Menos personas están muriendo de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos, pero el aumento en los niveles de obesidad y diabetes, particularmente entre los jóvenes, pueden causar que las tasas de mortandad aumenten, de acuerdo con un reciente informe de la OCDE.
En el informe Cardiovascular Disease and Diabetes: Policies for Better Health and Quality of Care [1] (Enfermedades Cardiovasculares y Diabetes: Políticas Públicas para una Mejor Salud y Calidad de la Atención Médica) presentado el pasado 17 de junio de 2015, se sostiene que los avances en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares han generado una baja de 60% en las tasas de mortalidad durante los últimos 50 años en los países de la OCDE.
Sin embargo, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son aún la principal causa de muerte en los países de la OCDE, y las tasas de obesidad y diabetes van en aumento. Esto significa que un número mayor de personas correrán el riesgo de contraer ECV: alrededor de 85 millones de personas tienen diabetes en los países de la OCDE, lo cual representa alrededor del 7% de las personas de 20 a 79 años de edad.Se proyecta que ese número llegue a 108 millones hacia 2030 —un aumento de 27%—, es decir, 23 millones adicionales de pacientes con mayores necesidades de atención médica y un mayor riesgo de sufrir complicaciones. Las tasas de obesidad también van en aumento en la mayoría de los países, y esto afecta a una de cada cinco personas en los países de la OCDE.
La probabilidad de morir por un accidente cerebrovascular o un ataque cardiaco varía mucho: de menos de 200 por cada 100 mil personas en Corea, Francia, Israel y Japón, a más de 500 en los países de Europa Central y del Este, entre ellos la República Eslovaca, Hungría, Estonia y la República Checa.
En el informe se sostiene que muchos países se encuentran aún muy lejos de realizar las reformas en sus sistemas de salud necesarias para prestar los niveles de atención requeridos para mejorar los resultados en las ECV.
Algunas de las recomendaciones contenidas en el informe sugieren que los gobiernos tendrían que:
- Intervenir de manera importante en el fomento de estilos de vida más saludables, con el fin de reducir las tasas de mortalidad por ECV. Las políticas públicas contra el consumo de tabaco han demostrado su eficacia, al igual que las iniciativas para reducir el consumo de sal y combatir la obesidad.
- Garantizar que la atención primaria sea financieramente accesible para todos, y que la brecha entre los cuidados médicos recomendados y los cuidados médicos provistos sea pequeña.
- Mejorar la rendición de cuentas y la transparencia en el desempeño de la atención médica primaria.
- Establecer un marco nacional para mejorar la calidad de atención de casos agudos y fijar normas nacionales para la medición y la mejora continua de los servicios de urgencias y de cuidados médicos, con el fin de optimizar la calidad y reducir las variaciones regionales dentro de los países.
- Asegurar que las reformas incluyan todos los aspectos de los sistemas de salud, desde las políticas y la prevención hasta la atención médica primaria, atención de urgencias, casos críticos y rehabilitación. Tomando en cuenta que la complejidad en el tratamiento de las ECV y diabetes significa que la cadena de cuidados es tan fuerte como su eslabón más débil.
México
En las notas por país de México [2] se destaca que para reducir los factores de riesgo de ECV y diabetes, en particular la obesidad, México podría poner en marcha estrategias multifacéticas y exhaustivas que incluyan medidas para la población en general y medidas para individuos de alto riesgo, y que utilicen todas las herramientas disponibles como la educación, regulaciones e incentivos, así como programas y servicios de atención médica para trabajar al unísono y fortalecer su eficacia.
También se requiere un fuerte compromiso de grupos promotores y actores que obtengan apoyo para facilitar y reducir el costo de las opciones de un estilo de vida saludable. En 2014, México instauró nuevas políticas fiscales para bebidas endulzadas con azúcar y alimentos procesados con más de 275 calorías por cada 100 gramos y los ingresos tributarios se destinan a programas de salud. La puesta en marcha de estas medidas fiscales es un buen arranque para combatir la obesidad y la combinación de estas intervenciones en estrategias integrales daría lugar a un enfoque más eficaz y eficiente porque aumenta la cobertura de los grupos en riesgo y explota las sinergias potenciales a través de las diferentes intervenciones.
México requiere también fortalecer la atención primaria y de casos agudos, para que todos los proveedores puedan prestar servicios más eficaces de prevención, diagnóstico temprano, tratamiento y gestión de ECV y diabetes.
También se destacan los siguientes puntos:
- En México la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV) se ha reducido más lentamente que en muchos países de la OCDE y la prevalencia de las ECV y la diabetes aumenta con rapidez.
- La prevalencia de sobrepeso y obesidad, factores de riesgo para ECV y diabetes, es una de las más altas de la OCDE.
- El acceso a la atención primaria y de casos agudos parece bajo. Si bien no se cuenta con datos comparables sobre gasto en salud en atención ambulatoria para México, en un estudio se encontró que los pacientes pagan más del 50% de los costos totales de atención médica por tratamientos relacionados con diabetes, pese a que se cuenta con cobertura adicional para tratamientos específicos de diabetes y ECV.
- La calidad de la atención de casos agudos de ECV es la más baja de la OCDE. La tasa de mortalidad dentro de los 30 días siguientes a la hospitalización por IAM es la más alta, de 27.2%, más de tres veces mayor que el promedio de la OCDE (7.9%). La tasa es también alta en casos de infarto isquémico y hemorrágico, de 19.6% y 29.7%, en comparación con el promedio de la OCDE de 8.4% y 22.6%. Las tasas reportadas de mortalidad por casos de infarto isquémico se han deteriorado en años recientes y, si bien se han logrado algunos avances en el IAM y el infarto hemorrágico, la mejora es más lenta que en muchos países de la OCDE.
- México necesita centrarse en reducir la obesidad y fortalecer la atención primaria y de casos agudos. Para reducir los factores de riesgo de ECV y diabetes, en particular la obesidad, México podría poner en marcha estrategias multifacéticas y exhaustivas que incluyan medidas para la población en general y medidas para individuos de alto riesgo, y que utilicen todas las herramientas disponibles como la educación, regulaciones e incentivos, así como programas y servicios de atención médica para trabajar al unísono y fortalecer su eficacia. También se requiere un fuerte compromiso de grupos promotores y actores que obtengan apoyo para facilitar y reducir el costo de las opciones de un estilo de vida saludable.
Referencias
- Cardiovascular Disease and Diabetes: Policies for Better Health and Quality of Care http://www.oecd.org/health/cardiovascular-disease-and-diabetes-policies-for-better-health-and-quality-of-care-9789264233010-en.htm
- Cardiovascular Disease and Diabetes: Policies for Better Health and Quality of Care, Nota de país: México http://www.oecd.org/mexico/Cardiovascular-Disease-and-Diabetes-Policies-for-Better-Health-and-Quality-of-Care-Mexico-In-Spanish.pdf