La diabetes melitus es una enfermedad crónica, degenerativa con fuerte incidencia en la salud pública, es causa importante de muerte, discapacidad y de altos costos de atención. En nuestro país hay más de 10 millones de personas que padecen la mortal enfermedad y el 20% de la población enferma (2 millones), sabe que la padece.
Del las aproximadas 8 millones de personas que sí conocen su condición, el 30 por ciento; es decir cerca de dos millones y medio de la población enferma no lleva ningún tratamiento. Más de cinco millones tiene un control pobre de la enfermedad, lo que se traduce en que más de las dos terceras partes de los pacientes están en riesgo de sufrir complicaciones por diabetes.
Las complicaciones crónicas en la diabetes, le otorgan el carácter de enfermedad con altos índices de mortandad y discapacidad. El sistema Nacional de Información en Salud, enlista a la diabetes mellitus en la primera posición, dentro de las principales causas de defunción en personas en edad productiva, tanto en hombres como en mujeres. La diabetes causa el 48% de amputaciones de los miembros inferiores, el 15 % de los casos de infarto, y el 13% de los tratamientos renales.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la primera causa de ceguera en los adultos; aproximadamente el 20 % de la población recién diagnosticada con diabetes tipo 2 ya presenta retinopatía diabética, alteración de la visión que al cabo de 15 años provoca ceguera en el 2% de los pacientes y serios daños visuales en 10% de las personas con la enfermedad.
Entre el 4 y 5 % de los presupuestos de salud se gastan en las enfermedades relacionadas con la diabetes estima la Organización Mundial de la Salud. Los gastos médicos de un paciente con diabetes son hasta cinco veces más altos que los de una persona sin esta enfermedad. Es la primera causa de ingreso a los hospitales, genera la mayor parte de las visitas médicas para la adquisición de aditamentos médicos y medicinas.
Dentro de la carga financiera “baja” entran las consultas médicas, los medicamentos, la insulina, accesorios, etc. Hasta los asuntos que implican un costo elevado como la permanencia en hospitales para el tratamiento de complicaciones.
De acuerdo a la Federación Mexicana de Diabetes, las acciones tempranas que se realicen durante el desarrollo de la enfermedad son benéficas en cuanto a costo, específicamente si estas acciones pueden prevenir la hospitalización. Lo ideal es más pacientes con diabetes sigan disfrutando de una vida productiva, tanto en empleos como en sus hogares, ya que las discapacidades, la ausencia por enfermedad, retiro prematuro o muerte temprana, implican los costos indirectos de la enfermedad. Los costos intangibles o psicosociales, tienen un alto impacto en los pacientes con diabetes y sus familias; el estrés, el dolor, la ansiedad afectan la expectativa y la calidad de vida del diabético.
Por ser la diabetes una enfermedad crónica requiere la participación activa del paciente para el mejor control y tratamiento. Esto se logra con la educación de la enfermedad, el tratamiento médico, la dieta y el ejercicio físico.
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