Es frecuente que el embarazo y la maternidad se consideren social y culturalmente como aspectos que sólo le atañen a la mujer, dejando de lado la participación y las emociones del hombre al respecto, actitud que en ocasiones le dificulta al padre disfrutar la experiencia de estar esperando un hijo y que incluso en algunos casos, puede llegar a afectar el proceso de asumirse como tal.
Es importante que el embarazo se viva como una etapa de la pareja en la que ambos se unirán y se apoyarán a favor del nuevo integrante de la familia que viene en camino, pues es un periodo en el que ambos experimentarán muchas emociones y enfrentarán muchos miedos. Idealmente, el hombre debe vivir la experiencia de ser papá con una gran emoción, pues se presenta la oportunidad de trascender a través de los cuidados y la crianza de una nueva vida.
Asimismo, la paternidad también puede venir acompañada de miedo, por los cambios que se presentarán al tener un nuevo miembro en la familia. Algunos hombres manifiestan temor a ser desplazados por el bebé, alejarse de su pareja y de la rutina que llevaban cuando sólo eran ellos dos. Aquí es importante que la pareja hable abiertamente sobre estos miedos; de lo contrario, si el hombre calla, la mujer pensará que él se siente bien con la situación y no pondrá atención en ese aspecto. No obstante, es importante señalar que el temor del hombre al cambio en la relación de pareja es totalmente normal y no repercute en su amor e ilusión hacia el bebé. Por otro lado, es común que el hombre se muestre ansioso en el aspecto sexual con su pareja durante el embarazo. Muchas veces esta etapa transcurre entre un gran deseo de continuar normalmente con su vida sexual y, por otro lado, le da mucho miedo, pues temen lastimar a su pareja o al bebé. En este sentido es muy importante que la pareja se informe adecuadamente primero sobre el estado físico de la mujer, en caso de que tuviera algún riesgo en el embarazo que le pudiera restringir la actividad física; de no ser así, platicar con su ginecólogo sobre posiciones que pudieran ser más cómodas y satisfactorias para ambos. Nuevamente aquí la clave será la comunicación clara y abierta entre ambos para transmitir los miedos, así como de los deseos y necesidades de la pareja. Es importante que el hombre se muestre sensible y tolerante ante los cambios emocionales que experimenta la mujer, mismos que repercutirán en su deseo sexual.
La mujer por su parte, se encuentra inmersa en grandes cambios en su imagen corporal y experimenta sensaciones raras y nuevas en su cuerpo (pataditas, el movimiento del bebé, cambios de humor etc.). Estos cambios le permiten que a lo largo de los nueve meses desarrolle un vínculo especial con el bebé y, quizá, asuma de forma más rápida su maternidad, pero el hecho de que el hombre no puede tener estas sensaciones por no ser él el portador del bebé, no impide que pueda sentirse vinculado a él. Es importante que la mujer comente con su pareja las sensaciones que tiene y lo involucre en los cambios físicos. Por lo anterior, se recomienda que el padre acuda siempre a las citas con el médico, pues de esta forma vivirá de cerca el proceso de desarrollo del bebé, vinculándose además a un nivel más profundo como pareja.
Al momento del parto, el rol del hombre es sumamente importante, pues la mujer experimentará mucha angustia, desde el dolor del parto, la confusión por el cambio corporal, cambios hormonales e, incluso, el duelo de no tener más el bebé dentro de ella, por lo que la pareja tendrá que mantenerla tranquila y establecer el contacto con los médicos y la familia. Hoy en día, las instituciones médicas permiten ya el acceso del padre al quirófano, para que pueda vivir paso a paso el nacimiento de su hijo, favoreciendo su vínculo con él, así como con su pareja, ya que, aunque el hombre no esté experimentando físicamente el dolor del parto, sí se encuentra ligado a un nivel emocional muy profundo con su pareja lo cual le permite ser empático hacia el dolor.
Un rol clave que desempeña el padre tanto en el embarazo, el parto así como después del nacimiento del bebé, es brindarle a la madre soporte emocional, pues la mujer tiene depositada toda su energía mental y, en ocasiones, hasta física en el bebé y deja de poner atención a otros aspectos de la vida, desde lo económico hasta algunas necesidades de la familia. Por lo tanto, el hombre en ocasiones deberá actuar como sostén de toda la familia en lo que la madre recupera su ritmo de vida.
Para concluir, cabe señalar la importancia de que las mujeres permitamos que nuestra pareja se involucre en el embarazo, ya que, en ocasiones, nosotras mismas ponemos una barrera y es difícil que el otro participe … se vale dejarse apapachar.
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