Es posible que la última vez que mencionaste que querías hacerte un “piercing” se haya armado la revolución en casa con tus papás…O que sea algo prohibido en tu escuela. Si ya pasaste esas etapas de la vida, quizá entonces tus amigos o compañeros de oficina te comenten que ya no estás en edad, o que sería algo mal visto entre tus colegas.
Sólo que las reacciones que pueda generar tu decisión es quizá de lo que menos tendrías que preocuparte, ante los peligros de salud que puede representar un “piercing” o perforación si no se realiza con los cuidados necesarios.
Después de un “piercing”’ es frecuente la presencia de cicatrización anormal con formación de queloides (piel fibrosa, antiestética y en ocasiones dolorosa). Estas lesiones suceden normalmente cuando la perforación es en oídos, nariz, labio y ombligo, nos comenta el doctor Jorge Moreno, miembro de la Fundación Mexicana para la Dermatología, A. C. (FMD).
Además, existe el peligro de contraer cierto tipo de infecciones locales o sistémicas que ponen en peligro la vida como el Tétanos, el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), la Hepatitis Viral de tipo B y C; así como reacciones alérgicas o tóxicas dependiendo del material utilizado o del sitio.
El dermatólogo alertó a pacientes que presentan cicatrización queloide en alguna parte del cuerpo como resultado de una perforación, pues presentan el riesgo de repetir este tipo de característica en la piel en una nueva perforación en más de 20 por ciento de los casos.
El doctor Moreno opinó que aunque las medidas de higiene han mejorado, es importante alertar a quienes decidan realizarse un ‘piercing’, del riesgo de las infecciones ya mencionadas. Otro de los riesgos, es que, “si la perforación se realiza en la lengua puede ocasionar alteración en dientes o encías y en caso de ocurrir inflamación de la lengua esta puede obstruir el tracto respiratorio”, explicó el dermatólogo.
Las partes del cuerpo que con mayor frecuencia se someten a perforaciones son las orejas, principalmente en las mujeres; además de cejas, nariz y ombligo. Con menos frecuencia se presenta también en lengua, labio, pezones o genitales.
Algunas recomendaciones
Se sugiere buscar a un profesional que tenga un establecimiento autorizado con las regulaciones emitidas por la Secretaría de Salud, que exigen medidas de higiene, el uso de guantes y equipo desechable. No permitas que utilicen pistolas de perforación ya que estas no se pueden esterilizar en ‘autoclave’(1), un método de esterilización recomendado.
Evita el oro, la plata o el níquel/cromo como los metales para el arete o joya a usar. Es más seguro el acero quirúrgico, el niobium o el titanio, siempre y cuando cumplan con un proceso pleno de esterilización.
Hay quienes creen que los aretes en el ombligo pueden ocasionar malformaciones al bebé si estos se usan durante el embarazo. Esto si bien no es cierto, lo recomendable es no hacer nuevas perforaciones durante la etapa gestacional ya que representa riesgos de una infección en el sitio de la perforación.
Para quienes ya tengan una perforación y esta sea reciente hay que mantener pulcra la herida, lavando suave y diario con un antiséptico no alcohólico, ni peroxido. Evitar la manipulación del arete o joya que se utiliza y si el orificio es en la lengua habrá que hacer enjuagues antisépticos y tomar un antiinflamatorio, tampoco es recomendable usar un ungüento o crema antibacterial.
Una vez que el túnel o fístula tenga forma, ya puede cambiarse o remover el arete, esto toma por lo regular seis a ocho semanas, sin embargo, a veces tarda hasta seis meses o un año dependiendo del tipo de la perforación.
Complicaciones
En caso de presentar algún tipo de irritación o complicación después del proceso es necesario acudir al médico para evaluar el tipo de lesión y dar el manejo adecuado al diagnostico.
Así mismo, las perforaciones se corrigen con cirugía menor removiendo la fístula y cerrando la perforación.
Las cicatrices hipertróficas o queloides se tratan de diversas formas, lo más común es inyectarlas con un medicamento que las adelgaza o removerlas mediante criocirugía o láser.
Cuando la perforación se rompe por traumatismo o por el peso del arete esta se puede reparar y realizar una nueva posteriormente a que cicatriza la piel.
Información proporcionada por la Fundación Mexicana para la Dermatología, A. C. (FMD), con motivo de la campaña ¡Cuídate, infórmate! que impulsa la propia FMD, con apoyo de laboratorios Roche, BDF, Johnson & Johnson y Galderma.