La jubilación como transición en nuestra vida

El trabajo es la dimensión más importante en la integración de un individuo a su sociedad. Éste condiciona parte de la identidad, el estilo de vida y los patrones de participación general en la vida social. La jubilación da por terminada la actividad laboral, lo cual implica adentrarse a una nueva etapa de la vida. Muchas veces es vivida como una “mutilación” de partes de sí mismo como por ejemplo, las capacidades, habilidades, productividad económica y social, así como el rol que juega dentro de su familia.

Muchos profesionales cuando finalmente llega el momento de la jubilación se ven desbordados por la incertidumbre y se plantean cuestiones, tales como si tendrán dinero suficiente para mantener el mismo ritmo de vida, si se aburrirán… se cuestionan su utilidad e incluso su identidad al perder un rol definitorio tan importante. Estos planteamientos pueden generar en la persona inseguridad y angustia respecto al futuro. Finalmente, el retiro no es una vacación permanente, puede también acarrear estados de soledad, aburrimiento, sentimiento de inutilidad y desilusión.

Pero la jubilación también representa, simplemente, el comienzo de una nueva etapa de la vida, es decir, una transición. El trabajo y la profesión llegaron a su fin, lo cual implica que el retirado tiene el resto de su vida para sí mismo. Ahora el reto está en qué hacer con todo este tiempo y en cómo enfrentar esta nueva fase de la vida.

Es común que la jubilación represente un conflicto grave para la gente mayor, ya que su ocupación o su profesión juega un papel sumamente importante en la definición de su posición social. La pérdida de dicho papel puede constituir un evento traumático en su situación personal, ya que el proceso de jubilación suele disminuir los soportes sociales de un individuo, disipándolo del mundo laboral en los que dichos soportes tienen raíz. El cambio que va a sufrir su vida, en cuanto a hábitos y costumbres es muy brusco y, para tratar de reducir sus efectos, conviene preparar este momento.

También suele suceder que un abrupto rompimiento con la vida económica y social activa contribuya a problemas sociopsicológicos en la persona que se jubila. Su rol cambia a uno menos productivo, probablemente de menores ingresos. Asimismo, puede darse un aislamiento social y quizá un estatus reducido dentro de la familia. Para algunos, la pérdida de este importante papel implica que el retirado tiende a sufrir psicológicamente, ya que es incapaz de percibirse a sí mismo como un miembro productivo de la sociedad. Todos estos elementos pueden contribuir a la aparición de efectos deteriorantes en la salud del retirado en términos de tensión, estrés, preocupación o angustia. Pueden presentarse o incrementarse síntomas depresivos en la persona cuando la jubilación es abrupta y percibida como muy temprana o forzosa. Algunos de estos síntomas son baja autoestima, exceso o falta de sueño, apatía, aislamiento, comer compulsivamente o muy poco, tristeza, enojo, desolación, etc.

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Resultan también fundamentales los cambios que surgen dentro del hogar. Generalmente, cambian de manera radical las relaciones personales y familiares después del retiro. Incluso puede suceder que matrimonios largos sean retados por la jubilación. Dichos retos pueden surgir de diversas fuentes y dependen de cómo era la relación antes del retiro.

Un ejemplo de esto puede ser que si una pareja no está acostumbrada a pasar mucho tiempo junta, compartir más tiempo puede traer problemas. La preparación y la planeación es la clave para una transición más suave hacia la jubilación. Obviamente, dicha preparación depende del esfuerzo de ambos miembros y en su caso, de los hijos, aceptando la necesidad de cambiar algunas cosas sobre sí mismos y su estructuración del tiempo.

La transición hacia el retiro puede dividirse en seis fases principales:

1. PRE-JUBILACIÓN (años de trabajo): se hacen planes y percepciones sobre el retiro.

2. EL GRAN DÍA: terminación del empleo.

3. FASE DE LUNA DE MIEL: tiempo donde se llevan a cabo los viajes, proyectos y actividades que se planearon.

4. DESENCANTO: momento en que generalmente aparece la decepción. Es en este momento cuando la diversión termina y se hace frente a la nueva realidad. Probablemente, los aspectos más difíciles de esta fase son las inevitables preguntas que deben responderse de nuevo: ¿Quién soy ahora? ¿Cuál es mi propósito?, ¿Tengo aún capacidades? Nuevas y satisfactorias respuestas a estas preguntas deben encontrarse si el individuo jubilado puede hacer un cierre adecuado de sus días de trabajo. Sin embargo, muchas personas no pueden lograr esto y nunca superan esta fase.

5. REORIENTACIÓN: el proceso de ajuste y adaptación a la situación actual.

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6. RUTINA: el nuevo orden de la vida que finalmente se establece.

Es significativo el hecho de que, actualmente, el retiro ya no es percibido como antes; esto quiere decir que poca gente prefiere la definición tradicional de jubilación, lo cual significa retirarse por completo de cualquier actividad laboral o de trabajo. Cada vez más se piensa en el retiro de una manera parcial. Se ha visto que el permanecer activo e involucrado en la persecución de las metas que son significativas y gratificantes para el individuo, ofrece un nivel de satisfacción y bienestar mental que una jubilación tradicional quizás no.

Generalmente, las personas viven mucho más tiempo después de su jubilación, y muchos aprovechan su nueva libertad para comenzar otra carrera, buscar un hobby, viajar, hacer trabajo voluntario o regresar a la escuela.

Estos son algunos tips que te ayudarán a mejorar la experiencia del retiro y a encontrar mayor satisfacción en esta nueva etapa de la vida:

* Date el tiempo para prepararte física y mentalmente para el retiro algunos años antes de dejar el trabajo, ya que puedes sentirte desconcertado el primer día que te levantes y no tengas nada que hacer ni dónde ir.

Habla de tus preocupaciones y deseos antes de dejar el trabajo. El acudir a una terapia psicológica puede ser de gran ayuda. La figura del psicólogo orientador en un proceso de jubilación será de gran valor y utilidad para favorecer la vivencia de este tránsito vital con éxito.

* Habla con personas recién jubiladas y pregúntales sobre su experiencia. Puedes crear grupos de apoyo con ellas.

* Fomenta las relaciones sociales. Gozar de la relación con los demás es toda una garantía de salud mental: cultivar los vínculos con la familia y con las amistades es una buena manera de sentirse vivos, de constatar que para los demás tenemos un valor y una significación. Mantener nuestros vínculos con el entorno y las personas es también una forma de aferrarnos a la realidad y de relativizar las dificultades.

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* Imagina tu nueva vida y trata de redescubrir cómo eres fuera de tu trabajo.

* Haz una lista de actividades que siempre quisiste realizar, pasatiempos que desearías retomar, lugares a donde te gustaría ir y habilidades que ansiarías aprender.

* Es esencial mantener tu salud física.

* Un elemento fundamental para disfrutar el retiro es tener una red social. Trabajar, hacer voluntariados o realizar labor comunitaria puede ser una manera de explotar tu talento y mantener el contacto con otras personas.

* Participa en todas aquellas actividades que, además de suponer una vinculación social, activan y mantienen tus capacidades intelectuales y emocionales: actividades culturales o artísticas, estudios, visitas culturales, viajes, utilización de nuevas tecnologías.

* Es recomendable ir reduciendo horas de trabajo paulatinamente en lugar de dejar de trabajar súbitamente, ya que el cambio gradual es menos estresante. Esto puede ser poco viable para muchas personas; sin embargo, puedes buscar un trabajo de medio tiempo en el momento en que decidas jubilarte. Este nuevo empleo tiene la función de ser un “puente” hacia el retiro.

* Habla con tu pareja y familia acerca de establecer una nueva rutina. Recuerda que la jubilación es una transición importante para toda la familia.

La planeación de esta nueva etapa es la clave para el éxito del retiro. Prepararte física, emocional y económicamente te ayudará a manejar esta transición.

Todo esto te permitirá crear una nueva cotidianeidad y una identidad renovada. Eventualmente, el nuevo escenario se transforma en territorio familiar y podrás disfrutar de la última etapa de la vida con un nuevo sentido de propósitos e intereses. Todos los cambios radicales en nuestra vida conllevan un período de adaptación, la clave está en buscar cuáles son las motivaciones, los motores para seguir viviendo con intensidad. Esto tiene que ver con el sentido que cada uno de nosotros le demos a nuestra vida y a nuestra independencia, entendiendo que ésta es siempre parcial, y a nuestras potencialidades.




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