De acuerdo al estudio «¿Por qué la depresión es más común entre las mujeres que entre los hombres?«[1], las mujeres tienen el doble de probabilidad que los hombres de experimentar un episodio depresivo a lo largo de la vida. En el libro «Neurobiología de la depresión«[2] se menciona que este sesgo de género, evidente desde la pubertad y se mantiene a lo largo de las distintas etapas de la vida de la mujer. Asimismo, 1 de cada 5 mujeres sufrirá depresión en algún momento de su vida como lo menciona en el artículo «Depresión durante y después de la perimenopausia: impacto de las hormonas, la genética y los determinantes ambientales de la enfermedad«[3].
Datos de la depresión México
Lo que se confirma con lo expueto en el artículo «Depresión, estado del conocimiento y la necesidad de políticas públicas y planes de acción en México» [4] que menciona «La depresión constituye un problema importante de salud pública. En el mundo, representa la cuarta causa de discapacidad en cuanto a la pérdida de años de vida saludables. En México ocupa el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres. La depresión tiene una alta co-ocurrencia con otros trastornos como la ansiedad, el consumo de sustancias, la diabetes y las enfermedades cardiacas. Pese al impacto que tiene este trastorno, una gran proporción de personas no acude a tratamiento, retrasa mucho la búsqueda de ayuda, o bien no recibe la asistencia adecuada«.
En México, 15 de cada 100 habitantes sufre depresión, y la cifra podría ser mayor porque algunas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que tienen esta afección, que se manifiesta por un estado anímico de nostalgia profunda, indicó Alfonso Andrés Fernández Medina, subdirector de Información de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la UNAM en el ciclo de actividades “Enfrentar la depresión”, en Universum, Museo de las Ciencias en 2019.
Infra diagnóstico
El doctor Edilberto Peña de León, médico neuropsiquiatra y director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso (CISNE México) afirmó en el segundo Lundbeck Mental Health Press Day “Depresión y género, en femenino y plural” que “en el caso de la mujer, el infra diagnóstico se da en menor medida que en el género masculino, ya que es más aceptado culturalmente el hecho de que ellas comuniquen sus alteraciones emocionales en mayor medida que los varones”.
Ser mujer ¿es un factor de riesgo para sufrir depresión?
A partir de los datos de género de este trastorno de la conducta, surgen dudas sobre si el ser mujer es un factor de riesgo para sufrir depresión, por qué existe este sesgo de género en la depresión y qué pesa más, la biología o los condicionantes sociales y la brecha de género.
Factores biológicos, psicológicos y sociales
Para explicar esta diferencia de género en depresión es necesario recurrir a un modelo biopsicosocial en el que intervienen factores biológicos, sociales y estresantes personales. Así, la Dra. Jacqueline Cortés, médico psiquiatra y presidenta de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), aseguró en el evento “Depresión y género, en femenino y plural” que hay “múltiples determinantes, desde los biológicos que tienen que ver con sus cambios hormonales (adolescencia, embarazo y climaterio), hasta los culturales y sociales (como la violencia hacia el género femenino), así como la vivencia emocional que se tiene de los eventos vitales y su comunicación hacia los demás”.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) [6], la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto, eventos traumáticos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por consiguiente, la propia depresión. Hay relaciones entre la depresión y la salud física. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión, y viceversa.
Explicó que entre los factores biológicos, son varios los procesos involucrados en la propensión de las mujeres a la depresión: una predisposición genética, las fluctuaciones hormonales y una sensibilidad indebida a las hormonas en los sistemas cerebrales que median los estados depresivos.
En lo que respecta a las hormonas, informa que en el artíiculo «Hormonas y estado de ánimo: de la menarquia a la menopausia y más allá«[7] se afirma que la incidencia de la depresión en mujeres se incrementa alrededor de las épocas de transiciones hormonales: la adolescencia, el embarazo y la menopausia.
Además de aclarar que en 69 de 85 (81%) de los estudios que informaron sobre la diferencia de género en la depresión en los adultos mayores encontraron que las mujeres mayores tenían más probabilidades de tener un diagnóstico de depresión o una mayor cantidad de síntomas depresivos en comparación con los hombres mayores [7].
Otros factores
Junto a los factores biológicos, se suman factores sociales asociados al género, como son el papel maternal, las exigencias culturales relacionadas con el cuerpo y la belleza, el rol profesional o la discriminación laboral; así como los factores vinculados a diferentes etapas vitales más frecuentes en las mujeres como los abusos sexuales, estrés por infertilidad, violencia de género o síndrome del nido vacío, entre otros, sin olvidar los factores personales.
La especialista resaltó que “todos estos factores son igualmente importantes. Resulta imposible aislar unos de otros; de hecho, ese enfoque sería equivocado. Definitivamente, hay trabajo pendiente en todos ellos si queremos reducir la depresión en las mujeres”.
Depresión en la mujer mayor
Podríamos pensar que, una vez pasada la menopausia y las fluctuaciones hormonales, desaparecería el sesgo de género en la depresión. Pero las investigaciones apuntan a que esto no es así: una revisión [8] mostró que el 81% de los estudios acerca de la diferencia de género en los ancianos ha encontrado que las mujeres mayores tienen más probabilidades de ser diagnosticadas de depresión o una mayor cantidad de síntomas depresivos en comparación con los hombres mayores.
De acuerdo con el Dr. Peña de León tras el climaterio, “la disminución en los estrógenos afecta la comunicación neuronal, además de los factores sociales y culturales que tienen que ver con esa edad, el síndrome del nido vacío, la jubilación laboral y el reencuentro con las parejas al irse los hijos. Sin olvidar, además, las enfermedades crónico-degenerativas y la muerte de los pares”.
Como conclusión, el experto aseguró que la depresión “se tiene que tratar de modo personalizado, ver la prudencia de dónde comenzar el manejo, qué prioridades son las más importantes y cómo ir resolviendo todos los problemas para tener éxito”.
Plan de Acción sobre Salud Mental 2013- 2030 de la OMS
La depresión es una de las afecciones prioritarias abordadas en el Programa de Acción para Superar las Brechas en Salud Mental (mhGAP)- en inglés. El Programa tiene por objeto ayudar a los países a impulsar los servicios destinados a las personas con trastornos mentales, neurológicos y por abuso de sustancias a través de la atención prestada por trabajadores de la salud que no son especialistas en salud mental.
La información fue presentada en el marco del segundo Lundbeck Mental Health Press Day “Depresión y género, en femenino y plural” evento patrocinado por Lundbeck[.]