Las hormonas que produce naturalmente nuestro cuerpo influyen, en mayor o menor medida, en nuestro estado de ánimo y nuestros sentimientos. Se ha demostrado, por ejemplo, que una producción excesiva de hormonas tiroideas provoca ansiedad, o que las endorfinas son muy importantes para mantener alejada a la depresión.
Sin embargo, el equilibrio hormonal de las mujeres no es precisamente estable, ya que varía, de acuerdo a su ciclo menstrual y a la etapa de desarrollo en la cual se encuentra: infancia, pubertad, adolescencia, adultez, embarazo, lactancia, menopausia, etc.
A diferencia de los hombres que producen regularmente las mismas hormonas a lo largo de su vida con leves variaciones conforme envejecen, la producción hormonal de las mujeres puede variar de un día para el otro y, por lo tanto, corren más riesgo de encontrarse, en un momento dado, en desequilibrio hormonal, lo cual puede repercutir negativamente en su equilibrio emocional.
Por ello, es muy importante que cada mujer sepa qué le sucede fisiológicamente a lo largo de sus ciclos menstruales y cómo reacciona su cuerpo a dichos cambios hormonales, para poder percatarse de si algo no está funcionando adecuadamente.
Es importante también saber de qué manera estos cambios hormonales afectan nuestra vida emocional para poder manejarlos adecuadamente.
A lo largo de nuestro ciclo menstrual hay días en los que somos muy sensibles a los comentarios de las personas que nos rodean; otros en los que nos sentimos con mucha energía y entusiasmo y otros donde el cansancio nos agobia.
Por ejemplo, de acuerdo a estudios recientes, el 75% de mujeres sufren del llamado Trastorno premenstrual y presentan síntomas tales como cólicos, inflamación de los senos, retención de líquidos, irritabilidad y hasta depresión; y de éstas, el 5% padecen el llamado trastorno disfórico premenstrual, que consiste en la presencia de irritabilidad, labilidad afectiva, tristeza y sensación de tensión durante los últimos 7 a 10 días del ciclo y durante los primeros 2 a 4 días del siguiente ciclo.
Asimismo, durante el embarazo y la lactancia podemos llegar a tener emociones contradictorias, sentirnos muy tristes o muy contentas sin razón aparente alguna. Muchas mujeres llegan a sentir en menor o mayor grado el llamado Síndrome Posparto que consiste en un estado depresivo que se presenta a los pocos días de nacer el bebé, dura aproximadamente 2 semanas y está íntimamente relacionado con cierto grado de desequilibrio hormonal que se da después del alumbramiento.
Durante la perimenopausia y la menopausia son comunes los sentimientos de angustia y las sensaciones de acaloramiento y bochornos, provocados, generalmente, por un declive natural en la producción de estrógeno y progesterona
Si en algún momento de nuestra vida tenemos sentimientos recurrentes de angustia, tristeza, ansiedad, desánimo, etc. sin ningún motivo aparente, es necesario consultar un médico especialista, ya sea un ginecólogo o nuestro médico familiar para que determine si estos sentimientos tienen un origen fisiológico. Si se logra determinar que tenemos cierto grado de desequilibrio hormonal, los doctores podrán buscar y proponer soluciones médicas.
Si no se puede atribuir una causa hormonal a estos sentimientos, es recomendable entonces acudir a un especialista, psicólogo, terapeuta o psicoanalista, para poder encontrar el origen y las causas de estos sentimientos que pueden estar ligados a alguna pérdida, problemas familiares o laborales, y aprender a manejarlos.
A veces las causas pueden ser tanto fisiológicas como psicológicas como en el caso de algunas menopausias donde los cambios hormonales están acompañados por sentimientos de frustración y tristeza, causados por el envejecimiento y la incapacidad de seguir procreando.
Recordemos que todo trastorno emocional, cualquiera que sea la causa, puede llegar a tener consecuencias a nivel personal y social. Cualquier alteración que ocurre “de repente” y sin motivo visible puede provocar conflictos con la pareja, ya que ni uno ni el otro entiende lo que está pasando. Si la mujer, por ejemplo, empieza a sentirse deprimida y no reacciona positivamente a los estímulos que su compañero le da para“alegrarla”, éste puede sentirse frustrado, no saber qué actitud tomar, echarse la culpa de esta tristeza, enojarse, etc..
El resultado será casi siempre negativo: deterioro de la comunicación, resentimientos, rencores y desamores. Otras consecuencias de dichos trastornos emocionales pueden darse en el ámbito laboral: baja productividad, poca motivación y rendimiento, cansancio, hartazgo; llegar tarde, sentirse cansada, entre otros.
Por ello, lo más importante ante la sospecha de cualquier alteración emocional, es acudir por un lado con un especialista médico y, por el otro, solicitar algún tipo de ayuda psicológica, para poder reencontrar el balance y la armonía, tanto a nivel hormonal como a nivel emocional.