En la actualidad, los padres se encuentran en una posición de cierta desventaja en comparación con los padres de generaciones anteriores, ya que la vida familiar y el matrimonio se encuentran cada vez más devaluados, y se le da mayor importancia a otros aspectos de la vida. Existen mayores necesidades económicas que deben cubrir, buscando oportunidades laborales en lugares alejados de su hogar o con horarios complicados, lo cual provoca que los padres se distancien física y/o emocionalmente de sus hijos.No obstante, sea cual sea el motivo de la separación (divorcio, migración, falta de tiempo, etc.) es cierto que la distancia entre padres e hijos se observa cada vez más en nuestra sociedad, debido a la vida tan acelerada a la que se ven sometidos para poder cubrir las necesidades básicas de los hijos, así como para poderles ofrecer mejores oportunidades educativas y de vida.
El distanciamiento entre papá e hijo es un conflicto que puede presentarse en cualquier nivel socioeconómico y por diferentes circunstancias, pero ¿cuáles son las afectaciones emocionales que se pueden presentar en los padres y en los niños? En el caso de los padres que se encuentran lejos de su hogar, las experiencias relatadas revelan que las principales emociones están relacionadas con la tristeza, la angustia y la preocupación por sus hijos. Bajo esta situación, la distancia emocional puede presentarse con mayor intensidad hasta provocar la pérdida de la comunicación entre padre e hijo. Esto último es algo que se debe de evitar, pues una vez de que ocurre, es difícil recuperar la cercanía, además de ser el factor más común de disolución de familias y distanciamiento con los hijos.
Por otro lado, la madre o la persona que se queda a cuidar a los hijos, seguramente también vive una situación complicada. En la mayoría de los casos se sienten abrumadas por la responsabilidad de guiar en el día a día a los niños, de educarlos, de regañarlos y también de brindarles cariño. Por ello, la convivencia con ellos también se vuelve difícil, ya que a estas mamás se les suele ver como la figura de la “regañona» o “el ogro”, y esto, evidentemente, también angustia y entristece a la madre. Por esta razón, también la distancia y comunicación entre ambos padres se ve fracturada y dañada por reclamos, enojos y peleas que poco solucionan el problema.
En estas circunstancias, los niños se encuentran dentro de un conflicto que no entienden y, en ocasiones, no se habla de ello claramente, sino sólo a partir de reclamos y reproches, lo que genera en los hijos mayor confusión, angustia, enojo y tristeza, ya que ellos lo viven como una circunstancia que no eligieron vivir. Incluso, pueden llegar a experimentar una sensación de abandono por el padre que se fue, y aún más cuando las visitas o la comunicación se van perdiendo poco a poco.
Como consecuencia, las emociones de estos niños pueden también traducirse en conductas inesperadas dentro de los diferentes espacios en los que conviven; no sólo en casa, sino también en la escuela, con sus amigos, etc. Estas reacciones se deben tomar muy en cuenta y estar muy al pendiente cuando esto ocurra, ya que puede impactar en el rendimiento académico, mediante conductas de rebeldía o hiperactividad, incremento o disminución en el consumo de alimentos, tristeza, apatía, aislamiento de su grupo de amigos, manifestaciones de angustia y berrinches frecuentes, entre otras
Cabe recalcar que cuando un padre tiene que alejarse físicamente de su hijo debe intentar no perder la comunicación y cercanía afectiva con él, para lo cual puede utilizar los múltiples recursos de comunicación que ahora existen, los cuales pueden, incluso, tener imágenes (videollamadas) que permitan ver el crecimiento de los hijos y poder observar sus gestos y expresiones.
Aunque cada vez existen más vías de comunicación a nuestro alcance, es importante tomar en cuenta que las visitas físicas con cierta frecuencia podrían ayudar a mejorar la relación con los niños, incluso, el poder recibir obsequios aunque se esté lejos, puede ser muy favorecedor para la relación. Del mismo modo, es fundamental que durante las comunicaciones (llamadas, videollamadas, mails, cartas) el padre se muestre interesado en las actividades diarias del niño, le pregunte sobre ellas y sobre sus sentimientos, para que el niño perciba a su padre como alguien más cercano.
El padre que se encuentra lejos debe estar en comunicación con la madre o el cuidador para llegar a acuerdos sobre los puntos importantes del desarrollo de su hijo y dividir las responsabilidades y roles.
Finalmente, se debe evitar la pérdida de comunicación entre padre e hijo, y estar al pendiente de las conductas inesperadas en los niños para prever o atender, de manera oportuna, cualquier problema que puedan presentar al no poder entender o manejar la distancia con un ser tan querido como es el padre.