En el marco del Día Mundial sin Tabaco, a celebrarse este 31 de mayo, es notable que las campañas, leyes y propuestas para disminuir el consumo del mismo, no han sido del todo fructíferas. En México y en otros países, su consumo persiste, prueba de ello es que más de 30% de la población mundial son fumadores, lo que equivale a dos mil millones de personas.
Por esta razón, científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), se han dado a la tarea de estudiar sectores expuestos al humo de tabaco, sobre todo los llamados fumadores pasivos, principalmente infantes, para buscar la correlación entre la exposición al humo del cigarro y su efecto en niños asmáticos.
La finalidad es crear a futuro una máquina para detectar biomarcadores, es decir, indicadores de susceptibilidad que permitan verificar, a través de ésta, si la exposición al humo del cigarro está teniendo efectos y a qué grado sobre los infantes, ya sean asmáticos o probables asmáticos, con el objetivo de prevenir la enfermedad o ayudar a controlarla.
Rodrigo Balam Muñoz Soto y Briscia Barrón Vivanco, del Departamento de Toxicología del Cinvestav, señalaron que el tabaco cuenta con más de 4 mil compuestos tóxicos, 40 de ellos ya han sido clasificados como cancerígenos en animales y/o humanos. Actualmente la exposición al humo de tabaco se ha asociado a más de 30 padecimientos, entre ellos cáncer en diferentes órganos, enfermedades cardiovasculares y asma.
Muñoz Soto añadió “la exposición al humo, llamado tabaquismo pasivo, tiene efectos contraproducentes en la salud respiratoria de los niños, entre los que se incluye mayor riesgo de infecciones de vías respiratorias y la complicación de enfermedades crónicas como el asma infantil”.
El grupo de Toxicología del Cinvestav está haciendo estudios en comunidades industrializadas al norte del país, particularmente en Coahuila, donde se busca a niños de clase media expuestos al humo de tabaco.
A estos niños se les hacen pruebas de espirometría, la cual mide la cantidad de volumen de aire que pueden tomar los pulmones, y en función de los valores que se obtienen se pueden clasificar a los niños como asmáticos, probables asmáticos y los que no lo son. Adicionalmente, los estudios consisten en analizar muestras de orina y sangre, para detectar el nivel de exposición al humo de tabaco y sus probables consecuencias.
Al respecto, Briscia Barrón dijo “está comprobado que el humo del tabaco está asociado con diferentes tipos de cáncer, afecciones cardiovasculares, padecimientos respiratorios, entre otros, por lo que constituye uno de los factores de riesgo, discapacidad y muerte en el país, lo que conlleva a invertir grandes cantidades de dinero”, lo que en opinión de la investigadora, se podría prevenir.
El asma infantil es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que se caracteriza por una obstrucción bronquial variable y provoca en los niños trastornos respiratorios, rinitis alérgica, bronquitis, neumonía e infecciones de oídos.
Cifras de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), revelaron en 2007 que 700 millones de niños están expuestos al humo del cigarro, en la mayoría de los casos, los padres son la principal fuente generadora.
El consumo del tabaco es causa de muerte de cerca de 8 millones de personas en el mundo al año, en México fallecen 165 personas al día de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, mientras que el asma representa una de las enfermedades con mayor índice de incapacidad según la Organización Mundial de la Salud.