La persistencia puede definirse como «la acción de mantenerse firme y constante en las diversas actividades que realizamos»; es considerada una de las actitudes clave para alcanzar el éxito, como reza un popular refrán «el que persevera, alcanza», por ello es importante conocer cómo podemos enseñar a nuestros hijos a perseverar para tener mejores oportunidades para prosperar.Los padres deben hacer un especial énfasis en las razones de las reglas y asumir las consecuencias.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Brigham Young en Utah, EE.UU, aplicado en 325 familias con niños de 11 a 14 años de edad, demostró que la persistencia aprendida a través de los padres logra un mayor involucramiento en la escuela, así como menores tasas de delincuencia. Esto demuestra -señala el estudio- que los padres se encuentran en una posición única para ayudar a sus hijos adolescentes a desarrollar esta actitud.
Los investigadores preguntaron: ¿su hijo puede apegarse a una tarea?, ¿puede terminar un proyecto?, ¿puede definir una meta y alcanzarla? Randal Day, uno de los coordinadores del estudio, comentó que «aprender a ser constante sienta las bases para que los niños puedan prosperar, lidiar con el estrés y las presiones de la vida».
De acuerdo a datos específicos de la investigación, la clave se encuentra en los padres que aplican una tutela con «autoridad» pero sin llegar al autoritarismo, señala. Y refiere a estos tres componentes como básicos:
- Los niños debe sentir el aprecio y amor de sus padres.
- Hacer un especial énfasis en las razones de las reglas y asumir las consecuencias.
- Se debe dar a los niños un nivel apropiado de autonomía
Los padres que logran establecer una clara autoridad, tienen mayores posibilidades de inculcar en sus hijos la perseverancia, tener mejores resultados escolares y menores niveles de delincuencia.
Los autores sugieren que los padres «solteros», deben involucrarse en la vida de sus hijos para lograr interacciones de calidad, aun cuando la cantidad de éstas sean menores a lo deseado.
El estudio se publicó en el»Journal of Early Adolescence» el 15 de junio del 2012, como parte del proyecto «Familias Prosperas» (Flourishing Families Project), iniciado en el año del 2007.