Cada 26 de septiembre se conmemora en nuestro país el Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes. Instaurado en 2006, su objetivo es sensibilizar a la población en general sobre el tema de los embarazos no planificados en menores de edad.
El embarazo no planificado tiene un impacto que trunca o afecta proyectos de vida. Además, amplía las brechas sociales, de género y tiene importantes repercusiones en la salud y el desarrollo psicosocial. Por si fuera poco, frena el desarrollo educativo de miles de jóvenes lo que causa efectos negativos que impactan a todos los estratos sociales.
En México, a través de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), se realizan acciones interinstitucionales e interseccionales para 2030.
El panorama del embarazo no planificado en adolescentes
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 se registraron cerca de 21 millones de embarazos al año entre adolescentes de 15 a 19 años. Estos embarazos arrojaron una cifra estimada de 12 millones de nacimientos.
Esto significa que el 55% de los embarazos no planificados terminaban en abortos que a menudo atentan con la vida de la embarazada. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 ocurrieron 147 279 nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años. Además, hubo 3019 en niñas menores de 15 años.
El embarazo no planificado en adolescentes vulnera los derechos sexuales, reproductivos, de salud, educación entre otros, de las mujeres y niñas. Las consecuencias de este embarazo no sólo afectan la calidad de vida de los hijos y los padres, sino que repercute profundamente en el desarrollo de los adolescentes en esa situación.
A escala mundial, la tasa de natalidad en adolescentes ha disminuido, pero de manera desigual entre las regiones. El embarazo en la adolescencia tiende a ser mayor en personas con menor educación o bajos ingresos económicos. En este sentido, ese aumento de embarazos a su vez conduce una creciente desigualdad social.
Factores que influyen en el número de embarazos no planificados
Aunque no lo creas, en primer lugar, el casamiento infantil sigue siendo el principal factor de embarazos no deseados. Sólo en 2021 se estimaron 650 millones de novias infantiles. En segundo lugar, existen muchos países en los que las niñas eligen embarazarse pues sus perspectivas educativas y laborales son escasas y la maternidad es valorada.
Por otro lado, está el problema de el acceso a métodos anticonceptivos. Ya sea por una cuestión cultural, religiosa o económica, gran parte de los embarazos no planificados en adolescentes es por falta de conocimiento de métodos anticonceptivos.
El abuso sexual infantil también es una realidad que aumenta los riesgos de embarazos no planificados. Un informe de la OMS de 2021 estima que 120 millones de niñas menores de 20 años sufrieron violencia sexual por parte de personas que no eran sus parejas.
Según las estimaciones, en 2020 al menos 1 de cada 8 niños del mundo había sufrido abusos sexuales antes de cumplir 18 años y 1 de cada 20 niñas de 15 a 19 años había experimentado relaciones sexuales forzadas durante su vida.
Evitar los embarazos no planeados, tarea de todos
La sexualidad no sólo es responsabilidad del adolescente. Una educación sexual efectiva, acorde a la edad, sustentada en consecuencias reales no en miedos irracionales es el primer paso para una sexualidad sana. Es necesario que el núcleo familiar, así como la escuela y el gobierno, mediante políticas públicas eficientes, se unan para combatir este problema que afecta en gran medida a nuestra sociedad.
No es sólo cuestión de salud, es cuestión de igualdad de oportunidades y alternativas sanas para llevar una sexualidad saludable. En ese sentido, el Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, es un llamado a la acción. Un recordatorio de que prevenir es una responsabilidad compartida.