Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el estrés es un estado de preocupación o tensión mental que se produce al enfrentar una situación difícil. Es una respuesta natural del cuerpo ante diversos estímulos, por lo que todos manejamos diversos niveles de estrés.
Es en este punto donde debes prestar atención, pues es la forma en la que reaccionamos al estrés lo que nos afecta a nosotros y a nuestro entorno. Podemos dividir en tres los efectos que comúnmente sentimos al momento de estar estresado.
- Sobre el cuerpo: Dolor de cabeza, tensión o dolor muscular, dolor en el pecho, fatiga, cambios en el deseo sexual, malestar estomacal, problemas de sueño, así como una mayor facilidad de contagio a enfermedades.
- Sobre el estado de ánimo: ansiedad, falta de motivación o concentración, problemas de memoria, mal humor, ira, depresión o tristeza.
- Sobre el comportamiento: desórdenes de alimentación como comer en exceso o poco, arrebatos de ira, abuso de drogas o alcohol, consumo de tabaco, aislamiento social.
Cabe destacar que los síntomas del estrés en muchos casos pueden ser sutiles, por lo que pueden estar afectando tu salud, aunque no lo notes, pequeños cambios de humor, problemas para dormir, inapetencia o ganas de estar sólo pueden ser síntomas de estrés por lo que es importante que día con día busques un espacio para relajarte y recuperar la calma y la fuerza.
Técnicas de relajación
La vida moderna trae consigo muchos retos, entre ellos el poder tener herramientas que nos permitan darnos un momento de calma que nos ayude a enfocarnos. En este sentido las técnicas de relajación son de gran ayuda para generar un equilibrio y bienestar en cualquier momento.
En términos de tratamientos médicos, tanto físicos como emocionales, ha sido demostrada la efectividad de las terapias en personas con síntomas de depresión y trastornos de ansiedad.
De manera general, las técnicas de relajación tienen como objetivo eliminar la tensión muscular mediante ejercicios de respiración y concentración. Son de gran ayuda en momentos de gran tensión ya que evitan que somaticemos dichas emociones, es decir, no permiten la aparición de migrañas, problemas digestivos o de hipertensión, ocasionados por una fuerte emoción.
La clave, relajar los músculos y la mente
De manera puntual, las técnicas de relajación son procedimientos por los cuales se bajan los niveles de reacción automática del organismo, aminorando la tensión física y mental. Esto ayuda a mantener un estado de tranquilidad frente a estímulos excesivos, siendo de gran ayuda al enfrentar casos de ansiedad y estrés.
Algunas prácticas de relajación que puedes incluir en tu día a día son el yoga, la meditación, el mindfulness, taichí, ejercicios de respiración, biorretroalimentación, musicoterapia, hidroterapia, aromaterapia, etc.
Además de las opciones que te comentamos, te compartimos tres técnicas que nos recomienda Mayo Clinic para relajarnos sin complicaciones.
Relajación autógena
Autógeno quiere decir que algo viene del interior, en esta actividad de relajación se usa la visualización dirigida y la conciencia corporal para reducir el estrés. Su base es la repetición de palabras o indicaciones en la mente para aliviar la tensión muscular y relajarte. Por ejemplo, puedes imaginar un ambiente tranquilo y después concentrarte en relajar la respiración, tu ritmo cardíaco y los músculos.
Relajación muscular progresiva
En esta relajación, debes concentrarte en contraer suavemente cada grupo muscular para luego relajarlos. La idea es que te concentres de manera independiente en zonas de tu cuerpo. Un tipo de relajación progresiva te lleva a concentrarte en relajarte desde los dedos de los pies hasta la cabeza, poco a poco, pasando por cada zona de tu cuerpo. Puedes contraer los músculos durante 5 segundos y luego relajarlos durante 30 segundos, repitiendo el proceso.
Visualización
Esta técnica busca crear imágenes mentales para trasladarte a un lugar o una situación apacible y relajante. Debes intentar usar todos los sentidos que puedas, olfato, vista, gusto, sonido, tacto. Siéntate en un lugar que te permita estar cómodo y seguro, cierra tus ojos y concéntrate en tu respiración. Trata de enfocarte en el presente y evoca pensamientos positivos imaginando una situación que te reconforte.
Recuerda, todas las técnicas de relajación requieren práctica. Cambiar un patrón no pasa de la noche a la mañana. No te fuerces, encuentra la dinámica correcta a tu rutina diaria para que no inicies con una obligación. Haz tus cambios paulatinos, de manera natural, haciendo un esfuerzo, pero sin obligarte de tajo a cambiar radicalmente. Todo es un proceso y la magia está en el camino.