Abuso y mal uso de antibióticos acarrean consecuencias que van desde diarreas controlables hasta la propagación de una grave amenaza de salud pública como la resistencia microbiona.
La llegada de la temporada otoño-invierno provoca que aparezcan entre la población cada vez más casos de resfriado común, influenza, bronquitis y tos, los cuales suelen ser atendidos en consulta de primer nivel, donde se prescriben entre 80 y 90% de las recetas de antibióticos [1].El tema es que, del total de casos de infecciones respiratorias, apenas entre 10-15% requiere este tipo de tratamientos, lo que coloca a los pacientes en riesgo de padecer desde malestares como diarrea asociada a estos medicamentos hasta amenazas de mayor gravedad como la resistencia antimicrobiana [2].
En opinión de José Lorenzo García, Director Médico del laboratorio Biocodex México, algunas recomendaciones para un consumo responsable de antibióticos en esta temporada de frío son [3]:
- Los antibióticos curan solamente enfermedades de origen bacteriano, no un dolor de espalda o un resfriado común (de origen vírico)
- No se deben usar los antibióticos que sobraron de ocasiones anteriores, ni tampoco compartirlos con alguien más, ya que cada persona y tratamiento son diferentes: sólo el médico puede decidir cantidad y duración
- Antes de tomar antibióticos es imprescindible consultar al médico
- El no tomar en cuenta estas recomendaciones aumenta el riesgo de que cualquier persona, de cualquier edad y país, pueda contraer una infección resistente a los antibióticos: de ahí la importancia de su consumo responsable
En el caso de las personas que consumen antibióticos debidamente recetados, es importante señalar que que no siempre los que eliminan más bacterias son los mejores, puesto que muchas de ellas tienen una actividad beneficiosa para el organismo, la cual se ve comprometida por el efecto del medicamento.
Por eso es que se recomienda que todo tratamiento con antibióticos vaya acompañado de toma de probióticos, microorganismos vivos que podemos encontrar en los productos lácteos y alimentos fortificados, pero también en comprimidos, cápsulas y sachets, que en este caso contribuyen al cuidado y fortalecimiento de la microbiota intestinal y la función inmunitaria [4].
Pero no todos los probióticos tienen la misma efectividad debido a su origen, detalla el Dr. García: “Por ser desarrollados a partir de alguna bacteria, 75% de estos productos son vulnerables a la acción de los antibióticos. En contraste, el probiótico de origen natural desarrollado a partir de la levadura Saccharomyces boulardii CNCM I-745 resulta altamente resistente a los antibióticos y altamente efectivo para prevenir y reducir las diarreas asociadas a antibióticos y reestablecer la salud de la microbiota intestinal”.
Desde su descubrimiento, los antibióticos han servido como la piedra angular de la medicina moderna. Sin embargo, sus persistentes abuso y mal uso han favorecido desde molestias controlables, como la diarrea, hasta problemas salud pública a nivel global como la resistencia antimicrobiana, por lo que su consumo responsable es hoy una prioridad.
Con información proporcionada por laboratorio Biocodex México[.]
[referencias]