La bicicleta lleva en uso dos siglos, y constituye un medio de transporte sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud. Este 3 de junio se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), mejorar las condiciones de este tipo de transporte supone beneficios para la salud, para la equidad y para la economía.
Por lo que nos propone fomentar una infraestructura más seguras para caminar y montar en bicicleta. Lo que nos garantizarían, entre otras cosas, la equidad en la salud. De hecho, para las comunidades urbanas más pobres, caminar y andar en bicicleta son medios de transporte más económicos para desplazarse. Asimismo, fomentar este tipo de transporte, puede reducir el riesgo de:
- enfermedades cardíacas
- derrames cerebrales
- ciertos tipos de cáncer
- diabetes
- e incluso la muerte
La bicicleta es un medio de transporte sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud. Puede servir como instrumento para el desarrollo, no solo como medio de transporte, sino también al facilitar el acceso a la educación, la atención de la salud y el deporte.
La relación entre la bicicleta y su usuario fomenta la creatividad y la participación social; asimismo, permite al ciclista conocer de primera mano el entorno local.
Es un símbolo del transporte sostenible y transmite un mensaje positivo para fomentar el consumo y la producción sostenibles.
También ayuda a reducir la contaminación, pues dejamos de emitir bióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero que abona al calentamiento global.
Se estima que en el mundo existen alrededor de mil millones de bicicletas. Según la Encuesta de Origen-Destino en Hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México de 2017, 35.9% de los hogares en esta área tienen bicicletas, pero sólo 2.2% de la población de 6 años y más realizó viajes entre semana en ese medio de transporte.
La bicicleta en tiempos de contingencia sanitaria
Resulta ser una opción ideal para movilizarnos y aunque es un vehículo sencillo, es un medio de transporte eficiente, afirma Ernesto García Almaraz, coordinador del Programa Bicipuma de la UNAM.
Propicia la sana distancia y evita riesgo de contagio al no haber contacto con muchas personas, como en el transporte masivo; además, mejora el estado físico y mental. “Estudios demuestran que cuando nos subimos a la bici llegamos de mejor humor a nuestro destino, los estudiantes se concentran más en sus deberes académicos, el cerebro está más activo y nuestra salud en general se optimiza”.
Es un vehículo “económico, asequible y sustentable”, pues no necesita combustible y eso es bueno para nuestro bolsillo y nos mantiene en forma. “Eso hay que agradecerlo y fomentarlo”.
Por lo que nos destaca que cuando utilizamos una bicicleta todos ganamos, y en tiempos de COVID-19 tiene la ventaja adicional de que permite mantener la distancia recomendada por las autoridades de salud nacionales y mundiales.
“Por donde lo veamos, su uso es maravilloso, es uno de los grandes inventos de la humanidad y al paso de los años sigue vigente y se convierte en la mejor opción para trasladarnos y mejorar la movilidad”.
Bicipuma
En Bicipuma, que funciona en Ciudad Universitaria, están registrados 75 mil usuarios: un número importante de estudiantes –también de intercambio–, trabajadores, profesores e investigadores. No todos ruedan a diario; algunos vienen de escuelas periféricas de visita a CU. “Nuestro programa cumple una función, tiene un peso específico y se ha convertido en una verdadera opción de transporte para la comunidad universitaria”.
Tan es así, abundó García Almaraz, que pasó de ser un pasatiempo o actividad lúdica, a consolidarse como un verdadero transporte, al integrarse a la Dirección General de Servicios Generales y Movilidad, compartiendo importancia con el Pumabús y los estacionamientos controlados.
CU tiene un espacio ideal, cuenta con una ciclopista de 8 kilómetros que no convive con vehículos automotores, lo que minimiza riesgos, y con estaciones definidas. Es un sitio idóneo para pedalear.
Bicipuma sólo opera en Ciudad Universitaria, pero el programa ha hecho donaciones de bicicletas a otros campus, como los de Sisal (Yucatán), León y Juriquilla. La administración de cada una de esas entidades universitarias ha organizado a sus estudiantes y a ellos se les asignan las bicis por periodo académico. Son los propios alumnos quienes se hacen cargo de su funcionamiento óptimo.
A esos sitios se han enviado 95, 70 y 20 bicicletas, respectivamente, pero no son las únicas, porque muchas personas se desplazan en bicis de su propiedad.
En CU el uso de este medio de transporte ha tenido un incremento notable; también ahí se usan bicicletas particulares y todas las facultades han procurado organizar espacios para su resguardo. “Tienen instalaciones específicas, porque la demanda es cada vez mayor”.
Explicó que aunque Bicipuma es un programa consolidado, hay mucho por hacer, como tratar de crecer hacia donde sea posible dentro del campus. De forma inmediata, una vez que se permita el regreso a las actividades presenciales estaremos listos para cumplir con la sanitización adecuada de las bicicletas y ser una buena opción para quienes no quieran usar los autobuses o los taxis compartidos.
En este sentido, Ernesto García Almaraz consideró que es posible que haya un incremento en el número de servicios que brinda Bicipuma[.]