La Hepatitis C es una enfermedad relacionada con un virus del mismo nombre, que provoca que el hígado se inflame. Se sabe que alrededor de 1.5 millones de personas están contagiados.
“Lo más peligroso de este virus es que no causa síntomas cuando entra a nuestro cuerpo, de hecho pasan años hasta que se logre identificar. Sólo cuando el daño ya es muy avanzado, suele sentirse una enorme fatiga” explica el Dr. Nahum Méndez Sánchez, gastroenterólogo de Médica Sur y Vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Hepatología.
¿Cómo me puedo contagiar?
Se presenta por contacto de sangre con sangre, las personas que reciben trasfusiones, que se realizan perforaciones o tatuajes. “Es importante que todas las personas que recibieron sangre antes del noventa, se realicen un examen para identificar el virus, ya que sólo hasta 1989 se descubrió su existencia.”
“La gente que se dedica a los cuidado de la salud, se encuentran en especial riesgo, por lo que es importante que también se realicen el análisis” agrega.
A diferencia de lo que sucede en nuestro país, en donde la propagación del virus se ha dado a través de trasfusiones sanguíneas, en Europa y Estados Unidos de Norteamérica se trasmite por el uso de drogas intravenosas.
¿Qué pasa cuando ya está en mi cuerpo?
Cuando el virus entra, pueden pasar de 20 a 30 años para que se tenga algún síntoma. Sólo un grupo de menos de 10 por ciento, llegan a presentar un cuadro agudo, es decir, una hepatitis como la que todos conocemos en la que nos ponemos amarillos y se siente malestar general.
“La sintomatología depende del tipo de virus que se contraiga, se sabe que hay 6 formas que se llaman genotipos. La más común y agresiva es el tipo 1, que es el más frecuente en México y en el mundo, a veces a los 20 años ya se tienen manifestaciones. Los que tienen una variedad menos agresiva, el tipo 2, pueden tener manifestaciones hasta después de 30 años” explica.
¿Qué pasa si estoy contagiada y voy a tener un bebé?
Hay una transmisión vertical, pero al nacer el bebé tiene un buen sistema de defensa, la mayoría de los niños depuran el virus. Sin embargo, se recomienda que una vez que el bebé nace, se realice una revisión al menos cada año, para monitorear la presencia del virus. En caso de que resulte positivo se le proporciona tratamiento.
El diagnóstico
Desgraciadamente tiende a identificarse cuando el problema ya es avanzado. De ahí que sea tan importante realizarse un examen de sangre rutinariamente, sobretodo, si se recibió una trasfusión antes de los 1990.
El tratamiento
«El diagnostico es lo más importante, pero cuando ya se ha identificado, existen opciones de tratamiento farmacológico que efectivamente pueden curar a la persona, y evitar el problema siga aumentando» puntualiza el Dr. Méndez.
Algunas complicaciones que se llegan a dar, de no se tratados oportunamente son:
• Cirrosis. Es una laceración del hígado que se caracteriza por múltiples cicatrices que puede haber en este órgano. Generalmente provoca retención de líquidos, que se manifiesta como hinchazón de piernas y pies.
• Várices en el esófago. Que pueden sangrar y provocar vomito, es una situación que lleva al hospital.
• Encefalopatía hepática. Se manifiesta con alteraciones en el estado de ánimo, se pierde dimensión del tiempo y espacio, en la medida que aumenta, pueden incluso desconocer a la familia.
Medidas para evitar el contagio
• Se recomienda que en una familia, se tenga cuidado para no confundir los cepillos de dientes y las hojas de afeitar.
• Es muy bajo el índice, pero sí puede haber contagio durante las relaciones sexuales, sobretodo con la Hepatitis B.
• No se transmite a través de besos o por convivir con una persona.