Cuando el mundo ya estaba cantando victoria contra la tosferina, dado que gracias a las campañas de vacunación ya no se veía esta enfermedad, o sólo casos muy esporádicos, resulta que se están volviendo a presentar brotes que han alertado a médicos e instituciones para recurrir con mayor fuerza a prevenirla mediante refuerzos de la vacunación.
La diferencia es que actualmente los brotes de esta enfermedad también llamada pertussis, se están presentando entre adolescentes y adultos jóvenes, cuando en los años 40s, y antes, el problema afectaba sobre todo a niños pequeños menores de 4 años.
El doctor pediatra Sarbelio Moreno, adscrito al Hospital Infantil Federico Gómez, precisó que esos adultos contagiados, pueden estar siendo tratados por asma, sinusitis y aparentemente sufrir una muy fuerte gripe que les lleve al hospital, pero finalmente sobrevivir. Pero lo más grave es que mientras contengan la bacteria, pueden estar contagiando a bebés pequeños que son mucho más vulnerables a la tosferina, y llegar a morir por dicha infección.
“La tosferina tarda en eliminarse hasta 30 días. Primero es una fase catarral, como cualquier catarro común que es donde se puede identificar la bacteria. Luego viene la fase paroxística, que es cuando empieza la tos y ya se dejó de excretar la bacteria. A estas alturas, el paciente, seguro, ya recibió antibiótico, y eso es un impedimento para el diagnóstico por cultivo porque la prueba para la tosferina es eficaz sólo si el paciente no ha recibido ningún tipo de antibiótico”.
En reunión de prensa en el marco de la Cumbre Sanofi donde se reúnen unos 1,400 médicos de distintas especialidades, el experto expresó que actualmente el mejor método de diagnóstico para esta infección es por vía molecular, y no en todas las ciudades existen los equipos para dicho análisis.
“Para el diagnóstico se debe usar equipo molecular (llamado PCR) que no hay en todos lados, pero en la ciudad de México existe por ejemplo en el Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica (INDRE), en algunos institutos nacionales de salud, como el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y el Instituto Nacional de Pediatría. Precisa que la vacuna contra tosferina da una inmunidad de 7 a 10 años, y por eso lo ideal debería ser que los adultos se revacunaran cada 10 años para así evitar que la inmunidad se agote.
A los niños los vacunan contra tosferina en la mayoría de los países obligadamente en los primeros meses de vida y les aplican el último refuerzo a los 4 años.
La vacuna contra tosferina se empezó a aplicar en el mundo desde los años 40; en México desde los 50.
“Íbamos bien, no es que se considerara erradicada, como sucede con la polio, pero sí se había logrado disminuir de manera drástica gracias a las campañas de vacunación”.
Sin embargo, “desde hace unos 15 años empezaron a detectar que volvía a ser frecuente la tosferina en otros grupos de población, ya no en bebés. En Japón, Australia, Estados Unidos, Inglaterra hubo reportes de este resurgimiento. En países latinoamericanos ha habido brotes pero no se tienen registros claros; no porque no haya sucedido sino porque las prioridades de los sistemas de salud en la región son otras.
El tratamiento es con antibiótico para reducir la transmisión de la enfermedad, pero el antibiótico no mata la toxina; con todo y antibiótico la enfermedad dura invariablemente al menos quince días.
Cuando los casos de tosferina se convierten en un problema grave en los pequeños, puede haber colapso por el recto o el ano, hernias umbilicales, y se puede complicar con neumonía.