Es común tener antojo de un sabor específico. “Se me antoja algo dulce” o “Tengo antojo de algo saladito” ¿Por qué será que de repente se nos antojan determinados sabores?
El Dr. David Duarte, médico homeópata por el IPN y pionero en México de la milenaria Medicina UNANI que siendo de origen greco-árabe se practica en la India, explica que los sabores son el lenguaje que la naturaleza brindó a los alimentos para dialogar con nuestro cuerpo. La medicina UNANI considera que el cuerpo posee una inteligencia viva que le ayuda a auto-sanarse y que los alimentos son nuestra mejor medicina.
¿Qué implica cada sabor?
El sabor ácido o agrio actúa en el hígado donde contrarresta los efectos de las grasas. En el intestino disuelve minerales mejorando su asimilación. Es el alimento propicio para la mente-corazón ya que juega un papel importante en la organización de pensamientos dispersos. Debe ser usado con precaución por quienes padecen de estreñimiento, enfermedades de los tendones y nervios. En exceso produce sensaciones de ardor, picores, mareo, envejecimiento prematuro, falta de firmeza corporal y supuración.
El sabor picante descongestiona los pulmones y dilata capilares. Mejora la digestión y expulsa gases de los intestinos. Estimula la circulación sanguínea y aumenta la frecuencia cardiaca. Ayuda a desbloquear y movilizar al hígado. Quienes más se benefician del picante son las personas pesadas, letárgicas y es adverso para personas demasiado delgadas o que presentan resequedad. La emoción predominante del sabor picante es la alegría así como la tendencia a la excitación cuyo exceso lleva a la irritabilidad o la impaciencia. En exceso provoca dolor, vértigo, pérdida de la conciencia, sequedad de boca, temblores, debilidad, sensaciones de ardor.
El sabor dulce fortalece al sistema páncreas-bazo y es apropiado para el hígado ya que suaviza emociones agresivas como enojo e impaciencia. Los alimentos dulces también humedecen condiciones secas de los pulmones y detiene una mente-corazón sobre activa. Favorece principalmente a personas nerviosas, ansiosas o agresivas. Las personas pesadas, letárgicas, con sobrepeso y aquellas con abundante mucosidad deben tomar alimentos dulces moderadamente. De acuerdo a la medicina tradicional china, demasiado alimento dulce daña al sistema páncreas-bazo, debilita los huesos, causa la pérdida del cabello así como obesidad y enfermedades de la piel. El dulce tiene que ver con la saciedad o la satisfacción por lo que puede causar adicción a la comida como medio de satisfacción emocional. En exceso puede causar obesidad, diabetes, hidropesía, parásitos, obstrucción circulatoria, inflamación ocular, indigestión, vómito, gases, letargo, congestión respiratoria.
El sabor amargo es quizá el sabor más curativo y a la vez el menos apreciado de todos. Limpia las arterias, favorece el funcionamiento del corazón, tiende a bajar la presión arterial y es adecuado para combatir hongos, parásitos, inflamaciones, erupciones de la piel y obesidad. Beneficia el funcionamiento intestinal y los pulmones. Beneficia a personas lentas, con sobre peso e impacientes. Las personas débiles, delgadas, secas y nerviosas deben limitar la ingesta de amargo. La emoción predominante del amargo es la insatisfacción, lo que provoca un deseo de cambio, pero en exceso provoca amargura.
El sabor salado es apropiado para los riñones y para páncreas-bazo. La sal fortalece una mente-corazón débil y mejora la concentración. Tiene un efecto refrescante, desintoxica y puede purgar. Quienes más se benefician con los alimentos saldados son las personas nerviosas y delgadas. Debe restringirse para personas con sobrepeso, letárgicas y con presión arterial alta. El salado es gusto por la vida que aumenta todos los apetitos. El exceso de gusto lleva al hedonismo, el ansia de complacencia en todos los placeres sensoriales que el cuerpo pueda obtener físicamente. El salado hace que el cuerpo retenga agua.
“Conocer las cualidades de los sabores –explica el Dr. Duarte- nos permite saber que debemos alejarnos del picante si estamos iracundos; que debemos evitar el dulce por mucho que se nos antoje cuando ya hemos sido demasiado complacientes y permisivos con nosotros mismos, y si ello nos ha llevado a tener sobre peso entonces si es buena idea optar por el picante. Conocer los sabores nos permite también saber que un poco de amargo nos puede impulsar a generar los cambios que necesitamos”.
El Dr. David Duarte es Médico Cirujano y Homeópata por el Instituto Politécnico Nacional y Médico Unani por la Universidad de Jamia Hamdard de Nueva Delhi, India. Cuenta además con estudios en la medicina. Informes en el blog davidespagiria.blogspot.com