Los síntomas de la influenza son semejantes a los del resfriado común, sin embargo, se caracteriza porque estos signos son mucho más agresivos.
De hecho, los virus de la influenza son de los principales responsables en el desarrollo de enfermedades de las vías respiratorias de acuerdo a la Secretaría de Salud (Ssa), y se dividen en tres tipos de virus: A, B Y C.
El de tipo A cuenta con mayor capacidad para infectar a gran variedad de especies, incluidos los seres humanos, pero también caballos, aves y cerdos entre otros; y de los cuales hay 14 subtipos a los que se les identifica con las siglas H1N1 hasta H16N9.
Influenza porcina
De éstos, el pasado jueves 22 de abril se identificó en laboratorios de Estados Unidos y Canadá un nuevo subtipo, al que le corresponde la matricula A/H1N1 y que tiene el componente de la influenza porcina.
Hasta el sábado 25 de abril las autoridades sanitarias del país habían localizado este virus en 20 de los 68 casos mortales reportados hasta el viernes anterior, por lo que el Consejo de Salubridad General clasificó como una epidemia, único órgano autorizado por la Constitución para calificar un suceso de seguridad y emergencia epidemiológica a nivel nacional.
Con todo, en el plan diseñado sobre el particular por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este sábado emitió una alerta mundial ante la epidemia de influenza en México, afirma en dicho texto que “el nuevo virus detectado se adapta cada vez mejor a los seres humanos, pero todavía no es plenamente transmisible”.
El virus de la influenza es severamente contagioso, de tal magnitud que llevó a la suspensión de clases escolares en todos los niveles, al menos hasta el 6 de mayo, además de prohibir altas concentraciones de gente para impedir su propagación.
Esta alerta sanitaria se debe a que este virus se dispersa mediante gotitas de saliva que se pueden expulsar al hablar, toser o estornudar y pueden alcanzar un metro de distancia o más.
Las medidas preventivas se deben acatar en torno a que el virus de la influenza sobrevive entre 48 y 72 horas en las superficies lisas de las manos, barandales o manijas, así como en áreas porosas de pañuelos desechables y telas, entre otros, incluidos cubrebocas.
Si bien se estima que durante ese periodo de tiempo el virus mantiene su capacidad de contagio, autoridades de la Ssa indicaron que el virus no subsiste ante la luz solar y agentes como el jabón lo destruyen, de ahí la importancia de ventilar cuartos y abrir cortinas para dar paso a la luz solar, así como lavarse constantemente las manos.
Transmisión
La infección se transmite a través de personas contagiadas que estornudan o tosen de frente sin cubrirse la boca, pero también por el uso de cubiertos u objetos contaminados previamente por individuos infectados.
También puede haber contagio si se habla de cerca con estas personas o si se les saluda de mano o beso. Una vez que se ha dado el contagio, los signos del padecimiento surgen de entre uno a cuatro días, tras el contacto con el virus.
De ahí la importancia de que ante la emergencia sanitaria, se cubra la boca al toser o estornudar con un pañuelo o el antebrazo, además de utilizar un cubrebocas desechable en sitios o transporte públicos; haciendo hincapié en que si se tose o estornuda con el cubrebocas puesto, éste se debe desechar y cambiarlo por otro dado que su textura es porosa.
Las autoridades sanitarias aseguraron que el lavado constante de manos disminuye sensiblemente la posibilidad de contagio, debido a que en las estadísticas se establece que esta medida comúnmente disminuye en 45% las posibilidades de acudir a consulta médica por una infección respiratoria.
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