Todo el mundo dice que lo más importante eres tú misma, que si no te amas entonces no podrás amar a nadie más; bueno, dicen muchas cosas, pero no nos enseñan cómo hacerlo.
Muchos han intentado definir al amor, lo cierto es que cada persona tiene su propio concepto. El sexólogo Francisco Delfín lo define como la capacidad de dar lo mejor de uno mismo a otro individuo.
Para poder regalar “eso” que nos hace ser especiales, debemos amarnos antes a nosotros mismos. Es una labor titánica que puede llevar toda la vida, pero si nos queremos aventurar a explorar cosas en nuestro interior, estaríamos dando el primer paso hacia el bienestar emocional.
El amor a uno mismo comienza cuando reconocemos nuestras capacidades y debilidades, cuando las aceptamos e intentamos mejorar ¿parece difícil? vale la pena internarlo y no dejarlo de lado por complicado que parezca. Hay que reconocer a nuestro “fantasmita” interior, pues somos la única persona con la que conviviremos toda la vida; además, nos ayudará a enfrentar con valor todas las dificultades que se nos presenten en la vida.
Desgraciadamente nos han acostumbrado a vivir en función de los demás, señala Francisco Delfín y agrega que cuando nos preocupamos por nosotros mismos se nos ve como personas egoístas. Pero lo que en realidad sucede, es que la capacidad para amar a los demás comienza por nosotros, de otra forma sólo estaríamos tratando de ganarnos su aceptación, sólo eso.
“Amar es dar lo que tenemos y si no tenemos nada, estamos “fritos”. Así que cuando alguien te vuelva a llamar egoísta, tienes todo el derecho a contestarle que sólo estás en contacto contigo misma, que es tu derecho, pero sobretodo la obligación más importante en la vida.
Las complicaciones que tenemos con nuestra pareja vienen de adentro: si no me amo yo, cómo es posible que pueda amarte a ti. Y si es él quien no se ama a sí mismo, deberíamos tomarnos la molestia de al menos recordarle que es él su propia fuente de satisfacciones”.
Amor a uno mismo = Felicidad
Sin embargo, Francisco Delfín es claro al comentar que por muy buena y recomendable que sea esta forma de vida, no nos garantiza que alcancemos la felicidad. Lo que sí es un hecho es que se amplían las probabilidades de tener muchos momentos felices.
Ser feliz como tal es un slogan y sabiamente nos dice que él estaría más a favor con lo que dice José Saramago: “deberíamos intentar vivir en forma armónica con el resto de los seres vivos, con lo que nos rodea”.
Suena lindo, pero cómo lo logro
Olvidémonos de preguntar a los demás ¿cómo soy?, ¿qué piensas de mi?, esa pregunta va pa’ dentro. Echarnos un clavado hacia adentro es un buen principio, dice Francisco Delfín.
Y para terminar nos comparte una historia:
Una niña baja de las escaleras de su casa vestida de rojo, con unas medias verdes, unos zapatos negros y una gorra morada, pregunta – Mamá, ¿cómo me veo? y la mamá contesta – ¿Pues cómo te sientes?, la hija responde – Me siento muy bien. La madre finalmente dice – pues entonces así te ves.
Causa temor sentarse una tarde sola a tomarse un café con una misma; pero la satisfacción de conocerte, de quererte y aceptarte, no tiene comparación; los demás lo notan y, tú, cuando te mires al espejo, podrás estar conforme con esa sonrisa dibujada en tu rostro.
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