diciembre 25, 2024

¿Cómo se siente una mirada?

Lilyán de la Vega
Lilyán de la Vega

Maribel nunca ha visto el mar. Pero lo conoce muy bien. “Es agua en movimiento, con aroma a frescura, con sal y brisa. Su sonido es de mucha agua que va y viene, y choca. Suena intenso o suave, suena a viento con agua. Es inmensidad que te mueve. Su espuma se siente liviana, se diluye entre los dedos. Su arena es suave y puedes jugar con ella.”

Maribel Ortega es débil visual, “Sólo veo sombras”, nos cuenta. “Pero sí conocí los colores. De niña podía ver las cosas si me acercaba mucho.” Así fue que su mamá y su abuelo le enseñaron a leer y a escribir.

Ella pegaba su cara al cuaderno y copiaba letras de unos 4 centímetros con un plumón grueso. “Sí, tenemos que aprender de manera diferente. Pero mi familia siempre estuvo cerca para poner a mi disposición los medios para que yo aprendiera. Confiaban en mi.”

“Mi infancia fue feliz. Iba con mi familia a las fiestas, a los viajes –hay niños con discapacidad visual a los que nunca los sacan porque dicen, “y ¿para qué? Si ni va a ver nada”. Pero a mí me enseñaron el mundo: me hacían sentir el tronco de un árbol, oler una flor, tocar el agua.”

A partir de quinto año, asistió a una escuela regular y, más adelante, en la secundaria, ingresó a una escuela para personas con discapacidad visual. “Fue muy importante porque me dio muchas herramientas: braile, bastón, y sobre todo conocí profesores y profesoras con discapacidad visual que se convirtieron en mi ejemplo. Me di cuenta de que sí era posible estudiar. Ellos habían ido a la universidad. Conocerlos me dio los cómos; fueron mi fuente de inspiración. Ahí me sentí integrada. Tuve amigos y amigas como yo.”

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A Maribel le apasiona la vida. Se describe a sí misma como “una mujer comprometida con mis ideales, con mi trabajo. Una mujer entregada a nivel amoroso, afectivo. Soy una mujer sensual y una mujer a la que le gusta disfrutar y compartir con la gente que amo.”

Integrante de Ave de México desde hace 9 años, una organización civil que se dedica a la defensa de los derechos sexuales, hoy es coordinadora de programas y una de las orientadoras de Diversitel, servicio que ha impulsado desde su llegada a esta institución.

¿Qué quieres decir con que eres una mujer sensual Maribel?

“Quiero decir algo muy amplio. Desde que puedo disfrutar por medio de mis sentidos de los sabores, la música, el baile, sentir una mirada, el que me tomen de la mano, apreciar un verso, hasta la connotación erótica, y que me siento capaz de transmitir esa sensualidad, y de encontrarla en mi misma.”

¿Cómo se siente una mirada?, preguntamos sorprendidas. Ella se emociona y lo demuestra con todo su cuerpo. Un poco sonrojada dice: “Cuando alguien me mira con amor, o con ternura, o de manera sensual, yo siento que me está mirando y que me está mirando de esa manera. Obviamente no la veo, pero la siento. Siento como la persona se encausa, siento su intención… No es que pueda sentir todas las miradas, ni siempre, pero sí las siento cuando tienen cierta intensidad. También puedo sentir, por ejemplo, una mirada de juicio, de crítica. Lo que percibo tal vez es la cercanía, la presencia, la manera en que el otro está conmigo.”

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¿Estás enamorada?

“No sé, estoy experimentando algo muy especial: sensual, dulce. No me siento presionada ni por la conquista ni por lo que pueda ser después. Sólo estoy viviendo un amor muy bello, natural y romántico.”

¿Te has sentido limitada en este ámbito de la vida?

“Hay gente que tiene prejuicios. Alguien puede sentirse atraído hacia una mujer con discapacidad visual, pero no se acerca porque piensa que alguien como yo no va a pensar en una vivencia sensual. O tienen miedo de cómo debe actuar, o el miedo al qué dirán. Eso uno lo vive muy de cerca. Yo lo viví muchas veces… era vista sólo como amiga por varios chicos, una muy buena amistad, pero nada más.

Pero he aprendido a sentirme más segura en cuanto a lo que puedo dar en el amor.

Antes creía que sí estaba en desventaja en ese terreno porque no veía; como si fuera algo que me disminuyera o me opacara. Pero a raíz del trabajo que empiezo a hacer en Ave de México para luchar por el reconocimiento de la diversidad sexual (gays, bisexuales, lesbianas, etc.), me doy cuenta que también nosotros, los discapacitados, somos parte de la diversidad… ¡todos los somos en última instancia! Y no por eso somos menos. Sólo somos diferentes. Tomé muchos talleres, tome terapia, y trabajé con otras mujeres con discapacidad visual, para reconocernos como seres valiosas. Entonces comencé a fluir.”

Por otra parte, este aprendizaje trajo otro de mucha relevancia para ella. “Antes era muy exigente conmigo misma, creía que tenía como persona con discapacidad tenía que ser totalmente independiente. No me permitía pedir ayuda si necesitaba algo, me daba pena. Pero aprendí que eso es falso. Es una ideología dominante, pero en realidad todos necesitamos de otros, y esa necesidad es buena porque nos permite crear vínculos… si no estaríamos muy solitarios. No pasa nada si tengo que pedir ayuda, y eso me dio mucha tranquilidad.

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Todo esto me hizo ver que la manera en que soy no es ser menos, sino una manera que puede aportar, enriquecer a los demás. Por no ver, tengo otro tipo de sensibilidad. Mi percepción de lo que escucho, siento o toco, es distinta a la tuya. Ahora sé que el que mis circunstancias me pusieran ante el reto de conocer el mundo y comunicarme con él sin ayuda de la vista, aprendiendo a usar otros sentidos, me dio la oportunidad de descubrir aspectos que de otra forma no habría descubierto.”

Maribel trabaja para Ave de México, organización que promueve la salud sexual para favorecer la prevención de VIH y otras ETS. Las mujeres con discapacidad visual son bienvenidas. Entre los servicios que ofrece Ave de México está un diplomado para ser promotor en educación sexual, el servicio de consejería para hacerse la prueba de VIH, consultorio de apoyo psicológico y Diversitel.

Diversitel, la línea de la diversidad sexual, la atienden psicólogos especializados en sexualidad, VIH-SIDA, y orientación telefónica. El teléfono es: 3547-0100 desde el D.F. o Lada sin costo: 01800-821-2297.

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