La diputada Victoria Mercado Sánchez, advierte que en México se ha vuelto costumbre abrir el mercado a algunos productos sin tener conocimiento de los riesgos que pueden representar para la salud. Ejemplo de ello, son las llamadas bebidas energéticas, muy populares entre los jóvenes.
Presentó a la Comisión Permanente un punto de acuerdo para instar a la Secretaría de Salud y a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) a implementar campañas de información sobre los efectos nocivos de estos productos, ya que su consumo puede causar, entre otros males, infartos.El exhorto también solicita a estas dependencias instruyan colocar en las etiquetas de las bebidas energéticas, datos suficientes para que la población esté consciente de los riesgos que implican para la salud.
Integrante de la Comisión de Población, Mercado Sánchez refiere que algunos jóvenes tienden a acudir a los afterpartys, fiestas a altas horas de la noche donde consumen tales productos en combinación con alcohol y otras sustancias.
Los líquidos energéticos, también llamados bebidas energizantes, poseen cualidades estimulantes, dada su composición farmacológica.
Entre sus compuestos se encuentran la taurina, aminoácido no esencial para el cuerpo humano ya que este mismo lo produce; la sacarosa, la fructosa, glucosa y glucuronalactona, que son carbohidratos; la cafeína, un estimulante del sistema nervioso central; ginseng, que contiene ginsenósidos (esteroides), y la tiamina, metabolizador de los hidratos de carbono.
Los energizantes pueden causar desde un simple malestar estomacal, hasta nerviosismo, irritabilidad, insomnio, arritmias, hipertensión, cuadros de ansiedad e inclusive infartos. Los sectores más vulnerables a los compuestos enunciados son las mujeres en edad reproductiva, menores, adolescentes, adultos mayores y personas en tratamiento médico.
Mercado Sánchez destaca que no sólo se consumen las bebidas energizantes en un contexto de “libertinaje”, sino que en escuelas, centros de diversión, plazas comerciales, supermercados, tiendas de la esquina, farmacias y otros comercios, su venta ya es muy normal.
“La realidad de las cosas es que no se prohíbe su consumo ni se llama a la población a consumirlos con reserva. Lo ideal es que el Estado pueda tomar cartas en el asunto y emita las recomendaciones suficientes para quienes tengan por costumbre ingerir estas bebidas”, concluye.