Nueva York.- Empoderar es una palabra rara. Poco a poco nos ha venido sonando más. Los críticos dicen que es un anglicismo. Cierto. Viene del empower women, y no hay una traducción literal para el español porque fue una palabra como tantas que se crean en el idioma inglés. Sin embargo, el empoderamiento de la mujer lo entendí mucho mejor en The Global Summit For a Better Tomorrow realizado como el evento principal dentro de las Naciones Unidas para celebrar el pasado Día Internacional de la Mujer.
Una de las patrocinadoras principales del evento, Andrea Jung, presidenta mundial de Avon, lo dijo abiertamente: empoderar es darle la independencia económica a la mujer, sin la cual no puede ejercer otro tipo de libertades. Jung habló de la necesidad de ofrecer microcréditos a las mujeres, y recordó al Premio Nóbel de la Paz, Mohammad Yunnus, llamado el banquero de los pobres por ofrecer pequeños préstamos a mujeres, que vienen siendo en todo el mundo las principales revolventes del crédito, o para decirlo de manera llana, las mejores pagadoras.
En este artículo para Plenilunia, muchas se preguntarán ¿qué tiene que ver el empoderamiento con la salud de la mujer? Mucho. Van íntimamente ligados.
Nos lo dijo a los asistentes del evento, Ann Veneman, la directora ejecutiva de UNICEF, quien recordó que el empoderamiento pasa por la independencia económica, la cual ofrece la primera oportunidad a la mujer para cuidar su salud y así poder cuidar la salud de sus hijos. Y lo mismo sucede con la educación; la independencia económica es la primera oportunidad para que la mujer se eduque y los hijos puedan obtener los conocimientos maternos.
El desarrollo de los países va a pasar, de manera forzosa, por el desarrollo de las mujeres. Hasta la fecha habíamos creído que la creación de un entramado legal a favor de la equidad de género era todo. Ahora vemos que no basta. Crear leyes a favor de la equidad es un principio básico, como fue el voto para la mujer o las leyes para evitar la violencia en contra de ellas. Pero también debe existir ese impulso de independencia económica y de los gobiernos.
Las cifras actuales siguen siendo alarmantes. Noeleen Heyzer, la directora ejecutiva de UNIFEM, el Fondo para el desarrollo de las mujeres de las Naciones Unidas, dio el dato de que una de cada tres mujeres en el mundo es maltratada, y proponía incorporar leyes para evitarlo en todo el mundo.
Pero en el mismo foro se veía que las leyes son necesarias pero hace falta más. Proponían empoderar a la mujer para su independencia económica, política y, sobre todo, para mejorar su calidad de vida.