Todos hemos pasado por momentos en los que nos sentimos frustrados, enojados, ansiosos, preocupados y con algún dolor físico asociado a estas reacciones, como el dolor de cabeza o de estómago. Al conjunto de estos signos y síntomas lo llamamos tensión emocional, que es la respuesta del cuerpo a la presión física, intelectual o emocional que experimentamos por diversas causas.
Diariamente nos enfrentamos a situaciones generadoras de tensión, como pueden ser las responsabilidades del trabajo y de la casa, los hijos, los compromisos sociales, los pensamientos y preocupaciones internas, la toma de decisiones, el no alcanzar nuestras expectativas, y un sinfín de problemas que se le presentan al ser humano en su cotidianeidad. Todo ello nos provoca estrés algo que, en la actualidad, hemos adoptado ya como una cuestión que forma parte de nuestra vida.
Todos hablamos del estrés, todos lo sentimos y lo vivimos pero, en realidad, ¿sabemos qué es? El estrés es un estado del organismo que se caracteriza por la tensión o falta de tranquilidad ante una posible amenaza o presión interna o externa. El término procede de la palabra “stress” que significa tensión. En cierto grado el estrés es normal y necesario ante las exigencias del mundo, ya que moviliza al individuo a superar retos y alcanzar metas; sin embargo, cuando éste impide que la persona se sienta bien, puede resultar nocivo para la salud.
El estrés puede considerarse como una reacción física y mental necesaria para vivir, que puede tener varias etapas. En un inicio funciona como una señal de alarma, en respuesta a un factor de tensión que activa al organismo. Más tarde el cuerpo y la mente luchan por adaptarse a esta situación de tensión, como una respuesta adaptativa. Cuando la tensión se prolonga, se llega una fase de fatiga, en la que el individuo empieza a notar los síntomas propios del estrés, como la ansiedad, el cansancio, el enojo y el dolor físico. Si esto persiste, puede haber consecuencias para la salud física y emocional.
Las causas del estrés son múltiples, ya que cualquier suceso que nos genere una respuesta emocional puede causarlo. Esto incluye tanto situaciones positivas, como el nacimiento de un hijo, el matrimonio, la organización de un evento, etc., o negativas, como la pérdida del empleo o la muerte de un familiar. Aunque todas estas situaciones dependen de la capacidad de respuesta de cada individuo, éstas por sí mismas causan cierta tensión que nos lleva, por lo tanto, a sentir estrés.
Y ¿qué podemos hacer cuando nos sentimos estresados? Existen algunos tips que nos pueden ayudar a reducir la tensión y controlar el estrés:
– Primero que nada, tratar de identificar cuál es la tensión, y qué es lo que nos está haciendo sentir estresados, con el fin de reflexionar acerca de ello. Siempre pensar en las soluciones, es decir, en las alternativas que tenemos para hacerle frente, qué podemos hacer y cómo. Asimismo, es muy importante tener a alguien con quien platicar, ya que hablar de lo que pensamos y sentimos nos ayuda a desahogarnos, a entendernos y a conocernos mejor.
– Es muy importante aprender a organizar nuestro tiempo y nuestro espacio, ya que al planear el día y las labores cotidianas, podemos disponer de algún tiempo extra para nosotros mismos.
– Es relevante darnos espacios de relajación y descanso, como encontrar una actividad que nos sea placentera.
– También es importante llevar una vida sana en la que cuidemos nuestra alimentación y hagamos ejercicio, esto siempre nos ayuda a sentirnos mejor, así como procurar dormir bien para que el cuerpo y la mente estén descansados.
– Lo ideal es tener un trabajo que nos sea agradable y aunque muchas veces esto no se dé, hay que intentar buscar algo positivo, algo que nos motive a alcanzar metas.
– Existen momentos en los que estamos muy tensos y no sabemos qué hacer; en estos casos podemos respirar profundo e intentar relajarnos para pensar en las alternativas que tenemos y así poder encontrar la mejor solución.
– Los ejercicios respiratorios, los masajes, el cambio de rutina, y la adecuada convivencia con los demás, son algunos recursos que nos ayudan a relajarnos. No obstante, si el estrés imposibilita llevar una vida normal, es imprescindible buscar ayuda con un especialista.
– No hay que olvidar lo importante que es escucharnos a nosotros mismos, para saber qué es lo que, en verdad, deseamos y necesitamos.