¿Te imaginas que una mujer anule su vida por ‘amor’?
Catalina tiene 72 años, cuando tenía 18 se enamoró perdidamente pero no le permitieron casarse, como respuesta a su frustración juró que si no era con su amado no se casaría con nadie. Un año después él formó una familia, acto que le destrozó el corazón a Catalina, quién sigue soltera sin poder superar este desamor al que ha dado 54 años de su vida.
Rodrigo Castañeda, especialista en psicología clínica, explica que aceptar que una relación amorosa terminó, está íntimamente ligado a la manera en que fuiste educada en lo que se refiere a la vida emocional, y a otros factores como la autoestima y el respeto que tengas hacia ti misma y a las decisiones que tomen los demás en este sentido, lo cual influye en la capacidad que tengas para superar este tipo de problemas con las que cuentas para superar los problemas.
“Uno grave error es depositar todo lo que somos en el otro, porque cuando se va no podemos asimilarlo, pues de alguna manera parte de uno se va con él. Quienes establecen lazos afectuosos con esta característica carecen de madurez emocional, por lo que les resulta más complicado dejar ir a la otra persona cuando por alguna razón deben separarse”, asegura el especialista.
Cuando eres emocionalmente madura la separación dolerá y quizá tengas el deseo de que él regrese, pero asumirás el duelo y podrás continuar con tu vida aún cuando ya no la compartas con él. Es muy probable que el deseo de que la unión se restablezca permanezca vigente, no obstante sólo una más de tus opciones de vida pero no tu objetivo principal.
Esta madurez es parte de la estructura de la autoestima, implica la integralidad de tu ser, de que seas más libre de expresar tus emociones e ideas sin presentar conductas infantiles ante los problemas, como los caprichos o berrinches. “La forma en que te repones de las pérdidas y de las necesidades de la vida es lo que te hace ser maduro”, dice Rodrigo Castañeda.
¿Vale la pena intentarlo de nuevo?
Como señala Alberto Esquivel, educador en sexualidad, el hecho de que en un miembro de la pareja exista un mayor interés por restablecer la relación, puede representar un riesgo: “Esto a veces se convierte en un acto de poder; es decir, uno de ellos manifiesta al romper, que tiene el control de la relación; lo que dará lugar, eventualmente, de probarlo. En ocasiones puede llegar a manipular la situación de tal forma que dé a entender que le hace un favor al otro al aceptar regresar”.
Por eso, dice, esperar una reconciliación es una decisión muy personal, que va acorde con las expectativas que se tienen de la vida en común. En parejas codependientes, señala el experto, el vínculo se rompe y restaura con una buena dosis de angustia. Se presenta ira y se rompe; luego se experimenta miedo y dolor al abandono y se regresa, lo que puede convertirse en una cadena interminable, que configura una relación destructiva. Por ello, en el proceso de maduración, cuando hay rompimiento, los miembros de una pareja pueden darse un lapso. Que llega a ser muy saludable para pensar y replantear la relación.
Esperar a que él regrese, coinciden, es válido en tanto que los hechos que motivaron la separación te permitan considerarlo, pero en un tiempo razonable con la aceptación y respeto a la voluntad del otro. Si luego de plantearle qué quiere y él no acepta continuar es momento de reconocer la realidad.
Los expertos coinciden en señalar que una parte esencial cuando alguien a quien amas se va, es la restauración de tu autoestima, haciendo un análisis de la relación en la que descubras errores y aciertos de ambos, pues al aceptarlo podrás dar un paso determinante hacia la sanación de tu corazón y estarás dispuesta a volver a confiar en el amor.
Colaboración de Fundación Teletón México para Plenilunia.
“La autoestima es la fuerza de tu voz”
Bojorge[arroba]teleton[punto]org[punto]mx