diciembre 25, 2024

Aceleremos y ampliemos medidas para fortalecer esfuerzos por la seguridad alimentaria y una adecuada nutrición para alcanzar juntos un mundo sin hambre

Plenilunia Salud Mujer
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El informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018 presentado el pasado 10 de septiembre de 2018 de la ONU señala que la variabilidad climática que afecta a los patrones de lluvia y las temporadas agrícolas, y los fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones, se encuentran entre los principales factores detrás del aumento del hambre, junto con los conflictos y las crisis económicas.




El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018,  ponen de manifiesto nuevos desafíos para poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición. Existe una necesidad urgente de acelerar y ampliar la escala de las acciones que refuerce la resiliencia y la capacidad de adaptación de las personas y sus medios de vida a la variabilidad y las condiciones extremas del clima.

[/media-credit] El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018, ponen de manifiesto nuevos desafíos para poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición. Existe una necesidad urgente de acelerar y ampliar la escala de las acciones que refuerce la resiliencia y la capacidad de adaptación de las personas y sus medios de vida a la variabilidad y las condiciones extremas del clima.

Los últimos datos indican que el número de personas que padecen hambre en el mundo continúa en aumento, alcanzando los 821 millones en 2017 -1 de cada 9 personas-, según el informe. También se están logrando avances limitados frente a las múltiples formas de malnutrición, que van desde el retraso del crecimiento infantil hasta la obesidad adulta, amenazando la salud de cientos de millones de personas.

El hambre ha aumentado en los últimos 3 años, volviendo a los niveles de hace una década. Este retroceso envía una señal clara de que hay que hacer más y de forma más urgente si se pretende lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible de alcanzar el Hambre Cero para 2030.

La situación está empeorando en América del Sur y en la mayoría de las regiones de África, mientras que la tendencia decreciente de la subalimentación que caracterizaba a Asia parece estar ralentizándose de forma significativa.

Los signos alarmantes de aumento de la inseguridad alimentaria y los elevados niveles de diferentes formas de malnutrición son una clara advertencia de que hay mucho trabajo por hacer para asegurarnos de no dejar a nadie atrás en el camino para lograr los objetivos de los ODS en materia de seguridad alimentaria y una mejor nutrición”, advierten en su prólogo conjunto al informe los responsables de:

  1. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
  2. Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA),
  3. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
  4. Programa Mundial de Alimentos (PMA)
  5. Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Si queremos alcanzar un mundo sin hambre y malnutrición en cualquiera de sus formas para 2030 -aseguran los 5 responsables del informe- es imperativo que aceleremos y ampliemos las medidas para fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación de los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia de la población en respuesta a la variabilidad climática y los fenómenos meteorológicos extremos”.

Impacto de la variabilidad climática y los fenómenos extremos

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Datos y cifras clave

Número de personas que sufren hambre en el mundo en 2017: 821 millones, 1 de cada 9 personas

  • Asia: 515 millones
  • África: 256,5 millones
  • América Latina y el Caribe: 39 millones
  • Niños menores de 5 años afectados por retraso del crecimiento (altura baja para la edad): 150,8 millones (22,2 por ciento)
  • Niños menores de 5 años afectados por emaciación (peso bajo para la altura): 50,5 millones (7,5%)
  • Niños menores de 5 años con sobrepeso (peso elevado para la altura): 38,3 millones (5.6%)
  • Porcentaje de mujeres en edad reproductiva afectadas por anemia: 32,8%
  • Porcentaje de lactantes menores de 6 meses que fueron alimentados exclusivamente con leche materna: 40,7%
  • Adultos que son obesos: 672 millones (13% o 1 de cada 8 adultos)

[/recuadro]Los cambios en el clima ya están socavando la producción de algunos cultivos principales como el trigo, arroz y maíz en las regiones tropicales y templadas y, si no se desarrolla resiliencia climática, se espera que la situación empeore a medida que las temperaturas aumentan y se vuelven más extremas.

El análisis incluido en el informe indica que la prevalencia y el número de personas subalimentadas tienden a ser más elevados en países muy expuestos a fenómenos climáticos extremos. La subalimentación es también mayor cuando la exposición a estos eventos extremos se ve agravada por un alto porcentaje de población depende de sistemas agrícolas que son muy sensibles a la variabilidad de lluvias y temperaturas.

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Las temperaturas anómalas en las áreas agrícolas continuaron siendo más altas que la media a largo plazo en el período 2011-2016, lo que provocó episodios más frecuentes de calor extremo en los últimos 5 años. La naturaleza de las temporadas de lluvia también está cambiando, con el inicio tardío o temprano de las precipitaciones y su distribución desigual dentro de la propia temporada.

Los daños a la producción agrícola contribuyen a la falta de disponibilidad de alimentos, con efectos colaterales que provocan alzas en los precios alimentarios y pérdidas de ingresos que reducen el acceso de la población a los alimentos.

Progreso lento en eliminar todas las formas de malnutrición

Según el informe, se ha avanzado poco en la reducción del retraso del crecimiento infantil, con casi 151 millones de niños menores de 5 años demasiado bajos para su edad debido a la malnutrición en 2017, en comparación con 165 millones en 2012. A nivel global, África y Asia contaban con el 39 y el 55% de todos los niños con retraso del crecimiento, respectivamente.

La prevalencia de la emaciación (desnutrición aguda infantil) sigue siendo extremadamente alta en Asia, donde casi 1 de cada 10 niños menores de 5 años tiene bajo peso para su estatura, en comparación con solo 1 de cada 100 en América Latina y el Caribe.

El informe describe como “vergonzoso” el hecho de que 1 de cada 3 mujeres en edad reproductiva en el mundo se vea afectada por la anemia, que tiene notables consecuencias para la salud y el desarrollo tanto de las mujeres como de sus hijos. Ninguna región ha mostrado una disminución de la anemia entre las mujeres en edad reproductiva, y la prevalencia en África y Asia es casi 3 veces mayor que en América del Norte.

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Las tasas de lactancia materna exclusiva en África y Asia son 1,5 veces más altas que en América del Norte, donde tan solo el 26% de los lactantes menores de 6 meses recibe exclusivamente leche materna.

La otra cara del hambre: aumenta la obesidad

La obesidad adulta está empeorando y más de uno de cada ocho adultos en el mundo es obeso. El problema es más acuciante en América del Norte, pero África y Asia también están experimentando una tendencia al alza, según el informe.

La subalimentación y la obesidad coexisten en muchos países e incluso pueden darse juntas dentro del mismo hogar. La falta de acceso a alimentos nutritivos debido a su mayor costo, el estrés de vivir con inseguridad alimentaria y las adaptaciones fisiológicas a la privación de alimentos ayudan a explicar por qué las familias con inseguridad alimentaria pueden tener un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad.

Llamada a la acción

El informe convoca a  implementar y ampliar las intervenciones dirigidas a garantizar el acceso a alimentos nutritivos y romper el ciclo intergeneracional de la malnutrición. Las políticas deben prestar especial atención a los grupos más vulnerables a las consecuencias negativas de un acceso inadecuado a los alimentos:

  • Lactantes
  • Niñas y niños menores de 5 años
  • Niñas y niños en edad escolar
  • Muchachas adolescentes y mujeres

Al mismo tiempo, debe hacerse un cambio sostenible hacia la agricultura atenta a la nutrición y sistemas alimentarios que puedan proporcionar alimentos inocuos y de calidad para todos.

El informe pide igualmente mayores esfuerzos para desarrollar la resiliencia climática a través de políticas que promuevan la adaptación y mitigación del cambio climático y la reducción del riesgo de desastres[.]

[referencias]

 

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