Por Dr. Gonzalo Corvera Behar, director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología S.C.
Hablamos de acúfenos o tinnitus cuando escuchamos un ruido o zumbido que no proviene del exterior. Existen diferentes tipos de acúfenos y de ahí la importancia de realizar un diagnóstico preciso; esa es la clave de este padecimiento.
Algunos acúfenos aparecen porque percibimos ruidos que sí están produciéndose dentro de nuestro cuerpo; por ejemplo, literalmente, la sangre pasando por nuestras venas; a esos se les llama acúfenos pulsátiles. En otros casos el origen es muscular, producto de contracturas en los músculos del cuello o de la mandíbula.
Otras causas están ligadas a una falta de audición. El oído convierte el sonido de alrededor, que es vibración del medio ambiente, en impulsos nerviosos, y esos impulsos nerviosos viajan por distintos centros de procesamiento dentro del sistema nervioso.
En estos núcleos, si las células dejan de recibir la información que normalmente proviene del oído, comienzan a tener actividad desorganizada y no modulada que percibimos como un zumbido.
La única forma de realmente hacer que desaparezca esa sensación es devolver la función auditiva, algo que podemos hacer en algunos casos y en otros no. Por todo lo anterior podemos destacar la importancia de hacer un buen diagnóstico en un centro especializado.
En base a un reciente estudio que se realizó en EEUU sobre la epidemiología del acúfeno, sabemos que en adultos, una de cada 10 personas padece este síntoma y, de ellas, entre el 30 y 40% presentan un acúfeno constante que puede ser problemático.
Todos podemos escuchar en un momento dado un ruido como evento aislado pero, cuando es constante, es cuando se convierte ya en un problema.
Asimismo, cebe mencionar que este padecimiento es más común a mayor edad porque una de las causas más frecuentes es la baja o falta de audición. Además, las personas que a lo largo de su vida estuvieron más expuestas al ruido son más propensas a tener acúfenos o tinnitus.
Cómo saber si tenemos acúfenos
En sí, nos damos cuenta cuando comenzamos a escuchar un ruido que puede tener diferentes características. Hay que notar si es constante como una fuga de gas, si sopla en forma sincrónica con el pulso, o si suena como “clickeos” o como o papel estraza, todo lo cual nos da datos para poder hacer un buen diagnóstico.
Los “clickeos” tienden a ser más musculares, la sensación de una fuga de gas tiende a ser más del oído interno, los pulsátiles tienden a ser mas vasculares, pero hay que corroborar siempre la causa con estudios adecuados.
Estudios que hay que realizarse
Es importante comenzar con una audiometría, ya que este estudio medimos cómo está vibrando el tímpano, como se mueven los huesecillos del oído; si el oído interno está bien, e inclusive podemos tener algunos datos que indique cuando el problema pudiera ser neurológico. Frecuentemente el estudio audiológico es suficiente para tener un diagnóstico; otras veces requerimos estudios adicionales.
Como decíamos, si la causa es tratable, se pueden eliminar los acúfenos o reducirlos. Cuando no es una causa que tenga un tratamiento específico, muchas veces podemos reducir la intensidad con el uso de auxiliares auditivos, además de otros tipos de recursos terapéuticos que tenemos a nuestro alcance. En general, sabiendo cómo lidiar con el síntoma, se tiende a reducir la molestia aunque no desaparezca.
¿Con quién acudir?
Hay que acudir con un especialista otoneurólogo que es, precisamente, quien atiende este tipo de padecimientos, para poder tener un diagnóstico correcto.