Por Fernanda Medellín. En México, el trabajo de las mujeres es el motor silencioso que sostiene a millones de familias y comunidades. A través de empleos remunerados o en el ámbito de los cuidados, la contribución de la labor femenina resulta esencial para el bienestar social y económico del país.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México residen 38 millones de mujeres que son madres. De ellas, al menos 11.5 millones son madres en situación de crianza autónoma.
El ingreso de las madres mexicanas varía considerablemente según su situación laboral. El Instituto Nacional de las Mujeres reporta que una de cada cuatro madres ocupadas gana hasta un salario mínimo (24.5%), mientras que el 53.3% percibe entre uno y tres salarios mínimos, y sólo el 14.4% gana más de tres salarios mínimos mensuales.
Estas cifras reflejan una realidad ineludible: el trabajo de las mujeres impulsa a las familias mexicanas a pesar de las estructuras sociales marcadas por desigualdades de género.
En estas fechas navideñas, iniciativas como Santa Claus es Mujer de Womanpalooza, liderada por Beatriz Gasca, es un claro ejemplo de cómo las mujeres enfrentan desafíos extraordinarios para mantener viva la Navidad, convirtiendo cada acto de cuidado en una forma de resistencia y amor.
La idea nació al reconocer que, en innumerables hogares, las madres no solo asumen el papel de proveedoras principales, sino que también se encargan de hacer magia para sus hijos, muchas veces sin apoyo significativo.
“Santa Claus es Mujer es poner todo esto en perspectiva la realidad de las madres autónomas. A todos nos gusta la Navidad, a todos nos gusta la expectativa o la ilusión de Santa Claus. Entendamos que estas madres independientes tienen toda la carga social, porque también educan a nuestras infancias sin que muchas veces el sistema les dé un apoyo. Entonces, una manera que me parecía sencilla y práctica era que, al menos, las ayudamos con esta carga navideña de la compra de regalos”, explica Beatriz.
Desde su inicio en 2021, la iniciativa ha crecido exponencialmente. El primer año apoyaron a 30 infancias, cifra que ha aumentado y, en este año ha llegado a 502 familias.
Este logro ha sido posible gracias al uso de la tecnología y las redes sociales, que han permitido conectar a madres necesitadas con donantes de diferentes partes del mundo. Beatriz destaca la importancia de creer en la gente: «No pedimos más comprobantes, confiamos en lo que las madres nos comparten», enfatiza.
El proceso para participar es sencillo. Las madres envían una carta con los deseos de sus hijos y su dirección completa. Posteriormente, se asignan donantes, quienes deben enviar al menos un regalo de la lista antes de una fecha límite.
Gasca subraya que, Santa Claus es Mujer, no solo busca ofrecer regalos, sino visibilizar el papel fundamental de las madres autónomas y las desigualdades que enfrentan. Muchas de estas mujeres trabajan en el comercio informal, careciendo de acceso a recursos básicos, mientras cargan con la responsabilidad del cuidado infantil y económico.
Las redes sociales han sido clave para el crecimiento del proyecto. Aquellas personas interesadas en apoyar o solicitar ayuda pueden contactar a través de las cuentas de Womanpalooza.
Además, la iniciativa se complementa con otras actividades anuales que buscan empoderar a las mujeres y apoyar a comunidades vulnerables.
Con más de 500 niños beneficiados en este último año, Santa Claus es Mujer demuestra que pequeñas acciones pueden generar un impacto transformador. Con este proyecto, Beatriz Gasca no solo lleva ilusión navideña a cientos de hogares, sino que también recuerda al mundo la importancia de reconocer y apoyar el trabajo de las madres en México.
El reconocimiento del trabajo de las mujeres, tanto en el ámbito de los cuidados como en su rol como proveedoras, no puede limitarse a una sola época del año. Santa Claus es Mujer nos recuerda la importancia de las redes de apoyo y la práctica activa de la sororidad como pilares para empoderar a las mujeres en su día a día.
Estas redes no solo ofrecen un alivio momentáneo, sino que generan espacios de solidaridad donde las mujeres pueden fortalecerse mutuamente, compartir recursos y construir comunidades resilientes.
Más allá de la Navidad, es vital promover prácticas que incluyan el acceso a la educación, el impulso a emprendimientos femeninos y la creación de políticas públicas que garanticen la equidad y el respeto hacia su labor.
Cuando elegimos ser parte de estas iniciativas y fomentar la bondad entre nosotras, abrimos caminos para que más mujeres rompen barreras estructurales y vivan con autonomía.