diciembre 20, 2024

Alzheimer, un monstruo en el tipo de las demencias

Elisa Guzmán
Elisa Guzmán

Hoy es el día mundial para la conmemoración y concientización del Alzheimer, y aunque muchos decimos que “tocamos madera” para no pasar por este padecimiento, sabemos poco de él.

Demencia

[/media-credit] dentro de unas décadas México se convertirá en un país de viejos, donde las personas mayores de 60 años representarán una proporción cada vez más importante dentro de la sociedad

La mayoría de enfermedades mentales/neuronales son escasamente conocidas en su totalidad por la sociedad. Por esta razón, es importante tomar las riendas del asunto y empezar a informarnos.

La vejez es una etapa significativa del ciclo de vida de cualquier persona, puesto que nos enfrentamos a situaciones diferentes a las que estamos acostumbrados. En esta fase empezamos a presentar dificultad de movimiento, nos cuesta realizar actividades que antes eran fáciles, comienzan problemas de audición, el sentido de la vista se deteriora y muy probablemente tengamos eventos en los cuales ya no es tan sencillo recordar.

En la edad avanzada las dificultades que afrontamos en lo referente a la memoria, pueden llegar a ser algo molesto e incapacitante. Este es el caso de las personas que se enfrentan al Alzheimer.

La Dra. María Liliana Toledo, especialista en psiquiatría por la UNAM, explicó en conferencia de prensa que cuando nos referimos a esta enfermedad, también estamos hablando de un tipo de demencia. Es uno de los trastornos más devastadores a los que se enfrenta el ser humano. Y es que mientras más vivimos, más nos enfrentamos a llegar a la etapa en la cual se hace presente. El Alzheimer está íntimamente relacionado con el aumento de la esperanza de vida.

Del 60-70% de las demencias corresponden a la enfermedad de Alzheimer.

[/media-credit] Del 60-70% de las demencias corresponden a la enfermedad de Alzheimer.

También llamada “La enfermedad del olvido”, el Alzheimer es una patología crónica y degenerativa, asociada al envejecimiento. Se ha transformado en un problema de salud pública entre las personas de la tercera edad.

En conferencia de prensa ofrecida por la farmacéutica Pfizer, se expuso que el Alzheimer es un síndrome que deriva en múltiples efectos. Se presentan tanto síntomas cognitivos como psiquiátricos, que tienen como consecuencia la incapacidad del paciente que lo padece. El deterioro de su funcionamiento orgánico y mental es una de las pautas para realizar el diagnóstico. Las actividades básicas de la vida rutinaria se vuelven complicadas; de tal manera que el paciente depende en un 100% de un cuidador.

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Las causas pueden ser varias. Entre las más probables está los antecedentes genéticos o hereditarios; otras podrían ser las enfermedades infecciosas, pero sobre todo, los problemas cardiovasculares, como la hipertensión. También son factores de riesgo la obesidad, triglicéridos altos y la mala nutrición.

Con todo esto, la edad es el primordial factor de riesgo. Una persona con 70 años tiene el doble de riesgo de padecer Alzheimer que una persona de 60 años. Si se llega a los 80 años, el riesgo se cuadruplica.

La persona afectada, lenta o rápidamente irá perdiendo el control de su vida y de sí misma; esto incluye la capacidad para tomar decisiones, su facultad para elegir y la de socializar, puesto que se destruyen capacidades físicas, cognitivas y sociales.

La enfermedad del Alzheimer irrumpe, hace estragos en la seguridad habitual del paciente y sus familiares; y estos se ven obligados a enfrentar situaciones complejas. Hace sentir que el ambiente externo e interno está fuera de control. Genera vulnerabilidad y desamparo.” Así lo indicó la Dra. Toledo.

Un duelo anticipado

Un aspecto sobresaliente es que en este tipo de enfermedad se habla de vivir un duelo anticipado. “Vivir con alzheimer es vivir con pérdidas”, subrayó la doctora y precisó que tanto el paciente como sus familiares experimentan muchos cambios y desgastes antes de la pérdida final (la muerte del paciente). Desde que se diagnostica la enfermedad hasta que la persona fallece, transcurren, en promedio, cinco años, estimó.

Es un proceso por el cual se va perdiendo percepción, memoria, capacidades de aprendizaje, contacto con experiencias y eventos recientes; se pierde también la autonomía e independencia. Se pierde la identidad…

La psiquiatra puntualizó que paciente con demencia sufre al igual que su familia. Poco a poco se destruyen las capacidades físicas. Se merma la capacidad de elegir: ¿qué vestir?, ¿qué calzar?, ¿qué agregarle a los alimentos? Se deteriora gravemente el funcionamiento biológico y social. También hay una fuerte incapacidad de relación con el medio ambiente y se aúna a esto el no poder aprender cosas nuevas.

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Actividades como manejar, viajar y planificar para el futuro cesan conforme progresa la enfermedad.

[/media-credit] Actividades como manejar, viajar y planificar para el futuro cesan conforme progresa la enfermedad.

En este proceso hay tres primeras afecciones. Las primeras pérdidas tienen que ver con la cognición: lo que se aprendía, comprendía y abstraía con facilidad, se reduce. Psicológicamente hay dificultades para relacionar hechos o acontecimientos, realizar actividades y razonar. En el aspecto del ánimo el paciente manifiesta ira, tristeza, negación y en algunos casos aceptación. Esta última es importante que se realice antes de etapas finales.

De acuerdo con lo informado, el enfermo probablemente no alcance a llegar a la etapa de aceptación, puesto que para ese entonces su memoria se verá lo suficientemente mermada y puede ser que ya ni siquiera recuerde el punto desde cuándo fue la desadaptación y la relación con sus pérdidas. De esta forma deja de haber un contacto íntimo con la familia, hay una pérdida de la esperanza y de la fe. Se tiene una grave incapacidad para relacionarse con todas las esferas de la vida. Actividades que se aprendieron y perfeccionaron con el paso del tiempo, terminan por perderse.

Problemas en la familia

Hay que buscar infraestructura para adaptar el ambiente del hogar de tal manera que el enfermo esté protegido

[/media-credit] Hay que buscar infraestructura para adaptar el ambiente del hogar de tal manera que el enfermo esté protegido

Un aspecto que se destacó en la conferencia es que abordar el tema con la familia resulta muy difícil, muchas veces es más duro para el familiar que para el propio enfermo vivir con el padecimiento. Los parientes se ven obligados a vivir situaciones complejas; inclusive a pasar por una doble vida: la suya y la del enfermo. En estos casos es común que la familia presente crisis depresivas y de ansiedad. El deterioro mental ya no solamente es del que padece la enfermedad.

Los cambios de adaptación que deben llevar a cabo los familiares del paciente son de gran magnitud. Para ellos es un proceso atemorizante. Se presentan retos, sobrecargas y desgastes a largo plazo. Quien más sufre al transcurrir el tiempo es el cuidador. El temor, debemos saber, es sumamente real, justificado y humano. En México, los cuidadores casi siempre son mujeres.

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Por otro lado, los roles cambian y deben ajustarse de manera diferente. La economía se ve más que afectada, puesto que ya no sólo la persona que tiene Alzheimer es la enferma, también pueden enfermar los demás; se dan casos de divorcios anticipados. Hay que buscar infraestructura para adaptar el ambiente del hogar de tal manera que el enfermo esté protegido. No es fácil para los integrantes plantear el panorama esperado.

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No hay cura pero sí hay tratamiento

A pesar de los logros que ha tenido la ciencia, aún no se cuenta con un medicamento que cure el Alzheimer; sin embargo existen fármacos para el tratamiento de la demencia con el fin de retener el deterioro progresivo y aunque se consideran escasos los efectos, son de gran beneficio para la vida diaria.

Existe la posibilidad de encontrar fármacos para anticipar el diagnóstico de la demencia tipo Alzheimer, pero hoy se cuenta con tratamientos y psicoeducación que no solamente ayudaran al paciente, sino a los familiares y generaciones venideras.

Por lo mismo, trastornos como la depresión y la ansiedad son dos focos de riesgo para desarrollar Alzheimer, puesto que estas dos enfermedades afectan el desarrollo cognitivo y siempre tendrán como meta ser tratadas a una edad o etapa temprana.

Para la sociedad mexicana, las enfermedades cardiovasculares que además son muy comunes en el país, representan un gran factor de riesgo. Las padecen más los hombres de más de 60 años, pero también las mujeres después de la menopausia.

[media-credit name=»Maribel Coronel» align=»aligncenter» width=»509″]gráfico alzheimer[/media-credit]Hay que agregar que dentro de unas décadas México se convertirá en un país de viejos, donde las personas mayores de 60 años representarán una proporción cada vez más importante dentro de la sociedad, siendo este un gran factor de riesgo a nivel nacional de padecer este tipo de demencia vascular.

Al finalizar, la doctora Toledo hizo un llamado a las familias y cuidadores de los adultos mayores en México y enfatizó que: «Un diagnóstico temprano y preciso es crucial para prolongar el periodo libre de dependencia, así como mantener una funcionalidad y cognitiva lo más óptima posible, reduciendo el desgaste del cuidador, gasto social y de salud«.

 

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