de la infancia a la adolescencia está marcado por momentos de ruptura y de desequilibrio. Éstos son en parte reflejo de una organización psíquica anterior, ampliamente determinada desde el nacimiento por factores de orden genético, familiar, escolar, social, así como afectivo”, explica Fernando Chávez Arredondo profesor de tiempo completo de la Universidad Pedagógica Nacional, quien dedica sus investigaciones a la educación sensorial, sexualidad y danzaterapia.
“La crisis del adolescente es más acentuada en nuestra sociedad a causa de las numerosas prohibiciones sociales que se oponen a la satisfacción de sus necesidades. Los cambios que se viven en este momento son muy fuertes, y van desde la evolución de la inteligencia hasta el advenimiento de la madurez genital”.
La sexualidad se habla por todos lados, pero sobre todo es tema de conversación en esta etapa. Lo malo es que muchas veces los padres las reprimen, en lugar de encausarlas hacia la información y el descubrimiento.
Una manera en la que los adolescentes canalizan todas estas nuevas sensaciones es a través del autoerotismo, además de los contactos iniciales con una pareja. En su búsqueda de lo nuevo, experimentan con la vida y con la sexualidad.
Según comenta el investigador, el ingreso a la sexualidad no es fácil para ellos, tendrán gran influencia los hábitos, costumbres y valores familiares y, obviamente, estas pautas generan un grado mayor o menor de libertad sobre todo la primera vez. Si bien es un acto especial tanto en el varón como en la mujer, la cultura lo ha facilitado a ellos y lo ha sancionado en ellas.
“En el mejor de los casos, los adolescentes podrán experimentar con mayor libertad necesidades nunca antes sentidas, como el ser partícipes de un proceso de cambio que no sólo involucra su cuerpo sino sus sensaciones, pensamientos y emociones. Esto si están inmersos en un ambiente libre de prejuicios, pero con la oportunidad de acceder a información objetiva sobre sexo seguro que contemple la parte emocional”, asegura Fernando Chávez.