“Cuando el poeta no piense sólo en escribir su poesía, sino en crear artefactos que tengan ciencia, tecnología, arte y a la poesía como acción, ésta regresará fortalecida”, afirma Elia Espinosa López, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al paso del tiempo, la humanidad ha mantenido el gusto por la expresión poética de sus pensamientos, pero hoy en día se ha adaptado a las nuevas tecnologías y se plasma en memes, tuits y mensajes cortos, comentó Espinosa López y agrega «sin tener intención poética, cuentan con características metafóricas, científicas y mucha imaginación«.
En estos tiempos de vorágine informativa, los memes en sí mismos tienen una poética que se puede leer de varias formas. Son mensajes cortos entre imagen y palabra que no son elaborados con intención poética, aclaró, pero sí contienen metáfora, así como alusiones a la ciencia y a la imaginación. Es decir, se abren a todas las esferas del hacer contemporáneo.
Sin embargo, este acuerdo veloz, pasajero y fortuito a través del tecleo nunca se comparará con el diálogo frente a frente, o con la lectura y la comprensión de la poesía escrita, que sigue siendo de autoría individual ante el torrente vertiginoso de la génesis cultural, dijo con motivo del Día Mundial de la Poesía, que se conmemora este 21 de marzo.
Todos tenemos un sentido poético, pues la poesía reside en las emociones que evoca en nosotros, por asociación de imágenes o asombro súbito, cualquier objeto o situación, y que nos lleva a sentir y pensar, imaginar y vincular elementos de la realidad.
La poesía, en cambio, es una actividad tan antigua como cualquier otro modo de expresión humana; se vivía en el teatro, en la danza, en la expresión oral, y con el paso del tiempo comenzó a ser considerada un arte que se concretó en formas como el soneto, la oda o la lira; en esos tiempos aunque los poetas eran libres, estaban sujetos a resolver sus poemas en formas estrictas que determinaban su valía.
En la actualidad la poesía no tiene por qué dejar de ser escrita. “Si gran parte de la población tiene WhatsApp y escribe constantemente, aunque con un deterioro del lenguaje –comparado con el que la Academia exige—, debemos abrirnos a la idea de que ese uso veloz, a veces errático, es una forma de revitalización”, consideró Espinosa López.
Un ejemplo de que sigue entre nosotros es la nube virtual, donde se recibe y guarda información, “una metáfora y proyección poética que contiene un todo”. En el ciberespacio la poesía seguirá siendo escrita, en combinación con imágenes, pero alimentada de memes y tecnología, de formas muy veloces de comunicación.
Alianza con la tecnología
“Como decía Octavio Paz: ‘La poesía es el arte de decir con palabras la otra realidad’, pero qué pasa hoy, pues mientras disciplinas como la pintura y la danza son manipuladas, la poesía ha resistido, incubada en los poemarios, esa recopilación libresca que aún demanda un público gustoso de los libros”, subrayó la autora de los poemarios “De amor y agua”, “Temblor del tiempo”, “Poemas de la distancia” y “Acontecer”.
Como arte de la palabra, la poesía sigue siendo escrita, pero se ha incorporado a la unión texto-imagen, sobre todo en la pantalla del celular.
La universitaria recordó que en 2009 el poeta Agustín Fernández Mallo destacó, en su libro “Postpoesía. Hacia un nuevo paradigma” [1], que para que la poesía en castellano vuelva a adquirir la fuerza que tuvo en el Siglo de Oro en España, tiene que hacer la misma alianza que la ciencia y la tecnología han hecho con las artes visuales, pues desde la llegada del Internet y los teléfonos inteligentes, muchos artistas experimentan con y en programas de computación.