Los trastornos de la alimentación son afecciones graves y complejas de salud mental que pueden afectar desde la capacidad de desempeño de quien lo padece, hasta poner en riesgo su vida; por ello es fundamental identificar las señales de alarma para una intervención oportuna y eficaz.
Para lograr una detección temprana es necesario informarse mejor sobre los signos y síntomas de un trastorno de alimentación; esto es indispensable para apoyar oportunamente a un ser querido o amigo que pueda estar sufriendo ese problema de salud mental.
Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que 14 millones de personas padecían trastornos de la alimentación en 2019 de los cuales 3 millones eran niños y adolescentes, en México se estima que hay 22 mil casos anuales de trastornos alimenticios, principalmente en jóvenes de entre 13 y 18 años.
En este sentido, Ever Health México, organización en servicios de telemedicina, comparte algunas señales para identificar si algún familiar, amigo o ser querido padece algún trastorno de alimentación.
“La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar la atención de manera excesiva en la figura corporal, el peso y la comida; y quienes los padecen suelen tomar medidas extremas para controlar su alimentación. Estos trastornos pueden desencadenarse por diversos factores psicológicos, emocionales, conductuales, sociales o biológicos; sin embargo, con un tratamiento e intervención temprana, las personas pueden recuperarse”, explica la nutricionista Mariana Villaseñor.
¿Cómo detectar un trastorno de la alimentación?
Algunas de las principales señales de alerta se pueden centrar en tres aspectos: la alimentación, el estado emocional y el aspecto físico.
En ocasiones el aspecto de la alimentación podría parecerse a comportamientos saludables, porque si una persona con este padecimiento empieza una dieta, podría suponerse que está cuidando su alimentación, sin embargo, los trastornos como la bulimia o la anorexia nerviosa van más allá de ser selectivos con la comida, son enfermedades complejas que requieren
atención.
Algunos indicadores de atención en la alimentación son: adoptar dietas muy restrictivas o la restricción total de alimentos, saltarse las comidas, centrarse demasiado en la alimentación saludable, comer de manera compulsiva o desmesurada, provocarse el vómito después de comer, o tomar suplementos dietéticos.
Las señales en el aspecto físico van desde el cambio drástico en el peso corporal, ya sea en pérdida o aumento de peso, pérdida de masa ósea, alteraciones en la piel, alteraciones hormonales que en las mujeres se refleja en irregularidades en el ciclo menstrual; debilidad muscular, molestias gastrointestinales y calambres estomacales, pérdida del esmalte dental, falta de concentración, problemas de sueño, por mencionar los más comunes.
En el aspecto conductual y emocional, algunas personas que padecen este tipo de trastornos pueden practicar rutinas de alimentación inusuales como cortar la comida en trozos muy pequeños, comer por grupo de alimentos, o evitar comer en público.
Generalmente presentan angustia, ansiedad, depresión, culpa o compulsión. También se puede observar una preocupación excesiva sobre la imagen corporal, ya sea por verse más delgados o por querer estar muy marcados, por lo que se miran con frecuencia al espejo para criticarse.
Además, pueden evitar las actividades sociales normales, ejercitarse en exceso y mostrar irritabilidad; por lo que las relaciones familiares y sociales pueden volverse conflictivas.
Es importante observar, escuchar e informarse, ya que un diagnóstico tardío representa mayor riesgo de muerte. Aunque los trastornos de alimentación son más frecuentes en las mujeres (9 de cada 10 casos); de acuerdo con la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA), los hombres representan el 25% de las personas con anorexia nerviosa y corren un mayor
riesgo de morir por un diagnóstico tardío, al asumirse que los hombres no padecen estos trastornos.
“Si notas que un ser querido se ha vuelto más obsesivo y restrictivo con la alimentación, aunado a comportamientos conductuales como los antes mencionados y observas cambios drásticos en su físico, lo recomendable es manifestar la preocupación por su bienestar confrontando con datos concretos sobre conductas que no tenía previamente, de manera amable y sin prejuicios, ofreciéndole apoyo para escuchar su sentir y acompañarlo en la búsqueda de
atención profesional”, recomienda la psicóloga Daniela Reyes Cortés.
Un tratamiento idóneo contempla un enfoque integral con un profesional de la salud mental experimentado en el tratamiento de trastornos de la alimentación, un nutricionista, y un médico de atención primaria.