¿Problemas para conciliar el sueño por la noche?. Un nuevo estudio reveló algunas sorpresas sobre cómo y cuándo nuestros cuerpos nos dicen que duermamos al analizar los patrones de sueño en estudiantes universitarios.
El estudio «La exposición a la luz durante el día es un fuerte predictor de la variación estacional en el sueño y el ritmo circadiano de los estudiantes universitarios» [1] publicado en línea el 7 de diciembre en el Journal of Pineal Research, sugiere que en invierno, algunos estudiantes pueden tener problemas para dormir porque no tienen suficiente exposición a la luz durante el día. No tener suficiente luz puede dificultar conciliar el sueño por la noche.
“Nuestros cuerpos tienen un reloj circadiano natural que nos dice cuándo irnos a dormir por la noche”, explica el autor principal Horacio de la Iglesia, profesor de biología de la Universidad de Washington. «Si no se expone lo suficiente a la luz durante el día cuando sale el sol, eso ‘retrasa’ su reloj y retrasa el inicio del sueño por la noche«.
Midiendo los patrones de sueño de los estudiantes
El estudio usó monitores de muñeca para medir los patrones de sueño y la exposición a la luz de 507 estudiantes universitarios de la Universidad de Washington entre 2015 y 2018. Los datos indicaron que los estudiantes dormían aproximadamente la misma cantidad de horas cada noche, independientemente de la estación. Pero, en los días escolares durante el invierno, los estudiantes se acostaban en promedio 35 minutos más tarde y se despertaban 27 minutos más tarde que en los días escolares de verano. Este hallazgo sorprendió al equipo, ya que Seattle, una ciudad de alta latitud, recibe casi 16 horas de luz solar en el solsticio de verano, con mucha luz nocturna para la vida social y poco más de ocho horas de luz solar en el solsticio de invierno.
“Esperábamos que en el verano los estudiantes se levantaran más tarde debido a toda la luz disponible durante esa temporada”, dijo de la Iglesia.
Algo en el invierno estaba «retrasando» los ciclos circadianos
Con base en los datos del sueño de los estudiantes, los investigadores plantearon la hipótesis de que algo en el invierno estaba «retrasando» los ciclos circadianos de los estudiantes. Todos tenemos un «reloj interior» que nos hace sentir somnolientos o despiertos a determinadas horas. Suele funcionar durante unas 24 horas y 20 minutos, pero a veces puede atrasarse y hacernos sentir más somnolientos en invierno.
Eso es lo que les ocurrió a los estudiantes de la Universidad de Washington, que descubrieron que sus relojes internos funcionaban hasta 40 minutos más tarde de lo normal. Los datos del sueño de los estudiantes de la Universidad de Washington que participarón en el estudio indicarón que sus relojes internos funcionaban hasta 40 minutos más tarde de lo normal.
Una posible explicación al retraso invernal
El equipo determino que la luz afecta a nuestro cuerpo de distintas maneras y es una posible explicación al retraso invernal. Durante el día, la luz nos ayuda a mantenernos despiertos y alerta, y por la noche puede ayudarnos a dormir. Por eso, si hay menos luz durante los meses de invierno, nuestro cuerpo puede no saber cuándo despertarse y cuándo dormirse.
“La luz durante el día, especialmente en la mañana, adelanta su reloj, por lo que se cansan más temprano en la noche, pero la exposición a la luz tarde en el día o temprano en la noche retrasará su reloj, lo que hará que se sienta cansado”. dijo de la Iglesia. «En última instancia, el momento en que te quedas dormido es el resultado del tira y afloja entre estos efectos opuestos de la exposición a la luz en diferentes momentos del día«.
Resultados
De acuerdo a los investigadores los datos deñl estudio demuestran que la exposición a la luz diurna tiene un mayor impacto en las fases circadianas que la exposición a la luz nocturna. Cada hora de luz diurna aumentaba las fases circadianas de los estudiantes en 30 minutos, mientras que cada hora de luz vespertina las retrasaba en un promedio de 15 minutos. Esto incluso cuando la exposición a la luz exterior en días lluviosos o nublados de invierno en Seattle, que sigue siendo significativamente más brillante que la iluminación artificial en interiores.
“Es ese efecto de tira y afloja”, comenta de la Iglesia. «Y lo que encontramos aquí es que, dado que los estudiantes no estaban expuestos lo suficiente a la luz diurna en el invierno, sus relojes circadianos se retrasaron en comparación con el verano«.
Leccciones que podemos aplicar
El estudio nos ofrece algunas lecciones que todos podemos aplicar:
“Muchos de nosotros vivimos en ciudades y pueblos con mucha luz artificial y estilos de vida que nos mantienen en el interior durante el día”, dijo de la Iglesia. “Lo que muestra este estudio es que necesitamos salir, aunque sea por un rato y especialmente por la mañana, para obtener esa exposición a la luz natural. Por la noche, minimice el tiempo frente a la pantalla y la iluminación artificial para ayudarnos a conciliar el sueño”.
En conclusión los resultados del estudio nos proponen que para dormir mejor, debemos intentar tomar el sol durante el día.
Conflictos de interés
Kenneth P. Wright informa apoyo a la investigación/materiales donados: DuPont Nutrition & Biosciences, Grain Processing Corporation y Friesland Campina Innovation Center y ser consultor y/o recibir honorarios personales de Circadian Therapeutics, Inc., Circadian Biotherapies, Inc., Philips , Inc, y el Comando de Material e Investigación Médica del Ejército de Estados Unidos. – Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed, no relacionados con el trabajo presentado[.]
