El gran riesgo de la hipertensión arterial (HA) es que no duele ni da síntomas, pero a largo plazo daña gravemente las arterias de órganos vitales como el corazón, el cerebro y los riñones. Por ello, el ISSSTE promueve su prevención, detección temprana y apego al tratamiento.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (Ensanut), se estima que 22.4 millones de mexicanos mayores de 20 años padecen HA, de los cuales, la mitad han sido diagnosticados y 50% ignoran que son hipertensos.[recuadro]
Lo más importante es la prevención
Las familias pueden hacer mucho para evitar este trastorno, fomentando hábitos saludables en su estilo de vida, como incorporar el ejercicio regular diario, evitar comida chatarra, especialmente botana y alimentos procesados ricos en sodio, eliminar el uso del salero en la mesa y cocinar con poca sal.[/recuadro] A este panorama, se suma el hecho de que tan solo 25% de quienes se saben hipertensos, llevan un adecuado control de la patología, pues existe gran desapego al tratamiento; ocasionado, principalmente, porque los pacientes no presentan síntomas y erróneamente creen que no necesitan tomarse los medicamentos.
El ISSSTE comenta que la población debe saber que este padecimiento crónico degenerativo, una vez que se presenta nunca va a desaparecer, pero se puede controlar mediante tratamiento farmacológico, alimentación saludable y ejercicio regular; de esta manera es posible evitar o retardar sus complicaciones.
En México, se estima que uno de cada tres adultos desarrollan la enfermedad. Dada su prevalencia y su causa multifactorial asociada principalmente a obesidad, sobrepeso, sedentarismo y diabetes, es recomendable que las familias incorporen a su botiquín un baumanómetro y acudan a sus clínicas de medicina familiar para que les enseñen a medir la presión arterial.
La sugerencia, para quienes tienen el aparato, es realizar un monitoreo preventivo cada tres meses en personas mayores de 20 años.
La evaluación consiste en tomar el registro de la presión arterial dos veces al día (mañana y tarde o mañana y noche), en reposo físico y mental, durante dos semanas y realizar una bitácora de los resultados.
Al final de este periodo se suman las cifras y se saca el promedio de la presión registrada; si la cifra es superior a 140/90, la persona debe acudir a su médico, pues es muy probable que confirme el diagnóstico de hipertensión arterial y sea momento de iniciar un tratamiento de por vida.
Una vez diagnosticado, el paciente deberá continuar con el hábito del monitoreo, que servirá de base para evaluar la efectividad del tratamiento farmacológico, pues hay pacientes que requieren una combinación de hasta tres medicamentos para mantenerse bajo control.