Cómo viven los hombres el amor.

El amor también se vuelve más maduro y los hombres y mujeres empezamos a buscar a alguien más específico.
El amor también se vuelve más maduro y los hombres y mujeres empezamos a buscar a alguien más específico.

El amor en sí, es una palabra a la cual cada persona le da un significado especial. En la niñez, el amor es algo que se entrega a la madre y después a los padres; es un amor incondicional para aquellos seres que nos dan la vida. Con el tiempo y en la preadolescencia adolescencia, cada uno vuelca el deseo hacia el objeto de su amor; en ese momento el deseo afectuoso de dar y recibir se une al deseo sexual.

Se podría decir que el amor es una conjunción de estos dos deseos, en donde existe el interés por amar y ser amado, por dar y recibir, un amor tierno y a la vez agresivo, y un amor en donde la sexualidad toma en la mayoría de las ocasiones, el interés primordial en la relación hombre, mujer.

En la adolescencia, el amor es tormentoso y se vive con gran intensidad. Nos acordamos de esos amores por los que hubiéramos dado la vida y, al terminar, sentíamos que se nos venía el mundo encima, para luego, claro, a partir de un duelo riguroso de pocas semanas o, en ocasiones, días, dar cabida a un nuevo amor.

Pero conforme vamos creciendo el amor también se vuelve más maduro y los hombres y mujeres empezamos a buscar a alguien más específico. El amor así se vuelve más racionalizado y entonces tendemos a buscar conforme a nuestros gustos y, sobre todo, a nuestros intereses, es decir, alguien que se ajuste más al plan de vida de cada uno.

Bela Grungerber (psicoanalista francesa) habla de la diferencia entre los hombres y las mujeres a este aspecto, señalando que se piensa que la mujer hace del amor el problema esencial y central de su existencia, mientras que el hombre pasa por un periodo amoroso (que es la adolescencia más o menos prolongada) y después, está obligado, por consiguiente, a ocuparse de “cosas serias”. El hombre amoroso pasa fácilmente por afeminado. Además, menciona que la mujer une sus lazos amorosos en el tiempo, soñando con la vida en pareja en la eternidad, mientras que el hombre piensa más en el presente.

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Así, el hombre y la mujer viven de forma diferente el amor, por supuesto dentro del mismo género, hombres y mujeres actuarán de diferente forma. Habrá hombres que resultarán más apasionados o comprometidos que las mujeres.

En el amor no hay reglas, pero lo que sí tenemos que tomar en cuenta es que los hombres son más simples y más prácticos. Mientras las mujeres nos desvivimos por buscarle el mejor regalo a nuestra pareja; los hombres frecuentemente lo buscarán un día antes y elegirán lo primero que pase por su vista.

En definitiva, debemos vivir el amor conforme lo sintamos y tener en cuenta que hombres y mujeres son diferentes; así que buscar que la pareja actúe en base a lo que nosotros creemos o queremos, sólo provocará infructuosas discusiones y frustraciones.

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