El miedo lo podemos experimentar a lo largo de todas nuestras vidas y dependerá de la etapa que estemos atravesando cada quien, de los desafíos que tengamos en ese momento del desarrollo y de cómo respondamos ante tales eventos. Existen tantos miedos como personas, ya que el miedo se vive de manera diferente por cada uno de nosotros, sin embargo podemos identificar los siguientes como los miedos más comunes: El miedo a la oscuridad, a tener un accidente, a que suceda un acontecimiento natural peligroso (sismos etc.), a perder a un ser querido, a las alturas, etc…
Cabe destacar que también los miedos responden al momento histórico y cultural que se vive en cada sociedad. Así, podemos destacar que en nuestro país tendríamos más miedo al secuestro o a un asalto, que en países europeos donde pueden tener más temor a un conflicto bélico.
¿Qué podemos hacer ante el miedo?
Como hemos visto, todos somos susceptibles de experimentar miedo en algún momento de nuestras vidas, así que lo más importante es detectar la existencia de un miedo que se haya convertido en un obstáculo para realizar nuestras actividades diarias. Si es así, tenemos que identificar en qué momento comenzó a experimentarse y sobre todo ¿Cuál es la idea que tenemos de lo que nos podría pasar ante aquello que nos causa el miedo? y ¿cómo respondemos ante este miedo? Es decir, nos paralizamos, nos enojamos, lloramos, pedimos ayuda, etc.
Es importante analizar lo anterior con el apoyo de un proceso terapéutico adecuado, ya que precisamente una de las características del miedo es que no podemos enfrentarnos a aquello que nos da temor. Existen corrientes que nos ayudarán a enfrentar poco a poco nuestros miedos hasta que estos vayan disminuyendo y podamos retomar nuestra vida cotidiana sin complicaciones.
Otros procesos de terapia nos ayudarán a descubrir la raíz de nuestro miedo en nuestra historia personal, para así poder atacar las causas y condiciones en que se gestó y disminuir sus efectos nocivos en nuestra vida actual. En cualquier caso, lo más importante es acudir con un terapeuta capacitado para tratar este tipo de casos y no confrontar los miedos sin ayuda profesional, ya que puede generar consecuencias contraproducentes. Una vez que podemos comprender nuestros miedos estamos en mejor posición para hacerles frente. Citando a la física francesa Marie Curie “Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender”.