Los caballos tienen un temperamento dócil, son animales sociales que establecen vínculos con otros animales y bajo entrenamiento logran aceptar la compañía humana. La equinoterapia basa su funcionalidad en las múltiples sensaciones que los caballos producen. Logra resultados positivos en la pedagogía, psicoterapia y fisioterapia.
La equinoterapia está basada en la teoría de neurorestauración y neuroplasticidad, que es la posibilidad que tiene el cerebro para adaptarse a los cambios o funcionar de modo diferente. Esta terapia logra resultados médicos y psicológicos gracias a la interacción entre el paciente, el caballo y el terapeuta.
La fuente de estímulos que son los caballos, favorecen las respuestas emocionales, la atención, coordinación motora, los reflejos y el equilibrio en el paciente. La temperatura del equino (38°C) logra distender los músculos de la parte inferior del cuerpo. El impulso rítmico del lomo del caballo (90 – 100 por minuto), se transmite hasta la cabeza del paciente a través de la columna vertebral logrando relajar los músculos y estabilizar el tronco y la cabeza. Causa un estímulo que provoca la sensación de caminar sin piernas; así posibilita la regulación del tono muscular, el equilibrio y la coordinación motriz y sensorial.
En media hora de cabalgata el paciente recibe alrededor de dos mil ajustes tónicos (reflejos cuya función es mantener la postura de la cabeza y el cuerpo). La equinoterapia está indicada en cualquier disfunción motora, ya sea de origen neurológico, traumático o degenerativo como:
- Parálisis Cerebral
- Esclerosis Múltiple
- Síndrome de Down
- Tortícolis
- Lumbago
- Parkinson
- Cifosis, Lordosis
- Dismelia
- Síndrome Vegetativo
Además desarrolla aptitudes socio-cognitivas como la autoestima, la adaptación, cooperación, sentido de responsabilidad, atención, concentración, comunicación, el hecho de tener el dominio sobre el caballo también favorece la confianza en sí mismo. Esta terapia, también sirve como apoyo en problemas de:
- Autismo
- Disfunción cerebral
- Hiperquinesia
- Conducta Lenguaje
- Neurosis
- Psicosis
- Esquizofrenia
Samantha Corona Sánchez compartió una anécdota como terapeuta en el Lienzo Charro de Pachuca: “Paco era mi segundo paciente… Paquito tiene 18 años; habíamos tratado a muchos niños, pero él no tenía la mitad del cerebro, era un bebé, como un recién nacido. Cuando lo cargué no podía mover nada, era como cargar una piedra. Lo subimos al caballo y le empezamos a estirar las piernas que parecían reglas por rectas; no sé cómo explicarlo, no se le podía estriar las piernas, tampoco podía abrir las manos. Le dimos varias vueltas en el caballo, luego acostado, de espaldas, de lado… Era como un bebe, se le podía cargar igual. Al final de la terapia sus brazos me rodearon el cuello y sus piernas me abrazaron el torso, entonces me percaté de qué tan chiquito era. Sonreía, sonreía con la mitad del cerebro… era con eso. Esos niños no tienen nada y lo dan todo. No te puedo explicar lo que sienten esos niños, pero sí te puedo explicar lo que yo sentí, y hasta ahorita ha sido el momento más feliz, porque fue como volver a vivir.”
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