Los cosméticos han sido parte de esencial de la cultura humana. Las prehistóricas arcillas y tierras coloradas que pintaban los cuerpos de los primeros humanos, el antiguo Kohl, un cosmético usado por los egipcios e incluso la primera máscara de pestañas hecha por Eugène Rimmel, perfumista de la Reina Victoria, son prueba de que el embellecimiento es parte de nosotros.
Sin embargo, hay que mencionar que los productos y técnicas de belleza siempre han estado, en muchas ocasiones, en conflicto con la salud.
Las enfermedades cutáneas y dermatitis son las protagonistas de las reacciones alérgicas que tiene nuestro cuerpo ante los agentes extraños, con los cuales, muchas veces, nos obligamos a vivir.
Por supuesto que siempre es bueno disfrutar de echarse una manita de gato y consentirte a ti o a los tuyos proyectando más tu belleza natural. A pesar de eso es muy importante que cuides tu cuerpo, no olvides que tu salud es lo más hermoso que puedes compartir.
Es por esta razón que te queremos contar la importancia de cuidarte al momento de usar pestañas postizas o extensiones de pestañas.
París, 1882
En cuanto al uso de extensiones de pestañas como las conocemos, el periodista Henry Labouchère informó en el periódico parisino de La Verdad allá por 1882 que “los parisienses descubrieron cómo hacer pestañas falsas”, lo anterior resuelto mediante la técnica de coser cabello al párpado. Además, en 1899 un periódico escocés menciona de nuevo la extrema técnica.
Sin embargo, fue hasta 1902 cuando un famoso peluquero e inventor, Karl Nessler, patentó un método en Reino Unido para tejer las pestañas artificiales. Lo anterior dio paso a una carrera evolutiva de técnicas y materiales que ayudarían a embellecer nuestros ojos con el mínimo riesgo a la salud.
A partir de entonces las pestañas postizas han mejorado y variado sus presentaciones, lo que hace que su uso sea más cómo y duradero, sin embargo, debes estar atenta a los posibles problemas de salud que puede provocar el usarlas en exceso.
Las pestañas y sus extensiones
De manera simple, las pestañas protegen nuestros ojos desviando el aire de la superficie del globo ocular, lo que mantiene lejos las partículas que flotan mediante el parpadeo, que, además, ayuda a la correcta lubricación de los ojos y evita el ingreso de virus y bacterias.
En este sentido, las extensiones de pestañas son fibras individuales que se adhieren a cada pestaña natural, una por una.
Actualmente puedes encontrar en el mercado tres tipos de extensiones de pestañas: sintéticas, de seda y de visión. Cada una viene en una variedad de tamaños y formas que se acomodan a cualquier estilo.
De manera ideal, las extensiones de pestañas las aplica una persona debidamente capacitada en un salón de belleza. Se utiliza una goma semipermanente especialmente formulada. El procedimiento puede durar hasta dos horas y es necesario mantener los ojos cerrados durante todo el proceso.
Los riesgos que hay
El uso de extensiones de pestañas se ha vuelto una práctica muy común, por ello, es bueno saber, como una forma de prevenir, que el principal riesgo que hay para tu salud es contraer una infección. En este sentido las pestañas postizas pueden ser un caldo de cultivo para bacterias y hongos si no se usan y mantienen de forma adecuada. Una mala higiene puede incrementar el riesgo de contraer infecciones como conjuntivitis o blefaritis.
Por lo tanto, es muy importante que estés alerta a los signos de infección como enrojecimiento, hinchazón, picazón, secreción inusual o sensación de ardor en los ojos.
Para evitar cualquier problema es necesario que uses pestañas de buena calidad y estar segura de que los adhesivos que se usaron sean hipoalergénicos.
Además, es súper importante que tengas una buena higiene, lavando las manos antes de aplicar pestañas y sobre todo evitar compartirlas. Finalmente, la recomendación principal es que te desmaquilles y limpies las pestañas cuidadosamente después de cada uso y, en caso de extensiones, seguir las indicaciones del profesional para evitar alguna complicación en tu salud ocular.