Los pies de los niños no terminan de desarrollarse hasta alcanzar la edad adulta, sin embargo, cuidar y observar los primeros pasos de nuestros hijos, es fundamental para detectar cualquier anomalía.
De acuerdo con Gloria Newell, Directora General de Piedica México, conocer si alguno de los padres ha tenido o tiene algún problema en los pies es esencial ya que existe cierta predisposición a que un niño con antecedentes familiares de pies planos, por ejemplo, tenga el mismo problema.
“Los pies de los niños tienen una gran flexibilidad porque sus articulaciones y ligamentos están aún sin formar. Es fundamental asegurarse de que tienen un crecimiento sano. Si bien algunas anomalías son habituales a su edad, otras requieren supervisión y un adecuado tratamiento”, explica la especialista.
Subraya sobre la importancia de elegir el calzado correcto y probarlo al niño antes de comprarlo. Éste, debe ser flexible, ligero y con una forma parecida a la del pie, más o menos cuadrangular, que disponga de buenos refuerzos laterales y posteriores, además de ser transpirable y sobre todo, de su talla.
Hace algunos años, si un niño tenía algún problema en sus pies estaba condenado a utilizar unos botines incómodos y duros llamados zapatos ortopédicos que inmovilizan la función del pie y que afectaban la autoestima del pequeño.
En la actualidad, indica Gloria Newell, se puede realizar una evaluación con el uso de tecnología europea computarizada que superan los antiguos tratamientos de dolor de pies y problemas posturales en niños.
“Los tratamientos actuales permiten evaluar las anormalidades del pie detectando diferentes tipos de patologías -como pie plano, equino, valgo, aducto, pie talo o alteraciones en la marcha, entre otras. Existen diferentes tipos de plantillas personalizadas que pueden corregir los problemas de pies, las cuales pueden usarse con calzado de paseo o con calzado deportivo, facilitando que el niño pueda realizar su actividad físico-deportiva con normalidad”, puntualiza Newell.
Principales alteraciones en los pies
Pie plano: Es el defecto más frecuente. El recién nacido no tiene arcos de los pies. Se denomina pie plano flexible infantil y es fisiológico hasta los tres años (desaparece solo). Aun en el caso de que no se corrija del todo, no causa demasiadas molestias, aunque a veces provoca cansancio al caminar o dolor en la planta del pie.
Tratamiento. Es bastante controvertido. Gloria Newell recomienda hacer ejercicios específicos con el pie, siguiendo las indicaciones del especialista. “Hay que procurar que el niño camine por terrenos irregulares y blandos, ideales para el fortalecimiento de la musculatura de la planta del pie. Existe otro tipo de pie plano congénito, denominado rígido. Sus acusadas características (el pie no presenta apenas movilidad) hacen que se detecte al nacer, y debe corregirse de inmediato con yesos, férulas y, si es necesario, cirugía”.
Pie equino-varo: El pie está curvado hacia dentro y hacia abajo y permanece rígido. Se denomina también pie zambo. Es más frecuente en niños que en niñas y puede afectar a uno o a los dos pies.
Tratamiento. Se suele corregir con cirugía. Se realiza con anestesia general y el niño debe permanecer ingresado varios días. Sin embargo, la ejecutiva, menciona que ya se empieza a usar el método Ponseti, un tratamiento no agresivo basado en manipulaciones, yesos y férulas ortopédicas. Evita la cirugía casi siempre y permite corregir la posición inicial de los pies en unos dos meses. Después, el pequeño deberá llevar botas ortopédicas.
Pie aducto: La mitad anterior del pie apunta hacia dentro. Es una malformación de origen congénito o por una mala posición en el útero que, si es leve, puede no detectarse hasta que empieza a andar.
Tratamiento. Normalmente se endereza solo. El tratamiento depende del grado del problema e irá desde el control de la postura al uso de calzado especial, correctores nocturnos o cirugía.
Pie talo: Se produce cuando la punta del pie apunta hacia arriba.
Tratamiento. En los casos en los que responde a un defecto postural en el útero, suele desaparecer sin tratamiento o con ayuda de masajes específicos. Si se debe a una deformidad estructural, el pie suele estar más rígido y ha de enderezarse con férulas de yeso o prótesis.