La ansiedad es un estado emocional en el que las personas se sienten inquietas, aprensivas o temerosas. Al igual que otras emociones, va acompañada de modificaciones fisiológicas que representan una preparación para la acción. De esta manera, la ansiedad puede ser considerada como una respuesta apropiada a una situación de emergencia y esfuerzo o a la anticipación de dicha situación, a través de la cual la persona se prepara para una adaptación más eficiente. Es por ello que frecuentemente las personas experimentan ansiedad frente a situaciones que no pueden controlar o predecir, o ante situaciones que parecen amenazantes o peligrosas.
Un gran número de personas experimentan, sin aparente intolerancia, un grado considerable de ansiedad en el transcurso de sus actividades cotidianas. Parte de esta ansiedad puede producirse a causa de una vida activa en la que nos enfrentamos a serias tensiones profesionales, sociales y competitivas; sin embargo, únicamente algunas personas experimentan la ansiedad como una enfermedad que dificulta y limita su vida.
No obstante, la mayor parte de las veces, la persona no sabe por qué se siente ansiosa. La ansiedad puede ser considerada como un miedo cuya causa es desconocida concientemente por quien lo experimenta. Los síntomas de ansiedad son similares a los del miedo: palpitaciones, respiración suspirosa, palidez, pérdida del apetito, nauseas, diarrea, temblores, sudoración, etc., pero, mientras que en el caso del miedo la causa es conocida, en la ansiedad la causa permanece oculta a los ojos de la persona que la padece y a los que la observan. Este factor es lo que hace que la persona se sienta impotente con respecto a su sentir, ya que la posibilidad de llevar a cabo una acción que disminuya la ansiedad se ve obstaculizada por no ser conciente de su motivo original. Sin embargo, las personas muestran una fuerte tendencia a localizar su miedo en una causa o situación más o menos concreta y definida, como son las enfermedades, la locura, el cáncer, la muerte, o los diversos objetos fóbicos.
Aunque coloquialmente se suelen utilizar los términos ansiedad y angustia indistintamente, clínicamente el término ansiedad se emplea para referirse al aspecto puramente psicológico, subjetivamente vivenciado como un estado de inquietud, sentimiento de amenaza y temor indefinido, y la palabra angustia para describir la vivencia somática de la ansiedad sentida como malestar corporal vago y, muy especialmente, constricción torácica y cardiaca.
Como es natural, existen diversos grados de ansiedad, desde una simple sensación de inquietud, hasta una intranquilidad constante, sensación de peligro, inquietud psicomotora, estados de pánico y terror.
Dentro de sus numerosas variedades, la ansiedad se presenta en dos formas: la ansiedad de fondo y las crisis paroxísticas.
El síntoma esencial de la ansiedad de fondo es la espera ansiosa, entorno a la incertidumbre e inquietud de la vida de la persona y su comportamiento. Cualquier circunstancia nueva o suceso imprevisto despierta y reactiva la ansiedad. Estas personas le teman a todo y a nada al mismo tiempo. Una de las afirmaciones más frecuentes es que en todo momento se sienten obligados a pensar lo peor. La indecisión, la duda y el dilema ante la necesidad de una elección son característicos, ya que tienden a ver sólo los aspectos negativos, inciertos o amenazadores de toda determinación. Estas personas suelen padecer de alteraciones en el sueño, contracción muscular continua, sensación de fatiga crónica, debilidad, sentimientos de astenia e incapacidad, trastornos de la sexualidad, etc.
Por otro lado, las crisis paroxísticas son conocidas como ataques de pánico. La persona experimenta una gran inquietud, sensación de ahogo, constricción torácica y opresión cardíaca. Estas sensaciones se acompañan de un sentimiento de muerte inminente (a pesar de que no se está cerca de la muerte), terror e impotencia. Después de la crisis, la persona suele quedar muy asustada, temiendo que vuelva a repetirse.
Las personas que sufren de ansiedad pueden ser tratadas con distintos tipos de psicoterapia. Algunas formas de psicoterapia se enfocan más en las manifestaciones sintomáticas de la ansiedad y el tratamiento consiste en técnicas de exposición graduada, confrontación y modificación de las creencias negativas e incorrectas. También se sugieren estrategias de relajación, respiración y manejo del estrés. Las terapias de corte psicoanalítico se centran más en encontrar las motivaciones profundas que generan y perpetúan los estados de ansiedad. Los fármacos ansiolíticos son recomendados cuando los síntomas somáticos se encuentran muy comprometidos en el cuadro ansioso.
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